Los cachorros de Nevada

19 5 4
                                    

-Ha caído al río- le eplicó Rojino a Ciénaga

-Bien. Túmbate ahí.

zarpa de Halcón se dejó caer en un lecho calentito.

-Rojino, dile a un guerrero que este vigilando el campamento que tu lo sustituirás, y que vaya a por nébeda. Después vuelve. ordenó la curandera

El aprendiz asintió y salió corriendo, pronto estubo de vuelta

-ya ha salido- maulló

-Vale, ahora lamele a contrapelo, se secará antes.

Rojino obedeció al instante. Zarpa de Halcón sintió un fuerte dolor de cabeza y cerró los ojos. Cuando volvió a abrirlos Rojino seguía a su lado. Se comío una hojas que había rente a él

-Rojino ¿Cómo cazaste el conejo?- preguntó

-Pues... Lo perseguí durante un rato, hasta que llegó a una madriguera, pero me metí tras él y lo saque. Luego reparé en que estaba solo- Zarpa de Halcón ronroneó y le cotó lo que había pasado en el río.

Después volvió a dormirse. Cuando se despertó de nuevo estaba solo, se levantó tambaleándose y estornudo. Se dirigió al montón de carne fresca y cogió elconjo que había cazado Rojido, lo arrastró a la maternidad.

-Compartidlo- maulló dejándolo frente a Leonada, que se lo agradeció con un gesto

-mamá, ¿Por qué lso hijos de Nevada ya no juegan con nosotros?- gimió Pequeña Libélula

-Sí, queremos conocerlos- maulló Pequeña Grieta

-Están enfermos- respondió su madre nerviosa

-¿Enfermos?- Pequeña Brezo parecía asombrada

-¿Y morirán?- preguntó Pequeña Libélula asustada

zarpa de Halcón se giró hacia Nevada ¿Cómo que estaban enfermos? De pronto vio lo delgada que estaba Nevada, se acercó y vio tres bultos diminutos pegados a su vientre

-¡¡Nevada!! ¿Cómo has dejado que lleguen a esto?- El aprendiz no podía salir de su asombro

Sacó a un cahorro gris oscuro del regazo de su madre y comenzó a triturar la carne para que pudiera comerla el cachorro, el brusco movimiento le hizo marearse pero no paro. Necada lo miraba tensa, pero al ver al pequeño comer la carne se relajo

-¿Pero que he hecho?- maulló de repente, apartó al aprendiz- tu ve a por agua, yo les daré de comer.

Leonada, asombrada por la nueva actitud de su amiga atrajo a los cachorros a su vientre, deja que yo los alimente mientras tu repones tus fuerzas- maulló amablemente, ignorando los gritos de indignación de sus hijos al tener que compartir la comida.

Nvada la miró agradecida y comenzo a comer el conejo.

Zarpa de Halcón salió dispuesto a traerles agua

-¡Quieto!- bufó un gato a sus espaldas- ¿Quién te ha dado permiso para merondear por ahí? Vuelve ahora msimo a la guarida, no quiero que se expanda la neumonía por el campamento

-¿Tengo neumonía?- preguntó incrédulo


-No, pero tienes un buen resfriado, es posible que se convierta en neumonía.

-Pero... Nevada quiere agua

-¿Nevada? no será Leon...

-¡No!- la interrumpió

-Vale, tu vete a descansar, ya me ocupo yo.

Zarpa de Halcón quería protestar, pero sabía que sería inútil

-¡Ah! no vuelvas a la maternidad hasta que esten curados- maulló Ciénaga

-Claro...- masculló avanzando haca su lecho, no estaba cansado.

Se comió unas hojas, obligándose a tragarlas a pesar de su repugnante sabor. Con un suspiro apoyó la cabeza en sus patas delanteras y se durmió.

gatos guerreros traicionWhere stories live. Discover now