Muerte.

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Molly aún sigue en shock. No puede ni siquiera soltar el arma que sostiene aún ante el cuerpo del hombre muerto. No puede moverse, ni siquiera puede pensar. Es Blood la que se acerca a ella corriendo, arrodillándose y por un momento cree que va a darle un puñetazo. En cambio, quita con delicadeza el cuerpo de su hermano y ayuda a Molly a ponerse de pie. Observa por unos segundos a Black con cierta melancolía, pero de inmediato toma el arma de Molly. Se nota la seguridad en su rostro: aquella chica es una luchadora.

Es diferente a Molly. Blood no ha sido entrenada toda su vida para ser una luchadora, ha sobrevivido a todo tipo de situaciones y ha logrado su objetivo. Por minutos, Molly quiere ser como ella.

—Lo siento, Blood. Lo siento tanto —comienza a susurrar Molly aún horrorizada por su acto. No quiere mirar a Black, muerto en el suelo por su culpa. Blood no lo hace, pero ambas saben que quiere hacerlo.

—Eso no era mi hermano, Molly —la anima con una mirada de ternura que Molly nunca ha visto en ella. En ese momento es cuando quiere llorar en el suelo, abrazando a los hermanos, uno vivo y otro muerto. Pero se controla y suspira mientras Blood le quita la sangre del rostro.

Blood tira de su brazo para comenzar a correr hacia un lugar que parece conocer. Es una suerte que la chica sabe por dónde ir, ya que Molly no tiene coordinación por el shock, los golpes y todo en general. Nota uno de sus ojos caídos y supone que se debía a alguno de los puñetazos que Black le ha dado. En algún momento de la carrera, lleva su mano a su boca y nota cuánto sangra. Debe lucir como un verdadero desastre y se pregunta cómo iba a curar todas esas heridas. Aunque al instante esos pensamientos son reemplazados por el de cómo sobrevivirá.

Le sorprende que Went no grita aún su nombre en medio de la niebla. Y ese miedo logra que mire a todos lados esperando su ataque. Pero entre la niebla solo puede ver oscuridad. Quiere sentir tranquilidad y creer que se ha rendido o muerto. El pensamiento le da escalofríos, no soluciona la incertidumbre que vive.

—¿Dónde está Owen? —pregunta Blood quedándose quieta en una posición. Cuando Molly quiere seguir avanzando, la morocha detiene su movimiento tomándola del brazo mientras niega—. Él dijo que estaría aquí.

La sensación de ansiedad invade a las dos al instante, pero ninguna logra soltar una palabra mientras miran a los lados en busca de Owen. Molly busca la radio en su bolsillo, pero no puede encontrarla. Lo más seguro es que la ha perdido en la lucha y tal vez en ese momento Owen está gritándole cosas desde la radio. Luego recuerda que Blood también tiene una y no existe sonido alguno aún.

—Vamos, Owen —susurra Molly insistente, moviéndose incómoda en el lugar. Lamenta hacer eso, ya que al instante su cuerpo le devuelve la acción, sus heridas están peor de lo que piensa. Vuelve a rogar por Owen y por arte de magia, lo llama.

Aunque nunca se espera que llegue de ese modo.

Un autobús escolar aparece de la completa nada con Owen al volante. El vehículo se tambaleaba de un lado al otro por la increíble vuelta que hace para encontrarse con las chicas, pero después de eso luce bastante normal. No cree que los Guardianes tengan escuelas donde sus hijos robots van, pero luego recuerda que existe Glory City, el lugar donde eso sí sucede.

Farewell City [Farewell City #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora