Estereotipos del ballet #1

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En el ballet existen demasiados de éstos y uno de los más utilizados es la tradicional imagen de los niños jugando al fútbol y las niñas practicando ballet. Este estereotipo provoca que muchos niños no practiquen danza por miedo al rechazo. La escasa popularidad que recibe el baile entre los niños provoca que éstos no muestren deseo de practicarla.

Sin embargo, en los casos de niños que tienen conocimiento de su existencia, y tal y como expone Maite Cobo, psicóloga infantojuvenil y orientadora educativa, iniciarán el camino de la danza si se cumplen diversos factores:

•Que comiencen a una temprana edad, cuando todavía los estereotipos no han hecho demasiada mella en ellos.

•Que haya una sensibilización familiar libre de prejuicios, que permita que el niño valore y aprecie la danza.

•Que el menor tenga confianza en sí mismo, a fin de que no le afecte lo que puedan decir los demás de él.

Como expone la psicóloga infantojuvenil Maite Cobo, la elegancia que acompaña al baile, especialmente al ballet, o la delicadeza y la suavidad que muestran sus movimientos, han ido generalmente asociados a lo femenino. Sin embargo, del género masculino se espera fuerza, rudeza e incluso ciertas dosis de agresividad, ya que son variables que han sido utilizadas durante miles de años para la supervivencia de la comunidad.

Una idea que comparte Quino Ferrer, licenciado en Trabajo Social y Sociología, quien asegura que, además de por la tendencia biológica de los niños hacia la lucha, los pequeños se decantan por el fútbol porque éste lo invade todo. "Los éxitos de los futbolistas se consideran en la sociedad como lo mejor que te puede pasar en la vida", subraya el sociólogo.

De hecho, la reconocida psicóloga deportiva Patricia Ramírez plasmaba recientemente este estereotipo en su libro "¿Por qué ellos sueñan con ser futbolistas y ellas princesas?", que fue un gran éxito.

Junto a ello, también es importante destacar que los estereotipos y prejuicios asociados a este tema varían en función de la cultura y la comunidad. Según Maite Cobo, también orientadora educativa, en todo el país existe cierto prejuicio en este tema, aunque el nivel de rechazo por los niños que practican danza es distinto en cada territorio, debido a la propia idiosincrasia cultural de la zona.

Por ejemplo, en ciudades como Barcelona o Madrid la evolución se ve más claramente, ya que son grandes ciudades que albergan a una población más cosmopolita y diversa, explica la psicóloga Maite Cobo.

Como ambos especialistas opinan, la sociedad en su conjunto está cambiando y este estereotipo está siendo superado gracias a la herramienta más importante que tiene la sociedad: la educación.

Según el sociólogo Quino Ferrer, los educadores y todo el personal que trabaja con niños ya está viendo la importancia del baile, ahora falta que estos mensajes lleguen a los padres a nivel de masas. "Como todo avance social, siempre debemos empezar por nosotros mismos, por nuestras casas", apunta el sociólogo.

El primer espejo en el que se miran los niños es el de sus padres, por lo que su opinión afecta de manera directa en su comportamiento. Como explica Imma Abad, especialista en psicología infantil, los padres tienen una gran influencia en los primeros años de sus hijos, hasta el punto que, en gran medida, se acaban comportando como ellos esperan. Es decir, de ellos copian comportamientos y actitudes.

En muchas ocasiones son los propios padres los que educan a su hijo para que juegue a deportes considerador por ellos como "masculinos", y rechazan la propuesta de la danza. Como consecuencia, y según la psicóloga Imma Abad, si lo que a los niños les gustaría hacer entra en contradicción con lo que saben que sus padres esperan de ellos, se produce un desajuste emocional y dejarán de hacer aquello que quieren hacer. Por lo tanto, si los padres sólo le muestran una realidad, el niño no podrá descubrir qué le gusta y qué no.

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