~ Whisperwoods ~

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23 de abril.

Tras haber sido contratado como detective privado y pagarme los honorarios por adelantado, abordé el tren de las tres de la tarde para llegar al pueblo de Whisperwoods a las seis.

Mientras descansaba en el asiento leía un panfleto que me ofrecieron en la estación anterior en busca de un poco de información y me sorprendí al descubrir que este pueblo estaba construido dentro de un gran valle. Un denso bosque lo rodeaba por completo. Su economía consistía en la exportación de granos y la tala de árboles. Se mencionaba cosas curiosas, como iglesias construidas antes de que el pueblo fuera fundado y que estas se utilizaron en los tiempos de la revolución como refugio. También se decía que estaban conectadas por túneles subterráneos. Menciona igualmente los famosos manantiales subterráneos a los cuales se les argumentaba propiedades milagrosas a sus aguas, pero que estaban cerrados al público en la actualidad ya que habían sido compradas por algún riquillo extravagante.

Estaba tan sumergido en la lectura que no me di cuenta de que ya casi llegábamos a la estación. El tren se encontraba atravesando el bosque, formado en su mayoría por árboles grandes y frondosos. Así que miré por la ventanilla y vislumbre el hermoso paisaje. Uno podría pensar que si se entra ahí se perdería con facilidad.

En ocasiones podía distinguir pequeños claros a lo lejos y en estos pequeños grupos de gente. Frente a mí se encontraban dos pasajeros sexagenarios platicando sobre sus negocios en dicho pueblo, así que le pregunté a uno de ellos respecto a las personas en el bosque, pues noté que estaba muy familiarizado con el lugar.

—Si, a las personas de este lugar les gusta hacer eso. En el bosque nadie molesta a nadie, así que lo aprovechan para hacer pequeñas fogatas o salir a pasear. ¿No cree que es un lugar perfecto para pasar sus vacaciones? —Respondió con entusiasmo. Pareciera ser una práctica común en esta región, así que no le tomé mucha importancia.

Aunque el bosque en si era bastante agradable, el clima no lo era tanto. Ya que el lugar estaba cubierto por nubes grises que presagiaban una gran tormenta. –No se preocupe, hombre —me dijo el pasajero al ver mi semblante preocupado —de ninguna manera lloverá ¿Sabía usted que este pueblo es mágico? Esas nubes siempre llegan en estas fechas del año, pero en cuanto los sacerdotes les piden que se vayan ellas sin más desaparecen—. Mientras decía esto sacaba un collar de entre sus ropas. –Oiga bien, sé que usted no es de aquí. Así que si se siente perdido o requiere de algún favor no dude en ir a la iglesia de "los antiguos mensajeros". Ahí le tenderán una mano amistosa siempre.

Al terminar tomó un extraño símbolo de plata que pendía del collar y lo beso con una agradable sonrisa. Le respondí que me agradaría un poco de ayuda, pero que por el momento no lo requería. Con una sonrisa de comprensión volteo a ver a su acompañante y continuó con su plática de negocios.

Mientras esperaba a que el tren llegara a la estación saqué la carta que me habían enviado junto con el dinero y la leí nuevamente para entender cómo es que debía proseguir. (Pego a continuación la carta en este diario para no perderla de vista.)

Estimado señor Christopher Carpenter:

Eh sido informada de que usted es muy dedicado en su profesión como detective y que ha sobresalido en este trabajo. Eso en verdad me anima a escribirle. La verdad es que quisiera contratar sus servicios para localizar a una persona muy importante para mí. Se trata de mi esposo John Bodoni. Verá, él fue a trabajar a un pueblo llamado "Whisperwoods" el pasado veinticinco de marzo. Es mercader así que es normal que esté ausente durante un tiempo. Él siempre me escribe un día antes de regresar a casa. Sin embargo, hasta hoy veintidós de abril no eh tenido noticias de él y estoy muy preocupada.

Le eh adjuntado a esta carta una foto de mi esposo, un sobre con dinero para solventar el viaje y su estadía ahí. Le pagaré el resto en cuanto me de noticias de mi esposo.

(Una foto de un hombre corpulento, calvo y lentes también se anexa.)

P.D.: Rezo por que encuentre a mi esposo sano y salvo.

La esposa del desaparecido claramente se encontraba muy consternada, así que tengo que esforzarme para encontrarlo. Pero siendo sincero, con anterioridad ya eh recibido casos como estos, y es muy gracioso descubrir que el desaparecido simplemente se había ocultado de su jefe o la familia para pasar un tiempo agradable en algún bar de mala muerte o con algún amor a espaldas de su mujer.

Espero que este sea uno de esos casos, solo para terminar pronto.

Mientras pensaba en esto habíamos llegado a la estación. Así que bajé del tren y ahí pedí información sobre alguna posada para hospedarme durante estos días en los que investigaré la ciudad. El hotel más económico que me recomendaron se encontraba a quince minutos de la estación en automóvil. Sin prisa tomé un taxi con destino a ese hotel.

Al divisar las calles de la ciudad mientras el taxi llegaba a su destino no pude ignorar el singular estilo de estas. Pues, si bien algunos edificios lucían construidos recientemente, estos contrastaban notablemente con otros de apariencia muy antiguos de estilo victoriano. Inclusive puedo afirmar que dos de cada cinco edificios son tan antiguos como la ciudad misma. Las zonas más importantes como el ayuntamiento, la biblioteca, iglesias y parques estaban adornados de árboles llenos de vida. Los árboles estaban cubiertos por flores de color lavanda y algunos habían perdido la mayoría de estos dejando un tapete muy suave en el cual se antojaba una agradable siesta.

Sin embargo, los pintorescos edificios y árboles eran opacados por la luz que intentaban atravesar las nubes, dándole a todo el lugar un tono gris y depresivo. A esto se le aumentaba su escasez de gente en las calles y casi podríamos tener una ciudad fantasma. Solo logré ver en ocasiones a parejas o tríos de personas caminando por las aceras en dirección a algunos negocios o sus hogares. La mayoría de estas personas tenían el mismo signo que había visto de aquel pasajero en el tren. Algunos lo traían en el collar, otros en forma de broche y algunos en el anillo. Sin duda alguna era una religión muy popular.

Al llegar al hotel noté que su aspecto era normal: un amplio estacionamiento y alrededor de éste las habitaciones. El hotel se encontraba ubicado justo donde iniciaba el bosque y terminaban los demás edificios. Una señora de edad avanzada fue la que me atendió y amablemente me dispuso una de sus mejores habitaciones según ella. Me dirigí a la puerta marcada con el número nueve y al entrar le eché una mirada rápida al interior. Esta habitación que contaba con un baño por separado, una cama individual, una ventana con vista al bosque, un espejo pequeño en la pared y un mueble que hacía de ropero. Esto era más que suficiente, pues no planeaba quedarme mucho tiempo aquí.

En el momento que escribo esto el sol ya se ha ocultado y comienza a hacer frio. Estoy un poco cansado así que dormiré y mañana iniciaré con la investigación.

El signo bajo WhisperwoodsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora