Capítulo 7

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Hooola princesas y princesos (? (nunca se sabe). 

Ya sé que les dije que escribiría a mediados del miércoles, pero resulta que el jueves tengo una prueba y tengo que estudiar para ella, por lo que ese día no podré publicar, pero bueno, aquí estoy, un día antes de lo planificado, subiendo un capítulo que espero sea bastante largo y de su agrado.

Como siempre, gracias por leerme.

Los amo.

Emma♥

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Después de tanto tiempo, pensé que el muy imbécil lo estaba haciendo a propósito, pero, aunque así fuera, no debería estar temblando de esa forma, es decir, ni fingidamente, una persona podría llegar a temblar así. 

El piso debía de estar bastante frío y, teniendo en cuenta que la única manta de la casa la tenía yo... en una noche helada a mediados de noviembre... digamos que algún sentimiento parecido a la culpa estaba comenzando a crecer en mi interior.

No sé cuanto tiempo estuve dando vueltas en el duro colchón de la dura cama de un desconocido- que probablemente fuese un asesino-, mientras intentaba apartar la mirada del tieso y a la vez tembloroso cuerpo de Blake, aunque, cada vez que me daba la vuelta, podía escuchar los suaves gemidos que salían de su boca involuntariamente a causa del frío.

Al final, me di por vencida, es decir, ¿qué clase de persona sin corazón deja a un chico sin camisa a las cuatro de la madrugada, en el suelo de una fría cabaña y sin manta a mediados de noviembre? definitivamente esa clase de persona no era yo, así que, en contra de todos mis juicios, dije:

-Blake, sube.

El chico se dio la vuelta hacia mí y me miró directo a los ojos.

-¿Qué?

-Que te subas a la cama.- repetí casi en un susurro, de manera que lo que dije sonó más sugestivo de lo que pretendía.

Blake arrugó el ceño de forma adorable.

-De ninguna jodida manera, Fee.

-Súbete, prometo que no muerdo- a menos que quieras; dijo mi pervertido subconsciente.

Su ceño se profundizó aún más.

-No tienes que hacerlo.- respondió, ignorando la parte de "no muerdo", bien, tal vez el frío lo había trastornado un poco. El Blake que yo conozco, el Blake normal, habría hecho algún comentario sobre aquello, pero al parecer, sus neuronas se habían congelado.

-Oye, está bien. A menos que quieras que te de neumonía y luego que la culpa de ello esté sobre mis hombros por haber acaparado la única manta de la casa...

Sus ojos brillaron en la oscuridad.

-Pues si tú no tienes ningún problema, yo tampoco.- dijo, levantándose del suelo y bordeando la cama para acostarse al otro lado de mí.

Pronto sentí el calor que emanaba su pecho desnudo y su cálida respiración contra mi cuello.

-Te sugiero que mantengas las distancias si aprecias tu cabeza.- dije ruborizada completamente, feliz de que él no pudiera verme el rostro.

Escuché una suave risa proveniente de él.

-Lo siento, nena, pero, sigues teniendo toda la manta.

Yo me ruboricé más, si cabe, dándome cuenta por primera vez de que tenía la manta enrollada alrededor de mi cuerpo, intentando cubrir mi sujetador. Mierda, no había pensando en eso.

Simplemente prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora