Eterno Amor

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La noche nunca había sido tan oscura, era como si las nubes quisieran con toda la intención cubrir luna y estrellas para dejar solo sombras, Alicante difícilmente se miraba como una ciudad apagada, esta, la única noche en donde necesitaba llegar rápidamente a su destino, ni la ciudad, ni su luz mágica, parecían ayudarle en su propósito. Nathan corrió por las calles empedradas, subió por los puentes y bajo por escaleras con toda la velocidad que le era posible, cruzar la ciudad nunca fue tan difícil como ahora, su respiración estaba agitada desde que se metió en el bosque que rodea La Academia para escapar dejando atrás a sus amigos y sobre todo a la rectora quien, seguramente le castigara lavando sartenes sucios con la horrible comida una vez que se dé cuenta que hizo caso nulo a sus advertencias y se hubiera marchado.

Pero eso no le importaba, no ahora, solo quería llegar a la mansión Lightwood, solo quería llegar a Max. Nathan tropezó torpemente y con dificultad logro evitar una caída posiblemente dolorosa al sostenerse de una de las cercas de las casas a sus lados, respiro profundo, tallo su rostro con impaciencia. Deben buscar la calma. Le había dicho su maestro de defensa y ataque. Aun en las peores circunstancias, mantener la mente fría puede ser la diferencia entre vivir o morir. Nathan lo sabía, había sido el más sobresaliente de la clase, y aun mas, había corrido por los bosques intrincados y peligrosos del reino hada durante años y lo había hecho con la gracia y facilidad que le daba su mezcla de sangre. Ahora parecía que sus pies eran de plomo, que su corazón saldría del pecho y que sus pulmones tenían fuego dentro.

No podía calmarse y no podía más que pensar en la última vez que miro a Max y en las palabras que le dijo, en su pelea:

―Lo que hagas no me importa ¿Porque habría de importarme? ―dijo Max con la clara señal de herida en su rostro― No seguiré esperando que vuelvas a ser el mismo, ya no.

―Así que no te importa ―Nathan fue frio, era muy bueno siendo así― Supongo que entonces no debo preocuparme por que le digas a tu padre que iré a la montaña Unseelie.

Eso capto toda la atención de Max y su acto de indiferencia cayo.

― ¿Que? No puedes, no debes ir a ir.

―Fui convocado.

―Es una trampa ¡Lo sabes!

Nathan miro con frialdad hacia otro lado.

―Eso es solo lo que tú crees.

―Nat ―le llamo Max con suplica―. Por favor, escucha.

Nathan le miro con ojos verdes encendidos.

― "Escucha" "Escucha" ¡No dejas de decir lo mismo, pero tú no me escuchas a mí!

Max bajo la mirada.

―Es solo que... ya no sé cómo llegar a ti.

―Eso ya no importa, Lightwood. ¿Por qué habría de importarte? ―dijo repitiendo cruelmente las palabras que había usado hacia él.

― ¿Nat?

Celeste apareció desde el cielo, sus largas alas azules crearon reflejos en las hojas de los árboles.

― ¡Espera! ¡Por favor no lo hagas!

Suplico Max mientras Nathan montaba a su fiel amiga y desaparecía entre las nubes.

― ¡Es muy peligroso! ―le grito Max.

Ahora, ese último grito, esas últimas palabras retumbaban en sus oídos y caían sobre él como hielo, como navajas que se arrojaban hacia él lastimando cada fibra de piel.

Eterno Amor (Natwell)Where stories live. Discover now