Capítulo IV: The 7th Sense

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—¿Y qué piensas hacer? —preguntó de repente la mujer, paralizando al rubio.

—¿Hacer de qué? —inquirió y ella torció los labios.

—Cuando te encuentres con Granger —aclaró la chica—. ¿Qué piensas decirle?

—¿Yo? Nada. —Su respuesta fue clara y directa. No titubeó un segundo—. Además, ¿por qué debería encontrarme con ella? Vale, sí, la cagué hace cuatro años cuando hice lo que hice. Pero eso es agua pasada.

—Claro que sí. —El tono burlón de la mujer era casi insultante—. Venga, dime, ¿en el hipotético caso de que te encuentres con ella qué le dirás?

—No lo sé, Pansy —replicó con voz cansina—. He tenido mucho tiempo para pensar en Azkaban, pero esa situación es una que evité imaginarme.

La mujer no pareció conforme con su respuesta, pero no insistió. Siguieron comiendo en silencio por varios minutos antes de que Draco volviese a hablar.

—¿Qué pasó con todos? Lo de Blaise ya lo sé, pero Theo, Daphne y todos esos.

—Bueno, Theo está en Estados Unidos trabajando para una empresa —respondió—, y Daphne se casó el año pasado con Adrian Pucey y está viviendo en Nueva Zelanda.

—Oh. —Draco parpadeó sorprendido—. Supongo que a Potter y esa gente le fue bien.

—Al principio sí, en la prensa solo se hablaba de los juicios y de los logros del Trío Dorado. —Parecía disgustada con decir esas dos últimas palabras—. Potter entró a la Academia de Aurores, Weasley estuvo ayudando en el negocio de su hermano, el que tenía la tienda de bromas, y luego comenzó a trabajar en el Ministerio. —Entrecerró los ojos como si estuviese rebuscando en su cabeza—. Granger volvió a Hogwarts y estudió lo mismo que Blaise, creo recordar que está trabajando con él.

—¿La fama no se les subió a la cabeza? —inquirió y Pansy se encogió de hombros.

—Una fama que está marcada por la guerra, la muerte y la sangre derramada no resulta tentadora —dijo—. Las pérdidas humanas y los juicios casi terminaron opacando el hecho de que Voldemort había sido derrotado por fin.

Draco asintió de forma ausente y el silenció se volvió a instaurar en el lugar. Cada uno sumergido en sus recuerdos. El tic tac del reloj era lo único que se podía escuchar en aquella cocina y parecía que las cosas no iban a cambiar hasta que Pansy volvió a hablar.

—Entonces, ¿qué piensas hacer? —volvió a preguntar y el rubio trató de no rodar los ojos.

—No lo sé, Pansy. —Suspiró con pesadez—. Supongo que cuando llegué el momento lo sabré o no. No quiero forzar nada, si tenemos que reencontrarnos y arreglar cualquier asunto pendiente, entonces sucederá.

La chica le miró durante unos instantes antes de bajar la mirada a su plato. Envolvió la pasta en el tenedor y apretó los labios. Volvió a levantar la cabeza y miró a Draco fijamente. El rubio se removió en la silla y apartó sus ojos de la chica; había un brillo en ellos que Malfoy no era capaz de identificar.

—A veces me pregunto si estoy hablando con Draco Malfoy o una persona completamente diferente —susurró la mujer y él agachó la mirada.

Tras unos segundos se levantó de la mesa, recogiendo sus cosas y colocándolas en el fregadero. Volvió a pararse delante de Pansy y la miró de forma intensa durante un instante que se sintió como una eternidad, entonces separó los labios y respondió a sus palabras.

—Y yo a veces me preguntó si Draco Malfoy sigue existiendo.

Se dio la vuelta y salió de la cocina.

Redención [Dramione]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt