Cogi aire mientras aparcaba en el estudio y me concienciaba de lo que iba a hacer, no podía retrasarlo más.
- Está bien, tú puedes -murmuraba una y otra vez.
Cerré el coche con un portazo y moví los brazos para liberar tensión.
No era el mejor momento, pero tenía que decírselo.
Vi como su manager se acercaba con una sonrisa hacía mi.
- ¡No te esperábamos! Está ansioso por verte.
- Lo se, pero tenía que venir hoy.
- Claro, ven.
Me llevó entre los decorados del estudio hasta donde encontré a mi prometido.
- ¡Cariño! -pronunció.
Me acerqué a él y le abracé.
- Vaya, te han ajustado mucho el traje.
- Si, pero por aquí resalta los músculos. Así que no me quejo.
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Luego me miró sonriendo.
- ¿Qué haces aquí?
Miré a nuestro alrededor.
- ¿Te importa si hablamos en privado?
Él cogió aire.
- Claro, vamos a mi camerino.
Le seguí mientras apretaba el borde de mi camisa una y otra vez, tratando de canalizar mis nervios.
Él cerró la puerta y habló sin mirarme.
- Por favor, no.
- Chad...
- No... no.
Le puse la mano en el hombro para que se girara mientras hablaba con un nudo en mi garganta.
- Sabías que esto iba a pasar, hemos trabajado duro por salvarlo, pero cariño...
- Nena, por favor no. Estamos prometidos.
Comencé a ver las lágrimas en sus ojos y toda mi muralla cayó, provocando que comenzara a llorar.
- Chad, te quiero pero no podemos volver a estar como antes de todo esto -llevé la vista a mi anillo y comencé a sacarlo- no podemos volver a estar bien.
Comenzó a negar mientras las primeras lágrimas caían por su cara.
- ¿Por qué lo haces ahora? Llevamos siete años juntos, ¿Por qué durante un rodaje?
- Sabes que llevamos tiempo mal, Chad. No podía seguir en esta situación, no... no puedo más. No quiero seguir fingiendo, me importas, muchísimo y te adoro -mi voz se rompió- pero no puedo casarme contigo.
Cogí su mano y deposité el anillo mientras su cuerpo hacía los espasmos propios del llanto.
- Me iré de tu casa -me aparté las lágrimas de mi cara- te deseo lo mejor con tu película, Chad. Lo siento.
Le bordeé mientras él apretaba el anillo en su mano y salí de su camerino.
