XLIII - Sabanas

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"Las sábanas serán testigo de nuestra pasión... "

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Angela salió de la habitación de su hermana y se acercó a su novio quien sonreía tranquilo. Colocó sus manos sobre el pecho del mayor y comenzó a acariciarlo con suavidad sin dejar de observar sus hermosos ojos azules.

Niall mordió su labio y aplastó sus labios a los de su ángel, estaba tan deseoso por estar con ella, y es que habían pasado la tarde provocándose entre sí para que, al llegar la noche, pudieran hacer el amor de la manera más salvaje y placentera que ellos conocían.

Un gemido salió de los labios de su ángel al sentir su lengua invadir su boca y él sonrió orgulloso.

—Hazme tuya Daddy... —suplico la menor en su oído mientras él dejaba pequeños besos en su cuello. —Llévame a la cama Niall...

El hombre no tardo en cargarla entre sus brazos y llevarla a la habitación entre un beso desesperado y deseoso por más. La dejó sobre la cama y continuó besándola con pasión. Las manos de Angela viajaron a los botones de la camisa del mayor y con desespero comenzó a sacársela.

El hombre se deshizo de su prenda y volvió a atacar los labios y el cuello de su ángel. Angela lo empujó a su lado y se intentó acomodar sobre él, el espacio en la cama era bastante reducido ya que estaban sus maletas aún.

La televisión se encendió debido a que control se encontraba debajo del cuerpo de Niall. Angela río y dejó varios besos en la mejilla del mayor.

—Deberíamos sacar las cosas primero. —Niall bufó en frustración pero asintió. La menor se levantó y se deshizo de su maleta, el hombre prácticamente arrojo la suya al suelo con desespero intentando liberar la cama lo más rápido posible y Angela no pudo evitar reír.

El mayor la tomó por la cintura y la recostó boca abajo sobre la gran cama, comenzó a dejar besos húmedos en su cuello mientras se deshacía de los pantalones de su ángel.

— ¿Qué deseas que Daddy te haga amor?—El hombre susurro contra la piel de su amante. —Dile a Daddy lo que quieres.

—Tócame... Tócame Daddy... Golpea mi trasero. Castígame por favor. —El hombre sonrió al oír el desespero que su ángel tenía.

— ¿Quieres que te castigue Bambi? ¿Quieres que sea rudo contigo nena? —Las manos de Niall viajaban por el cuerpo de la menor a medida que iba quitándole toda la ropa dejándola completamente desnuda. —Entonces eso haré.

El mayor comenzó a dejar pequeños besos por el cuello y parte de la espalda de la menor mientras descendía sus manos y acariciaba su cabello.

—Alza el trasero bebe. —La joven le hizo caso y alzó sus caderas dejando su ser expuesto. —Buena chica. —el hombre dejó pequeños besos en cada nalga y se arrodilló en el suelo para quedar cara a cara con el centro palpitante de su ángel.

Le dio la primera nalgada y la joven jadeo por lo bajo. Su mano volvió a impactar su piel y un gremio salió de sus labios.

—Daddy... —El hombre no le dio tiempo y volvió a dar otro azote a la vez que enterraba su rostro en el centro de la menor comenzando a lamerlo y succionarlo. — ¡OH DIOS! —Angela re retorció al sentir la calidad lengua del mayor invadir su necesitado sexo.

Sus manos atraparon las sábanas de la cama y su cuerpo se movía contra el borde generando un mayor placer. El hombre no detuvo sus azotes mientras lamia y succionaba su ser. Angela era un lío de gemidos y jadeos constantes.

— ¡Daddy! —El calor comenzaba a invadir su cuerpo con fuerza, concentrando todo el placer en su vientre.

— ¿Te gusta bebe? —el hombre acariciaba la piel de su trasero para luego dejar otro azote.

— ¡Dios! No pares... —Como un lobo hambriento el hombre comenzó a succionar con fuerza el centro de la menor. —Ahh... ¡Dios! —Angela intentaba controlar sus gemidos pero el hombre decidió llevar el placer de la menor a otro nivel.

Llevó sus dedos al centro de la menor y comenzó a embestirla una y otra vez, tocando aquel punto que tanto placer le daba a su ángel.

— ¡MALDICIÓN! —Bambi se retorció al sentir como su punto era arremetido con fuerza llevándola al borde del abismo. — ¡DADDY! —La joven lloriqueo al sentir como estaba tan próxima a su orgasmo.

—No te corras aún nena... —La menor arrugaba cada vez más las sábanas, era un lío de gemidos y descontrol, sentía que su cuerpo explotaría en cualquier momento.

El hombre no tardo en separar sus dedos y deshacerse de su ropa con rapidez. Buscó rápidamente un preservativo pero su ángel comenzaba a frotarse contra la cama, lloriqueando por qué la hiciese suya.

—Daddy por favor... —El hombre ya listo se colocó entre las piernas de su ángel y comenzó a embestirla sin piedad. — ¡OH DIOS! —el hombre se movía sin piedad alguna y con una fuerza mayor que los encuentros que habían tenido. Y a Angela le encantaba.

El golpe de ambos cuerpos al chocar y los gemidos de ambos llenaban todo la habitación.

— ¿Quieres así nena? ¿Lo quieres así Bambi? —El hombre mordió el hombro de sí ángel y ella gimió en respuesta.

— ¡SI DADDY! ¡ASÍ! —la menor soltó la sabana y tomo la cabeza de su amante manteniéndolo en su cuello.

—Quiero verte bebe... Quiero verte a los ojos mientras te hago mía—el hombre separó su cuerpo y la joven se dio la vuelta quedando boca abajo.

Niall volvió a embestirla con fuerza, colocando las piernas de la menor sobre sus hombros, haciendo de sus estocadas más profundas y certeras.

Angela observaba el rostro de su amante a través de aquellas lágrimas de placer que salían de sus ojos, era inevitable, estaba tan cerca de su liberación.

—Daddy... —lloriqueo al sentir el orgasmo arrasarla con fuerza. — ¡Daddy! —El hombre se deleitó con la imagen de su ángel retorciéndose bajo su cuerpo, gimiendo por él.

Su miembro se sentía en el paraíso al sentir como el cuerpo de la menor se tensaba a su alrededor. Dio un par de embestidas más y se entregó a los brazos de su anhelada liberación.

Ambos se encontraban completamente agitados y cansados. Ambos tenían sus frentes unidas y sus ojos cerrados, la joven lo tomó de su nuca y lo acercó a sus labios para darle un cálido beso.

—Te amo Bambi... Te amo demasiado... —El corazón de Angela latía con tanta fuerza por aquellas palabras.

—Yo también te amo Ni... Te amo como jamás he amado. —El hombre sonrió tan feliz, y es que en verdad estaba loco por su ángel. —Quisiera hacer el amor una y otra vez contigo y sé que jamás me cansaría. —Él joven río y comenzó a dejar pequeños besos por el rostro de su amante.

—Entonces te haré el amor una y otra vez hasta que ya no sientas tus piernas. —Angela gimió al sentir la mordida del mayor.

—Mmm.... Si... Suena increíble. —la joven sonrió al sentir los besos del mayor sobre su piel.

El hombre abrió las piernas de su ángel de par en par y la observo con una sonrisa llena de picardía. Comenzó a descender sus besos por todo su torso hasta perderse en su monte de venus.

—Oh Daddy...

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