Capítulo Único

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Marinette siempre había odiado la primavera, pero esa vez, era diferente.

La repugnancia que mantenía a aquella estación ya no se debía a sus constantes alergias, el extremo calor y que extrañará tanto el frio. No se debía tampoco a que su madre había perdido a la que sería su hermanita, por esas fechas; ni que su Nona decidiera mudarse a Italia cuando las flores iniciaron a rebosar y los pájaros a cantar. No, no era eso. Había algo más.

Sólo debía aguantar.

Desde que tenía memoria -cada que iba a algún parque-, su padre solía compararla con las flores que yacían ahí; aquellas de colores vivaces, las despiertas y alegres, las delicadas. Ella usaba reír por lo bajo y sonreír ante las dulces palabras de su progenitor; aún sin gustarle la estación, adoraba observar las flores junto con él, le encantaba oír sus historias y las torpes comparaciones.

Una extraña paz y calma la envolvían luego de eso y disfrutaba del sentimiento. Por lo mismo, cada que el estado de ánimo de Marinette decaía, hacía lo mismo. Un rato a solas, viendo el horizonte, contemplando el paisaje, observando las flores. Justo como lo hacía aquel día.

Le gustaba creer que su padre tenía razón, que ella era tal y como esas flores que él tanto elogiaba. Impregnando su aroma de vida en cada lugar al que fuera y regalando felicidad. Al menos así era ella, antes de que todo sucedería.


Ladybug corría por encima de los tejados, con Adrien en brazos. La ciudad del amor yacía recubierta por una espesa fumarola negra. Para muchos, era el Apocalipsis, para ellos, era sólo Hawk Moth.

¿Quieres detenerte? gruñó Adrien por lo alto. Los gritos, alarmas de autos y las varias explosiones, hacían apenas perceptible la voz humana.

Ella paró en seco. Tenía miedo de lo que él fuera a decir; sabía que todo había sido su culpa, pero la situación en esos momentos era tan peligrosa para ambos que no era correcto que discutieran en lo que parecía ser la batalla final.

No pudo controlarlo y los ojos se le llenaron de lágrimas.

Basta de llorar, Ladybug.

Y sintió algo romperse en su interior, porque ya no era «su Lady», ahora, era simplemente Ladybug para él.

L-lo siento mucho susurró, casi ahogándose con el gran nudo que se le formó en la garganta.

Él la miró furioso. Le importaba poco oír sus disculpas, sólo quería a Plagg de vuelta.

Tenemos que volver por él.

Ella parpadeó un par de veces y negó con la cabeza, definitivamente no podían regresar. No iba a poner en peligro la vida de su compañero de batallas, la de los ciudadanos de París y la de ella. Adrien no estaba pensando con claridad.

Otra explosión se escuchó a lo lejos. Tenía que sacarlo de ahí.

No vamos a volver, Adrien. Es arriesgado.

Quiso tomarlo del brazo para iniciar a halarlo pero, él fue más rápido, y dio un paso atrás antes de que pudiera si quiera tocarlo.

No pienso dejarlo ahí. Si fuera tu kwami, harías hasta lo imposible por recuperarlo, ¿o me equivoco? pausó, observándola inquisitivamente. Ladybug no dijo nada, sabía que tenía razón, pero no pensaba ayudarlo. Mira... No me importa si no quieres acompañarme, Ladybug; voy a ir por él, te guste o no.

Adrien dió media vuelta y emprendió camino, de regreso al lugar donde le había sido arrebatado su miraculous. Ladybug, pasmada por la actitud tan déspota que había tomado él para con ella, se limitó a observarle, sabía que tenía que detenerlo, pero por alguna extraña razón no era capaz de mover ni un sólo músculo.

marchita  [OS]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang