¿Quien eres?

63 7 4
                                    

Tengo mis ojos cerrados, voy recuperando el control de mi cuerpo tras una larga jornada de descanso en el hospital, muevo suavemente los dedos de mis manos, siento paz pero a la vez turbulencias dentro de mi mente preguntándome, ¿cómo sobreviví a la caída?, ¿Qué hacía ella en ese puente a esa hora de la madrugada?, ¿Cómo sabía que estaría allí?, ¿Por qué estaba ella en el hospital cuando desperté?...

En fin, tenía muchas dudas en mi mente que debía aclarar, después de una semana de recuperación mis padres me lleva a casa, los doctores decían que había sido un milagro haber sobrevivido a esa caída, pero yo en lo único que pensaba es en por qué no podía sacarla de mi mente.

Un día salgo al frente de mi casa y ahí estaba la vecina, una joven de unos 18 años de edad, blanca, pelo castaño, sonrisa encantadora, y una personalidad llamativa para cualquier persona. La saludé desde el otro lado de la calle (Sonríe).

Y sucede lo que nunca me hubiese imaginado. Se abre la puerta de la casa de mi vecina, y es ella, la chica que no podía sacar de mi mente estaba ahí, saliendo en de la casa. Se sentía como que el tiempo se detenía y todo iba en cámara lenta, ella voltea y me mira y sonríe (Sonríe con un rostro angelical), y sin dudarlo pero ni un solo segundo comienzo a caminar, cruzo todo el jardín delantero de mi casa sin dejar de verla, es que no podía pensar en mas nada que estar a su lado en ese momento, cruzo al otro lado de la calle y no dejo de verla (Algunos autos se detiene y frenan de golpe al ver que este joven cruza la calle sin precaución), y cuando al fin estoy frente a ella, cara a cara, con mi mano derecha tomo su mano izquierda, no supe como lo hice si no dejaba de verla fijamente a los ojos y le dije.

- Hola (En una tonalidad tan suave y segura como el sonido del duce viento por la mañana).

- Hola! Dijo ella, sin titubeos, ni pensarlo dos veces. Es como si ella estuviera 100% segura de lo que quería, y se había dado cuenta de que no quería mas nada en la vida si no era a su lado.

La vecina al ver que no tengo mas nada que decir interrumpe nuestras miradas y dice...

- Hola, ella es mi prima y piensa quedarse un tiempo aquí en mi casa, cómo estás, Raymond.

Me sorprendo y veo a la vecina (Con cara de asombro), le pregunté...

- ¿Qué dijiste?

- Acabo de preguntar que ¿Cómo estás? (Dijo la vecina)

- No! No me refería a eso, acabas de mencionar mi nombre, nunca lo habías hecho.

En ese momento sentía que había salido de la oscuridad de la soledad, y que por fin se daban cuenta de que existo, con mi mano aun sosteniendo la mano de la chica de pregunto.

- ¿Cuál es tu nombre?

- Me dicen "F"

- "F"? pero ¿por qué? Ese no es tu nombre real, o ¿sí? (dije)

- JAJJAJAJJAJAJAJAA no, no. Ese no es mi nombre, es que no me gusta mi nombre real, así me llaman mi amigos (Dijo ella a carcajadas)

La vecina al darse cuenta que estábamos conectados por un raro sentimiento que no sabíamos definir, se aleja y nos deja solos...

Comenzamos hablando de por qué ella vendría a vivir aquí, no daba mucho detalle al parecer estaba escapando de un pasado muy triste, pero eso no me importaba mucho para ser sincero, solo quería iniciar a partir de cero en ese justo momento, después de largas horas de charla, divertidas, emocionantes y con sentimientos entrelazados por palabras, ella me dice..

- Dame tu teléfono

- ¿Para qué? (Respondí)

Sin decir ni una palabra más, me lo quitó de las manos y anotó su número de WhattApp, y se fue a dentro. (Cuando llega a la puerta se detiene, voltea y dice "Hasta luego").

Sin mas nada que decir me voy a mi casa sintiendo cosas que nunca en la vida me habían sucedido, es esa placentera sensación de cuando eres aceptado por alguien que no es solo tu madre, al fin una chica se interesaba en mí, y era notorio.

No bien llegué a casa le mandé un mensaje de texto, ella respondió de inmediato, es como si estuviese esperándolo con ansias, y fue ese el inicio de mi historia de amor o mejor dicho de la huella que Marcaría el sendero de mi vida por siempre.

HuellasWhere stories live. Discover now