Siendo sincero siempre he sido de aquellos que dan mucho, tanto que llega a doler, tanto por gente que no lo merece, tanto que mis cercanos se enojan conmigo por no darme el valor propio suficiente, por perdonar siempre a las personas que me han hecho daño y dejar que lo hagan una vez más.
Pero he llegado a una instancia donde mi alma necesita cierta retroalimentación... De calidad.
Durante toda mi vida me he visto rodeado de gente fría, desde mi núcleo familiar, tanto interno como externo, amigos, cercanos, etc...
Pareciera tener un imán para esa gente que solo toma lo que necesita y se va, como si nada, dejando un vacío enorme.
Me he cuestionado muchas veces, de que es lo que hago mal, del porque soy así... He intentado no preocuparme por gente que no lo vale y me es casi imposible, mi alma es demasiado blanda como para ignorar a aquellos que necesitan ayuda...
Ayuda que jamás regresa.
Siempre me han dicho que debería ser más frío y esperar a que la gente se gane el derecho a conocerme de verdad, porque el mundo es cruel al igual que las propias personas, que debería dejar que me busquen y se esfuercen... Que no sea yo quien viaje, quién llame o mandé el primer mensaje.
A veces cuando construyó algún lazo con alguien mi mente automáticamente piensa, "¿Hasta cuándo te quedas?", Porque a pesar de querer a los demás, mi corazón sabe que nuevamente será vaciado.
De tener un círculo enorme ahora son contados con los dedos de mis manos, y cada vez son menos.
Cuando pequeño odiaba la soledad y hoy me siento obligado a vivir en ella, he aprendido a verle sus ventajas y ya no me molesta, he aprendido a sacar provecho de esos largos momentos.
Pero a la vez siento que necesito una retroalimentación.
Nunca pedí nada a cambio de mis gestos, ya sean emocionales o materiales, sé que soy un tonto que siempre regala cosas sin razón, sin fechas especiales, que hace lo que sea para que los demás se sientan bien...
Pero anoche me dijeron que yo merecía más... Que debe ser parejo a lo que yo entrego.
Y que es lo que merezco? Creo que pensarlo me hace sentir aún más solo de lo que ya me sentía.
O quizás hice las cosas mal, y no merezco más que esto, más de lo que tengo, en un mundo donde la soledad no parece tanto castigo, sino un premio, donde los que hieren están lejos, muy lejos
