II. El mago

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Estaba persiguiendo a Kid él solo, su tropa había ido tras muñeco que suele utilizar, él no lo hizo porque había decidido no caer en los trucos de siempre. 

Siguió el rastro por donde su instinto le indicó, si algo había aprendido por las malas es que donde menos te lo esperes ahí aparecerá.

Se posó frente a una puerta, que daba al almacén del museo, verificó sus alrededores y vio que se encontraba solo, ninguno de sus oficiales estaba ahí. Eso hacía parecerlo como el lugar más indicado para ocultarse. Tomó su arma, sabía que Kid no mataba personas y él por eso le respetaba pero no estaba de más tenerla por precaución.

Respiro una gran cantidad de aire para después abrir lentamente la puerta sin hacer ningún ruido para evitar alertarlo.

—¡Maldición! —exclamó la silueta vestida de blanco en el fondo de la habitación y que le daba la espalda eso le podía asegurar que no lo había visto—. Ésta tampoco es, —alborotó sus cabellos con sus manos en señal de frustración—, en un rato se la devolveré al inspector Nakamori. —Pudo reconocer esa voz, no era la sensual y gruesa que solía utilizar Kaitou Kid, la voz que escuchaba le recordaba a cierto joven mago que es amigo de su hija—. Si no la encuentro no podré encontrar a esa maldita organización que mató a papá.

—¿Kuroba san fue asesinado? Entonces Toichi san era el Kid que yo perseguía años atrás —Cada vez entendía menos y se daba cuenta que no conocía lo suficiente a su vecino, que inclusive veía como un hijo pues desde que su madre se fue a Las Vegas él había quedado bajo su protección.

Respiro nuevamente para tranquilizarse, debía confrontarlo. Quería saber porqué actúa como Kid, que pasó con su padre y qué es esa extraña organización está buscando.

Avanzó lentamente por el lugar para llegar a su lado, no sin antes ponerle seguro a la puerta no quería ser interrumpido en lo que consigue la verdad.

—Kid te encuentras rodeado —dijo cuándo posicionó su arma en la espalda de su "enemigo" para alertarle de su presencia.

—Me sorprende inspector Nakamori. —Ahí estaba nuevamente esa voz que utilizaba para despistarlo—. No pensé que fuera a dar con mi escondite.

—Quiero que te voltees lentamente, con las manos en alto y me entregues la joya. Nada de trucos extraños, recuerda que vengo armado —exigió con voz fuerte e imponente.

—Está bien inspector usted gana. —La espalda que estaba frente a él lentamente se fue cambiando a la cara de su enemigo y si observaba mejor ahí podía encontrar la cara de su vecino.

Sabía que ya lo había descubierto, él estaba seguro de que Kaito era Kid pero su hija se negó ante esa idea, inclusive le mostró fotos de su cita en el parque mientras había un robo de Kid por eso le había creído, inclusive Kid dijo que se podía disfrazar de quién quisiera, lo hizo de su hija. Kaito había utilizado a su hija para despistarlo. Pero entonces su hija lo sabía o simplemente Kaito la utilizaba porque era su amiga y podía imitarla perfectamente debido a ello.

—Kaito kun me podrías decir porqué eres Kid —pidió con un tono casi de súplica. Guardando su arma.

—¿Quién es Kaito kun? —se hizo el desatendido. Eso hizo que se enfadara y se lanzó contra él. Le quitó el sombrero y el monóculo, todo eso sucedió porque Kid no se lo esperaba. Forcejeo con él y logró comprobar que no estaba utilizando una máscara.

—No lo sé, dime tú Kaito kun —dijo con sorna al tener a su merced a esa que era su rival jurado. Pues estaba casi encima de él, porque cuando se lanzó ambos cayeron al piso.

—Usted gana inspector Nakamori. —Ambos se sentaron frente a frente. Notó en ese joven una mirada tan seria que le causó escalofríos, nunca lo había visto comportarse de esa forma, él siempre lo recuerda como un joven sonriente y travieso que le gusta la magia.

La persona que menos pienses se puede convertir en tu mejor aliadoWhere stories live. Discover now