Indio Patas de Roca

5 0 0
                                    

Corrió descalzo, alejándose de la aldea. Decidido. No obstante, varios montes y un arroyo después, su estómago crujía cual tormenta de abril.

Deteniéndose a buscar comida -animal o vegetal-, contempló la selva oscura que lo rodeaba e intimidaba. Palpaba el miedo. Oía las amenazas. Prudente, se adentró hasta ver los grandes árboles frutales. Trepó unas ramas y alcanzó rojos bodoques de exquisito olor. Los arrancó y les sacó abundantes bocados, agradeciéndole a la madre tierra por tamaña bendición. Sació el hambre. Alejándose de la selva, volvió a la planicie.

A paso lento, contempló el espacio. En los hombros de Patas de Roca se erigía un cielo nuboso con inquietos rayos de luna. Un enjambre de luciérnagas alumbraba sus alrededores. Vio los campos fértiles, centenares de cardos espinosos adueñándose del llano, las lejanas fogatas de su tribu; oyó el trino de las aves nocturnas apoderándose del firmamento, el andar del arroyo estrondoroso y su taparrabo bamboleándose al pampero.

Dio dos pasos más y notó compañía en los yuyos. Un ojo dorado observándolo: Puma Tuerto. La leyenda era cierta; el felino era real. Retrocedió cauto, sin perder de vista el círculo brillante que también seguía sus movimientos. El escape iba bien. De repente, la maleza se sacudió enardecida. Patas de Roca volteó institivamente y surcó el camino alejándose como guanaco en fuga. Su corazón era un colibri zumbando. Divisó el arroyo a menos de media legua. Enfilo derecho. Perpicaz. Su desesperado galope levantaba polvillo, estorbando la visión de Puma Tuerto. Mientras Patas de Roca se avalanzó, saltando y trepando exitoso el arroyo; Puma Tuerto tropezó en el lecho de pedregullo, siendo arrastrado por la correntada. El depredador nunca advirtió el arroyo.

Sin mirar atrás, Patas de Roca le dio parejo al trote hasta aproximarse a las primeros casonas del pueblo. Los habitantes lo recibieron entre sonrisas y abrazos, recordándole el pie de esta historia...

Todo comenzó el día en que decidió ser indio.

Verano a las corridasWhere stories live. Discover now