Capítulo 21 PASIÓN EN EL CORAZÓN

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-¡Zabivaka!- gritó Eliot.

-Déjame, Eliot- Zabivaka corrió a todo lo que daban sus patas.

El pequeño lobo se alejaba esquivando reporteros y espectadores que iban saliendo del lugar, todos se le quedaban viendo pero era tan rápido que casi no notaba las miradas penetrantes y las burlas de los aficionados de Hamburgo, corrió y corrió hasta encontrarse en la calle, no pensó en dirigir la mirada hacia atrás y siguió corriendo por las avenidas y las calles de la capital alemana, ahora comenzaba a llorar muy triste sintiendo todo aquel peso y culpabilidad, al sentir que ya se había alejado demasiado se detuvo en una plaza del centro no muy concurrida, había una fuente y decidió apoyarse en la orilla de la misma para contemplar su rostro y allí derramar las lágrimas.

El viento frío comenzaba a correr y golpeaba de frente la peluda cara de Zabivaka, sus tibias lágrimas pronto comenzaron a sentirse heladas.

-Es demasiado, todo iba bien hasta ahora pero lo arruiné... ¿por qué tuvo que pasar esto?- secaba sus lágrimas mientras observaba cómo se divertían con un platillo volador en el otro extremo de la plaza.

-No siempre te ha pasado ¿o me equivoco?

Zabivaka se estremeció al escuchar aquella voz detrás de él, abrió completamente los ojos y se dio la vuelta, se encontraba detrás de él un alto y fornido perro -lobo observándolo con una sonrisa.

-Bueno, creo que tiene razón- Zabivaka tomó su pata derecha con la izquierda- Pero no todos han sido buenos, siempre tengo que pasar por algo malo para que solo un poco de suerte venga.

El perro mestizo sonrió y se inclinó para alcanzar la altura de Zabivaka.

-Sé que soy un extraño para ti, mi nombre es Balto- le tendió una pata que luego estrechó Zabivaka- y bueno como ya debes de saber obviamente sé tu nombre, Zabivaka.

-Por la televisión... sí y ahora todos se darán cuenta de lo fracasado que soy.

Balto y Zabivaka caminaron juntos hasta luego sentarse en una banca con una linda vista frente a ellos.

-¿Qué ha pasado? Zabivaka no te encuentras muy bien que digamos...

-Seguramente recuerda la final de la primera liga, el partido estaba por terminarse y tenía todo para empatarlo, el gol y el espacio, corrí hasta el otro extremo pero solamente conseguí darle al poste de la portería... El partido se acabó luego de eso, fallé en lo que más amo, Balto y si no hubiese sido por mi tontería en este momento no tendría esta medalla plateada- tomo su medalla y la miró con desprecio.

Balto observó el pequeño reconocimiento que Zabivaka recibió por haber obtenido el segundo lugar y luego lo tomó para examinarlo.

-Te he visto por televisión junto al equipo desde el primer partido, y juegan fenomenal, ser el segundo más reconocido de Alemania no está de más, cachorrito, pero mira... debes saber una cosa.

-Que soy un tonto, y no debí ni siquiera pensar en jugar futbol alguna vez en la vida.

Balto frunció las cejas y se levantó con la medalla en la pata, aquel comentario no le había gustado.

-No, a lo que me refiero es que por más dura que sea la situación, nunca, nunca te desprecies de esa manera, ¿Qué esperas del mundo si tú mismo denigras tu imagen? En la vida habrá cientos de momentos como éste, pero también habrá otros en los que llorarás de felicidad, éste tipo de experiencias son las que te hacen fuerte y te preparan para miles de obstáculos que vienen para ti.

Zabivaka levantó la mirada y se quedó boquiabierto al escuchar las palabras de Balto, aquel perro-lobo sí que lo estaba haciendo entrar en razón.

-Pero lo arruiné, Balto, ¿cómo espera usted que remedie eso?

Balto se relajó y volvió a inclinarse para estar a la altura de Zabivaka.

-El pasado no se puede remediar, pero seguirás luchando por tener un mejor futuro, esto-señaló a la medalla- por más que lo odies, es símbolo de tu esfuerzo y responsabilidad, no es lo que esperabas pero tienes que estar consciente que en la vida y en el fútbol no siempre se gana, pero es mejor perder por haberlo intentado que perder por haberse rendido.

Aquella última frase hizo que Zabivaka frunciera su rostro y derramase dos lágrimas, estaba consciente que hizo todo lo que estuvo a su alcance, ahora que lo analizaba el partido no fue un fracaso total, pues lucharon hasta el final.

-Gracias, Balto, me has hecho reflexionar sobre mis acciones ésta tarde y creo que tienes toda la razón, lo intentamos y dimos una verdadera lucha hasta el final. Somos guerreros.

-Eres un guerrero, Zabivaka, en la vida y el fútbol, confío en que siempre que te dediques a lo que más te gusta lo hagas con la intención de vivir la pasión en tu corazón.

Balto y Zabivaka se miraron el uno al otro para posteriormente abrazarse, era un momento de esos muchos que se quedaría en el corazón del pequeño lobo.

-Cuando llegue a ser estrella algún día, te prometo que me acordaré de ti, pues me has dado las fuerzas suficientes y el ánimo para seguir adelante con el camino que debo recorrer.

-Te lo agradezco- Balto se levantó y sonrió a Zabivaka- Será genial verte con un balón de oro y espero estar presente cuando sea tuyo, Zabivaka, no te deshagas de esa medalla, supongo que es tu primer reconocimiento y no querrás tirarlo.

-Sí, Balto, te prometo que lo conservaré y doy las gracias ahora por todo lo que tengo y lo que he ganado, nada será fácil pero siguiendo tus consejos no me rendiré nunca.

Zabivaka y Balto se pusieron de pie al percatarse que las gotas de lluvia comenzaban a caer, sonrieron el uno al otro y comenzaron a seguir su camino, fue entonces cuando Balto se dio la vuelta para gritarle:

-ZABIVAKA- gritó Balto agitando su pata.

El pequeño lobo giro para ver una vez más al perro lobo.

-¡Cuando sientas que vas a rendirte, piensa en por qué empezaste!

Nuevamente la frase de Balto hizo reflexionar a Zabivaka, no solo del momento que estaba pasando, sino que además se percató de todas las buenas cosas y compañías que había tenido en la vida, empezando por tener protección en el instituto ruso, donde conoció a sus íntimos amigos y ahora poder vivir la libertad que en Rusia pudo haberle sido negada, no era el final de todo, apenas era el principio y aquella tarde lluviosa marcaría una verdadera lucha por todos sus sueños y deseos de superarse con sus méritos y la ayuda de todos aquellos que lo rodeaban.   

ZabivakaWhere stories live. Discover now