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Taehyung odiaba cada vez más al maldito simio de su jefe , deseaba regresar en el tiempo hace un mes para no quedarse dormido y llegar temprano ese horrible día.

Aquel hombre, cada que podía, o mejor dicho, siempre se lo recordaba: al llegar Tae a la compañía "Llegaste temprano, qué milagro" o cuando él llegaba "¿Antes que yo, Taehyung? El cielo se caerá, esto no ocurre comúnmente". No podía entender ese afán del supervisor de recordárselo cada maldito segundo, ya fue hace un mes y nunca volvió a llegar siquiera tres minutos tarde. Mierda de Jimin que lo desesperaba eternamente.

La peor parte era que él no podía ver continuamente a su Kookie como antes lo hacía, su prometido a veces lo esperaba despierto, pero Taehyung andaba tan ocupado con arreglar el horario de ese tipo, papeles que revisar, juntas que administrar, llamadas que atender...

A este paso se moriría antes y, para su colmo, en abstinencia. Porque desde que comenzó con sus labores como asistente con ese nuevo horario, su tiempo libre se reducía a nada; llegaba muerto de hambre y tan cansado que lo único que hacía al llegar, además de comer lo que Jungkook le dejó servido en la mesa, era dormir. Dormir, dormir, dormir, dormir eternamente hasta que sonaba el despertador y se levantaba incluso más antes que el sol para irse a su trabajo.

El pobre esclavo del trabajo, literalmente, tenía días en los que los pasaba pegado a la empresa las santísimas veinticuatro horas; cuando eso sucedía, en su tiempo de descanso, le mandaba mensajes a su novio para relajarse y así no agarrar sus cosas, tirarlas por la ventana, mandar a todos a la mierda y al maldito monstruo ése, matarlo de una vez y, por fin largarse de ahí cuanto antes.

Pero por respeto a su anterior líder, quien se tomó la molestia de recomendarlo a su hijo para que no lo despida, no lo hacía y se tranquilizaba. ¿Cómo es que siendo padre e hijo podían ser tan diferentes en todo sentido? Aunque debía admitir que Jimin sabe lo que hace y el hecho de que desde que llegó las ventas subieron en demasía, por más que le doliera, declaraba que sí, lo admiraba un poquito, por más que no se mereciera ni la más mínimadevoción, lo hacía.

 ¿Cómo es que siendo padre e hijo podían ser tan diferentes en todo sentido? Aunque debía admitir que Jimin sabe lo que hace y el hecho de que desde que llegó las ventas subieron en demasía, por más que le doliera, declaraba que sí, lo admiraba un...

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Llegando al trabajo, apagó el motor de su auto, bajó con unos papeles en mano que revisó en su casa y se dirigió a su oficina saludando a la poca gente que estaba pues aún era tempranísimo. No sabía si bajar y comprarse chocolate caliente más un pastelillo o esperar a Jimin para que se lo firmara unos papeles... pero para qué lo meditaba si ya estaba diciéndole a la señora el sabor del pastelito que quería de la tienda.

Acabó por comprarse un capuchino y un pastelillo de chocolate con crema; ahh, cómo amaba Taehyung el chocolate, quien le diera chocolates lo tenía a sus pies... metafóricamente hablando, jum, no diría jamás que le gustaba mucho pero en el fondo era un adicto a esa madre.

Caminó directo al ascensor y eligió el piso donde trabaja, una vez allí, fue a su oficina. Respiró con total calma, como en un jardín zen; adoraba que todo esté en completo silencio y lo único que oyera serían sus propios pasos, así su trabajo era más sencillo que cuando escuchaba voces y celulares sonando, los pasos de tacones más esas grotescas risas era lo más irritante.

Mi Nuevo Jefe (Minv) [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora