Le dijo mamá. 

El corazón se me parte en mil pedazos. 

La separo un poco de mí para verla a los ojos. También están llenos de lagrimas. 

–Ella va a estar bien, Nikky –aseguro limpiándole sus lagrimas–. Podremos estar con ella en un rato más. 

–¿Me lo prometes? 

Daria mi vida por decirle que sí, pero no puedo mentirle. La verdad es que no sé como están las cosas. 

–Ella siempre va a estar contigo –afirmo–. Lo sabes, ¿no? 

Ella asiente con la cabeza y vuelve a recargarse en mi hombro. 

Entonces Kristeen se acerca con los brazos extendidos. 

–No –murmuro. No pienso dejar que me la quiten. 

Ella se me queda viendo, baja sus brazos y luego asiente con la cabeza. Luego se va con los demás junto con Will. 

–Te quiero, papi –escucho a Nikky. 

Mi corazón vuelve a armarse de nuevo. Al menos un poco.

~ · ~ · ~ · ~ · ~ · ~ 

No se cuantas horas llevamos esperando. Pepper ya salió de cirugía y está en cuidados intensivos. Pero aún no nos dejan verla. 

Nikky está dormida recargada en mi pecho y la sostengo con mis brazos y un poco con mis piernas. Estoy sentado a lado de sus tíos. 

Ella es la única que ha logrado calmarme un poco. Tengo que estar bien por ella. 

–Me gustaría hablar contigo, muchacho –dice Will a mi lado. 

Volteo a verlo–. ¿Sobre qué? 

–Aquí no. ¿Tal vez la cafetería? –sugiere. 

–No quiero moverme de aquí. 

–No será mucho tiempo, las cosas no van a cambiar en un rato –insiste. 

A regañadientes, acepto.

Kristeen se levanta y me extiende los brazos para cargar a Nikky. Yo se la entrego y Will y yo nos levantamos rumbo a la cafetería. 

Nos sentamos en la primer mesa que se me puso en frente. No quiero perder tiempo buscando lugares agradables. Will se sienta en frente de mí. 

–¿Qué pasó en Nueva york? –pregunta. 

Me pongo tenso. No quiero hablar de eso. Pero no estoy en posición de guardarme nada. 

–Conocí a un ex novio de Pepper. 

–¿A Jared? 

–Realmente no recuerdo su nombre. 

–Bueno, a juzgar por como trataste a mi ahijada últimamente, apuesto que fue él. 

No digo nada. No estoy en posición ni con ánimos de alegar nada. 

–¿Pepper te había hablado de él? 

Niego con la cabeza. 

Y el asiente–. No me sorprende. Un mes es poco tiempo para conocer realmente a alguien. Pero también te adelantaste a los hechos. 

No estoy seguro de querer saber nada. Sin embargo, no lo interrumpo. 

–Te voy a contar una historia, muchacho. Creo que debes saberla. No por ti. Pero la verdad siempre es mejor. 

Asiento con la cabeza, animándolo a que continúe. No me queda de otra más que escuchar. 

–Había dos hermanas que eran muy unidas. Dicen que eso es usual en los gemelos. Hacían todo juntas. Iban a la escuela juntas, a las mismas fiestas, compartían la habitación... Todo. Pero comenzaron a crecer y como toda persona, empezaron a buscar su independencia. Se mudaron a habitaciones separadas, empezaron a salir con chicos idiotas y todas esas tonterías de adolescentes. Lamentablemente, una de ellas tomó el mal camino. Conoció las drogas y los problemas a temprana edad. Tiempo después abandonó la escuela y entró a trabajar en un bar que ofrecía espectáculos de bailes eróticos. Sus padres trataron de ayudarla y reubicarla en un camino más sano, y lo consiguieron, pero les costó  trabajo. Mientras lo hacían, en una de tantas peleas, la chica confesó que tenia celos de su hermana, porque a los ojos de ella, su gemela tenía la vida perfecta. Novio perfecto, amigos perfectos, calificaciones perfectas. Ella quería un poco de eso, así que se acostó con el novio de su gemela. Y se embarazó. 

Huellas en la Piel ©Where stories live. Discover now