Capítulo XXIV: Sweet lies

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—No me puedo creer esto. —Avery comenzó a reír—. Retiro lo que dije antes, de todas las decisiones estúpidas que podías hacer, esta es sin duda la peor.

—¿El qué?

—Draco Malfoy, eres capaz de perdonar a todos menos a ti mismo, ¿qué clase de persona hace eso? —Avery volvió a reír—. Creo que alguna vez te dije que podías perder a muchas personas en tu vida, pero la única que siempre tenías que mantener a tu lado era a ti mismo. ¿En qué parte del camino te caíste tú?

Draco se mantuvo en silencio durante varios segundos antes de contestar—: No lo sé.

—Bueno, deja que te lo diga yo. —El hombre tomó una profunda respiración—. El día que entraste aquí pensé que eras como un muñeco de porcelana. Y no lo digo por tu piel pálida, sino por tu sangre. Un chico de la aristocracia que vivió toda su vida entre algodones y que vio su vida sometida a un infierno por la ambición de su padre. —Draco agachó la mirada—. Tenías algunas grietas, pero no estabas roto. No al principio, pero los años fueron pasando y las grietas se fueron haciendo más grandes.

»En algún momento de tu estancia aquí, cuando me hablabas de la chica, pensaba que quizá no eras un muñeco de porcelana, sino más bien eras como el Hombre de hojalata, buscando un corazón real. Pero no, estaba en lo correcto desde el comienzo. Eres un muñeco de porcelana. El problema ha sido que cuando has salido de aquí has tomado un camino, porque, como dijo Lewis Carroll, «si no sabes a dónde vas, cualquier camino te llevará allí». Elegiste el camino de baldosas amarillas, el problema es que te engañaste a ti mismo, fuiste incapaz de ver que estabas en el camino incorrecto.

—¿Cómo sabes que es el incorrecto?

—Porque el diablo sabe más por viejo que por diablo, muchacho. Y yo tengo muchos años —replicó el anciano—. Repito lo que dije antes, la única persona a la que nunca debes perder es a ti mismo y tú te has ido rompiendo. Esas grietas se han convertido en trozos que has ido perdido por el camino, te has ido destrozando a tu mismo, quitándote esos pedazos de ti para remediar todas las heridas que causaste en otros y te has intentado reconstruir a ti mismo con las piezas que nunca encajaron dentro de ti, el problema es que por mucho que lo intentes no puedes encajar a la fuerza una pieza por mucho que rompas el molde para poder poner ese trozo.

»Solo estás empeorando las cosas con eso. Has perdonado muchas cosas de ti, has perdonado a lo que te hizo daño y has superado esos demonios que te afligían. Te has enfrentado a lo que tenías que enfrentarte y has dado los pasos necesarios para acercarte a ese nuevo comienzo que necesitas, el problema es que hay algo que todavía no has conseguido. Y eso es perdonarte a ti mismo. Y por mucho que creas que lo has hecho sabes que no es así.

Cada palabra de Avery estaba intercalada con la tos seca del hombre o con sus pausas para tomar aire. A pesar de la poca iluminación Draco era consciente del estado precario del hombre, prácticamente como si estuviese golpeando las puertas de la muerte.

—¿Qué quieres decir? —inquirió Draco—. Visite la tumba de mi madre y le pedí perdón, estoy con Hermione y ella me ha perdonado, he arreglado las cosas con mis amigos y estoy reconstruyendo mi vida, ¿qué se supone que no he perdonado de mi mismo?

—Ese es el problema, Draco, que no eres capaz de verlo. Perdonarte a ti mismo no es lo mismo que perdonar a un niño de que se metió con una chica durante el colegio y que la víctima acepte tus disculpas, no es igual que perdonar al chico encerrado en una celda que no pudo estar con su madre, no es lo mismo que aclarar las cosas con tus amigos y comenzar de nuevo con ellos. Eso son solo momentos determinados. Asuntos pendientes de una vida de sufrimiento y algodones. De cristales brillantes que terminaron rompiéndose y cortándote en el proceso.

Redención [Dramione]Where stories live. Discover now