21. Fue culpa del Helado

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—¿Hay mundos peores que este?

Melissa nunca iba a creerlo.

—Por supuesto, pero te consuela saber que son ficticios... —Ama se rio al decirlo.

El dolor de la realidad no podría compararse.

—No creo que la realidad te consuele.

—De cierta manera sí. La realidad desde mi punto de vista me mantiene cuerda.

Melissa giró para mirarla de costado. Apoyó su cabeza en un brazo y, desde ahí, veía a Ama de perfil con una ligera sonrisa en sus labios. Sabía que la realidad para Ama, era algo distinto que para ella. Para Melissa era peligro, violencia y mucho dolor. Para Ama, parecía ser observar lo cotidiano y querer más libertad.

—Amo fotografiar lo que puedo ver... —dijo claramente emocionada—. Te mostraré algunas fotos que hice... Iré por mi cámara.

Apenas se sentó, Melissa acomodó su cabello y descansó las manos en sus rodillas. A pesar de ver a Ama inhibida de sus sueños, pensaba que era una mejor opción que salir al mundo exterior. Nunca sabría qué es lo que ella hubiera hecho en su lugar. Solo trataba de meditarlo y entenderla, aunque le costaba.

Ama volvió con un cofre de madera no más grande que su cabeza, tenía estampillas de lugares que nunca había visitado pegadas en ella. Adentro, había fotos impresas y una cámara desgastada.

—Era de mi abuelo, así que fotografía distinto. Si le cambio el papel de foto, cambia el resultado por completo. Es difícil encontrarle repuesto. El año pasado tuve que pagar un montón para que el envío sea más cuidadoso.

Melissa se tomó la libertad de remover algunas imágenes para palpar la calidad del papel. Ama sacó las fotos que había tomado de niña, varias eran de alguna plaza, y de su escuela. Algunas fotografías pretendían ser artísticas, pero lo mejor era encontrar cotidianeidad en ellas. Ahora entendía a su vecina cuando hablaba, eran cuadrados de 10x10cm que transmitían una tranquilidad e inocencia de solo verlas.

Vio pasar una fotografía de las mariposas que siempre visitaban la ventana. Era un atisbo de belleza y significado a su pequeño mundo.

Melissa sostuvo una de esas fotos sin animarse a soltarla.

—El otro día fui a una marcha y tomé estas. —Encendió la cámara—. Aún no las revelo.

De la misma manera, fue pasando una por una, Melissa fijaba la vista en los carteles, las personas desconocidas cantando por alguien que ya no estaba en este mundo, había un collage de imágenes de los asesinados.

Todo se veía tan crudo, confuso y triste en su cabeza.

—¿Qué opinas de esta realidad? —Se refería a la de las fotos.

—Sin duda es algo desconocido para mí, pero no por eso soy incapaz de sentir empatía. —Antes de continuar bajó la cámara a su regazo—. Hablé con un par de familias para comprender mejor su lucha, sentía hipócrita llorar si no lo viví, pero no podía evitarlo. Solo imaginar como fue para ellos perder a alguien de una manera cruel, me hizo doler el pecho. Sabes que soy demasiado emocional...

Ama levantó la cámara para seguir mostrándole las fotos.

—Pero, al menos, estar ahí me inspiró a escribir una nota de lo que sucede. Estaba cansada de encontrar en la red todo lo malo de las marchas y nada que fuera real. Me borraron el post después de un día, traté de volver a subirlo, pero me suspendieron la cuenta.

—Eso es extraño. —No es que no le creyera, sino que le parecía algo muy controlador.

—Odio este lugar, que no se hace cargo de los demás sectores.

El silencio de las Mariposas | GL | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora