Mientras en el otro lado de la habitación, Zabivaka se percató que Rudy paseaba de un lado a otro con un teléfono inalámbrico.

-No será capaz de dejarlo solo en Alemania...- Rudy hablada con tono desesperado.- No tiene corazón papá, debes insistir te lo suplico al menos hazlo por mi hermano... Siempre quisiste tener un segundo hijo después de aquello, debemos tratar a quien ahora lo necesita como si fuera mi hermano y mi tío Herman debe considerarlo.- Decía más frustrado Rudy.

Al cabo de cinco minutos colgó el teléfono, Zabivaka había comprendido que estuvieron hablando de él toda aquella llamada telefónica, al aparecer Rudy en la cocina su rostro no fue el mismo que Zabivaka conocía, ahora estaba completamente reflejando una mirada frustrante como si le aturdiera completamente el futuro, Zabivaka no se atrevió a preguntar qué había sucedido e hizo como si el programa polaco de futbol fuera interesante. Entonces Rudy habló:

-Zabivaka, tengo malas noticias amigo... Mi tío no quiere recibirte en Alemania.- Una lágrima salió de sus ojos azules.- Yo quiero que te quedes conmigo porque has sufrido suficiente todo lo que llevas de vida como para enfrentarte a un país completamente nuevo tú solo, amigo.

Zabivaka se volvió hacia Rudy apagando el televisor, lo miró con el mínimo signo de preocupación para darle confianza a su amigo que estaba a su lado.

-No te preocupes Rudy, yo buscaré el modo de sobrevivir en Alemania ya bastante han hecho tú y tu padre con ayudarme a salir de Rusia...- Rudy interrumpió golpeando la barra de la cocina.

-¡NO ES JUSTO, ZABIVAKA! ¡Yo no voy a dejarte solo, mi padre me enviará dinero cada dos semanas, yo te apoyaré, amigo porque siempre quise tener un hermano y ahora que lo tengo no lo perderé! – dijo llorando.

Zabivaka se levantó de su asiento y lo abrazó.

-Agradezco tu aprecio por mí y tu preocupación, conseguiré trabajo en Alemania y un lugar donde quedarme, desarrollaré lo que más amo; el futbol, y me dedicaré a buscar quien me apoye para salir adelante en esa profesión.

-No será Fácil Zabivaka...- Interrumpió Zabivaka.

-Lo sé, nada en esta vida es y será fácil, pero te prometo que cuando esté en la cima Rudy, no me olvidaré de ti, quien ha hecho tanto por mí.

Los dos amigos se abrazaron, las maletas no fueron deshechas debido a la corta estancia en Polonia, esa misma tarde bajaron al elegante Restaurant a probar los deliciosos bocados que ofrecían en el buffet del día, todo tipo de comida típica polaca. Zabivaka disfrutó de un poco más de tres platos de Ruski polaco que consiste en una especie de raviolis grandes rellenos de carne y de queso, el pequeño lobito se lamía los dedos de tan exquisito platillo. Entrada la tarde decidieron dejar el hotel para dar una vuelta por la capital polaca, cientos de nativos hablando el idioma hacían reír a carcajadas a los amigos rusos que no entendían ni una sola palabra, al regresar al hotel, Zabivaka recogió su balón para volverse a las canchas privadas que tenía el gran hotel a un lado del lujoso estacionamiento, aquel momento le hizo recordar a Zabivaka la noche en que jugó por primera vez acompañado en el orfanato con su amigo Leonard, de quién en ese instante no sabía nada de su paradero. Al llegar a las canchas, que estaban completamente solas a excepción de la de tenis, Zabivaka se tiró en el césped sintético.

-Al fin estoy en una verdadera cancha de futbol.- Rudy se acercó curioso a Zabivaka.

-¿A qué te refieres, Zabivaka? ¿Acaso nunca has estado en una cancha de futbol?- preguntó.

-Solo en las del orfanato pero eran feas y no tenían césped como una auténtica... Pero vamos, quiero ver las jugadas que conoces ¿Me dijiste que entrenabas en la liga menor de San Petersburgo?

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