Una Princesa Sin Opciones

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-La joven de cabellos dorados, caminaba por el pasillo del palacio siendo seguida por la Sailor regente de Venus. Se sentía confundida por la anterior platica con su madre, sintió que había algo más detrás de esas palabras, algo malo o de malas intenciones hacía su persona. Además, aquella mujer no le inspiraba confianza en absoluto, no era como la Reina de Kinmoku, esa presencia femenina emanaba malas intenciones y estaba dispuesta a revelar la verdadera razón de su visita. Por el momento, solamente quería pasar tiempo con la única persona que calmaba todas sus dudas y con quién podía abrirse sentimentalmente sin reproches ni contradicciones. Serenity siempre había poseído ese sentimiento hacía la joven estrella fugaz, desde el primer momento en que la vio aparecer frente a ella como el sol que deja fluir la calidez de su luz a través de las nubes, después de siglos de oscuridad. Se golpeó mentalmente, no podía tener esa clase de sentimientos, no debía. Isabella era una mujer como ella, además, su deber como princesa le prohibía sentir amor por un servidor leal, pero la joven azabache era tan diferente, tenía algo que la hacía especial aunque no estaba segura de qué era. Deseó, por un momento, ser una humana mortal para poder amarla como debía ser, como había prometido. Soltó un suspiro, que fué escuchado por la Sailor detrás de ella. -

Sailor Venus: Princesa, ¿Se encuentra usted bien? -"Pues claro que no está bien, Tonta. De lo contrario, no tendría un semblante tan desgarrador." Se insultó a sí misma en sus pensamientos. La Princesa se volteó a verla, para luego negar levemente con la cabeza- Sabe que si algo le atormenta, puede decírmelo, primero que será confidencial.

Serenity: No te preocupes, Venus. Realmente estoy bien, solo pensaba en qué ponerme ésta noche para la cena con la Reina terrestre. ¿Me ayudarías a escoger un lindo atuendo? He escuchado que tienes un muy buen gusto con los vestidos. -Preguntó amablemente intentado disimular su malestar-

Sailor Venus: -Los ojos de la rubia brillaron con intensidad ante la petición de la princesa. Dió unos pequeños brincos para luego tomar las manos de la joven frente a ella y arrastrarla por todo el palacio hasta la habitación de la princesa - ¡Por supuesto que sí, Alteza! ¡No tiene que pedírmelo, estaré más que encantada de ayudarla con sus bellísimos vestidos de ceda!

Serenity: M-Muchas gracias, Venus... Pero me arrancarás un brazo si no te tranquilizas -Decía en un lamento mientras era arrastrada. Venus se detuvo bruscamente, disculpándose por su escandalosa actitud-

-Del otro lado del palacio, una joven de cabellos negros fijaba su zafira mirada en el cielo casi nocturno que apenas dejaba ver algunas estrellas asomándose. Jugaba con un pequeño colgante entre sus manos, el cuál poseía un dije en forma de corazón. También tenía un grabado en un idioma poco conocido, el idioma de las estrellas, el cuál llevaba siglos extinto y muy pocas personas conocían. La azabache apretó aquel colgante contra su pecho, a la vez que bajaba su vista al suelo como si estuviera recordando algo trágico, pues una lagrima rodó por su mejilla. -

Sailor Star Healer: ¡Fighter! ¿Que haces aquí? Te estuve buscando por todo el palacio, Maker me obligó a pedirte disculpas por mi actitud antes, aunque tengo razón, te pediré las disculpas. -Se cruzó de brazos a la vez que caminaba junto a su hermana. Esperó una respuesta, pero al no recibirla, comenzó a irritarse hasta el punto que comenzó a gritar- ¡Ey! ¡¿Estás escuchándome, Fighter?! ¡Te estoy pidiendo disculpas por una vez en la vida y tú no te estás burlando de eso! ¡¿Que ocurre contigo?!

Sailor Star Fighter: ¿Huh? Oh, Healer. Discúlpame, no te escuché llegar, ¿Dijiste algo? -Preguntó secando rápidamente aquella lágrima para luego voltear hacia la peliplata-

Sailor Star Healer: -Le dedicó una mirada de odio durante algunos segundos hasta que notó los hinchados ojos de la azabache. Se preocupó un poco, pero no quería lucir así- Ejem... Olvídalo. ¿Porque no me escuchaste? Soy bastante escandalosa según tú, ¿Te ocurre algo, Tonta? ¿Estás pensando en la Princesa otra vez? -Preguntó con un tono burlón-

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