Capítulo XIV: Been through

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El hombre inspiró y asintió distraídamente, un gesto que parecía ser la confirmación de que decidía hablar o al menos intentarlo.

—Vale, los temas serán los de siempre: Azkaban, Hogwarts, tu situación durante la guerra... —hizo una pequeña pausa—, o Hermione Granger. Tú decides.

Draco hizo una mueca ante la mención del nombre de la castaña, sus ojos clavándose en Heather antes de contestar, arrastrando las palabras.

—Hogwarts.

Si la terapeuta estaba sorprendida por la elección no lo demostró, aunque quizá por dentro si estuviese asombrada por el cambio de tema, después de todo parecía que Draco solo era capaz de hablar sobre sus días en Azkaban, incluso si la información que dejaba salir era como cemento en proceso de solidificarse cayendo a cuenta gotas.

—Está bien, dime, ¿cómo te sentiste durante tu sexto año en Hogwarts? —cuestionó ella.

Draco apretó los labios y pensó de qué manera contestarle, sabía perfectamente que era lo que Heather buscaba y qué puntos quería tratar.

—No fue mi mejor año —finalmente respondió.

—De eso estoy segura. —La mujer se acomodó en la silla—. Pero dime, ¿por qué no fue tu mejor año?

—Bueno, con una marca en tu brazo las cosas se complican, ¿no crees?

Ella pestañeó en su dirección y Draco se acomodó en la silla, dispuesto a hablar.

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Draco caminaba de manera despreocupada por uno de los desiertos pasillos de Hogwarts, la mayor parte de los alumnos estaba cenando en el Gran Comedor por lo que aprovechó ese momento para ir hasta la Sala de los Menesteres a arreglar el armario. Escuchó unos pasos rápidos acercarse y se giró en dirección al sonido, dispuesto a encarar a quien viniese. Guardó su varita al ver a Pansy apareciendo al final del pasillo y trató de poner su mejor cara de tranquilidad.

—Draco —exclamó Pansy al verlo, corriendo en su dirección con una mueca preocupada en el rostro—. ¿Qué pasó esta tarde? Blaise me dijo que tuviste un ataque de ansiedad.

El rubio frunció el ceño, pensamientos de cortarle la lengua a Zabini para que dejara de ir con el cotilleo a Pansy rondando en su mente. Le dedicó una falsa sonrisa a la chica y se encogió de hombros de manera casual.

—No fue nada —desestimó—. Solo estaba un poco estresado, ya sabes que los profesores están siendo un poco exigentes.

Ella hizo una mueca antes de arquear una de sus finas cejas, sus ojos azules examinando el rostro aristocrático de Malfoy. Se recolocó el pelo a un lado antes de bajar directamente la mirada hasta su brazo izquierdo.

—¿Crees que no lo sé? —preguntó ella en voz baja—. ¿Crees que no soy consciente de lo que hay ahí marcado?

Draco cerró los ojos durante unos segundos antes de abrirlos y clavarlos en Pansy. Suspiró en rendición y se sentó sobre un banco que había en el desierto pasillo. La mujer rápidamente se colocó al lado del rubio, una de sus manos apretando las frías y grandes manos del slytherin, que se encontraban entrelazadas sobre el regazo del hombre.

—Puedes confiar en mí, Draco —susurró ella—. Sé por lo que estás pasando.

—¿Lo sabes realmente? —gruñó él—. No, no lo creo. No tienes ni puta idea.

—Draco.

—Voldemort me ha encomendado una jodida misión suicida que sabe que fallaré —espetó con enfado—. Me matará, y matará a mi madre y no dudo que encontrará una forma de matar a mi padre. ¿Y qué quedará de los Malfoy? Un apellido corrompido por una marca negra de una calavera y una serpiente. Eso es lo único que quedará.

Redención [Dramione]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt