Condena.

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Era este su castigo?

Luego de tanto años de vivir bajo su propio yugo maldiciendo su existencia misma, tan perversa, tan impura, todos los días que rogaba por misericordia se  habían de manera efímera consumido para marcar su eterna agonía en las eternas llamas ardientes del averno que le invitaba a sus puertas desde el momento que nació.

Craig Tucker había crecido en un pequeño pueblo en las montañas de Colorado, un lugar simple con personas simples de creencias aún más simples. Vivían su rutina diaria de la manera más aceptable ante la sociedad aunque sus almas estuviesen corrompidas y es que en un lugar pequeño todos se conocen y los secretos no existen más que en forma de rumores.

Por desgracia este chico debía ocultar su más terrible secreto casi una maldición o se vería severamente condenado no solo ante el creador sino toda la comunidad católica conservadora de South Park de 1978 y su desdicha era que en su corazón existía un aberrante deseo por otros varones. Esto le fue sabido a sus diez años al presentar y notar los primeros cambios sociales que marcaban las definidas diferencias entre lo "correcto" para hembra y macho sin estar muy seguro a donde pertenecía, más tarde las hormonas le pondrían en un eterno conflicto sobre su despertar sexual. Sus incertidumbres  no podían ser aclaradas más que en las palabras condenantes a estos deseos y actos que había escuchado en un domingo secular.

Una gran  desdicha le perseguía y  la envenenada sangre ardía en la intensa flama del pecado quemando lo más profundo de él donde debía encontrarse su putrida alma. El mayor alivio que obtenía era el refugio de paz momentánea que le otorgaba repasar  las santas escrituras y repetir con fervor todos los rezos conocidos para ahogar los sucios pensamientos que invadían su mente cuando Satanás se ponía traje de oveja en la figura delicada, sonrisa pícara y angelicales rostros de algunos jovencitos de su edad que lo tachaban de cretino al ser siempre indiferente y soez sin saber que era otra medida para evitar cualquier contacto con la tentación. Pero pondría un fin definitivo a su lastimera existencia pecaminosa a los dieciocho cuando comenzó y dedicó su vida a los estudios teológicos logrando convertirse en pastor a los  veintitrés consiguiendo así silenciar para siempre la maldad que tanto le atormentaba en el pasado. Al menos eso creyó.

Se le había otorgado la misión en una iglesia no muy lejana a South Park y eso le alegraba pues no tendría que separarse tanto de sus allegados conocidos y familiares. El mayor problema que enfrentó era encontrar una habitación o inmueble, nada lujoso pero tampoco una posilga aunque tras mucho recorrer encontró una pequeña casita cerca del bosque, un lugar cómodo tranquilo y silencioso que brindaba una sensación acogedora, claro hasta que se ponía un pie dentro de ella eso mismo era la razón del ridículo precio a la que fue vendida.

La cálida y confortable casa parecía tambien incluir su propia historia maldita; se contaba que los anteriores dueños no permanecían mucho tiempo habitandola pues el ambiente se tornaba pesado dando la sensación de ser perseguido y observado a donde quiera que uno caminase pero claro esto no vendría a ser un problema para un pastor era cuestión de exorcisar la casa y fin del asunto.

El primer día que se estableció en tal lugar lo dedicó a inspeccionar cada rincón, recorrió una a una las habitaciones, la pequeña cocina, sala comedor, recámara y baño comprobando los rumores. Por cada paso que avanzaba podía sentir otro tras el sin embargo no miraba atrás ni vacilaba en hacerlo puesto que conocía que temer a estas cosas les otorgaba poder. Al reconocer la incómoda ( porque llamarle maligna era exagerar) presencia podría tratarse de mera energía negativa así que con la biblia en mano entre rezos ungio de ariba abajo la casa pareciendo dar resultado concluyendo con un amén.

Algunos meses pasaron y el pastor Tucker vivía tranquilamente en su humilde hogar, acudía a cada misa, reunión o culto eclesiástico y regresaba cansado pero nunca lo suficiente como para no hacer  sus oraciones antes de dormir. Una de esas noches luego de dar por terminada su feliz rutina santa, tuvo una terrible pesadilla que ni en sus mas temibles sueños habia conciliado. En un principio podía ver todo el cuarto iluminado por la tenue luz de luna que se colaba atraves de la pequeña ventana de madera vieja luego una figura extraña apareció, alguien o algo por interpretar mejor, le observaba desde la esquina izquierda y le era imposible reconocerle del todo pues solo divisaba una oscura silueta negra alada y con cuernos que a pesar de no distinguir rostro alguno pensó que si eso tenía ojos éstos le escudriñaban hasta el alma. Nuevamente intento no temer ante este ente recitando rezos y oraciones que aparentemente herían  a la criatura que se doblaba en dolor  agitando las alas y cola en protesta para desaparecer consumida en la oscuridad de la noche.

CondenaWhere stories live. Discover now