2. Sus ojos.

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No puedo creer que un dragón me haya hecho... Eso...

El tan solo pensar en los factores de lo recientemente ocurrido hace menos de una hora, me prendió el rostro en llamas. Estaba muy avergonzado.

Era un dragon alto, de escamas blancas como la nieve y cabello algo azulado, liso. Era muy alto. Había oído en algunas partes que los dragones eran increíblemente altos y fuertes pero esta era la primera vez que admiraba a uno. Era hermoso.

Es muy extraño ver reptiles en esta zona. Claro es porque este es uno de los pueblos más fríos de todo el continente. La nieve es casi dos días por semana. Era normal ver nada más que mamíferos y aves en estas zonas.
Quizás sea por eso que ver un dragón en zonas como estas me ha impactado tanto con su belleza.

- Ephraim... -Susurré su nombre ciertamente era algo extraño pero le quedaba a su aura solitaria y misteriosa.

Su penetrante mirada verde permanecía en mi cabeza.
Si me hubiera quedado con él en la biblioteca habría sido lo mismo que no haber venido al salón.
No pude concentrarme para nada.
Entre el calor de mi cuerpo aún en celo y la sensación ardiente que había dejado Ephraim en mi entrepierna, era incapaz de pensar claramente.

Sus ojos de dragón, color verde de pupila rasgada, brillantes. Aún podía sentirlos clavarse en mi.

No era capaz de tomar un mero apunte.

Entonces, agité mi cabeza.

Entonces, agité mi cabeza

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No puede ser cierto... ¿O sí...?

Puede que solamente sea yo el que imagine las cosas. ¡Debe ser eso! No creo que ningún dragón pueda estar con un lobo.

- ¡Eh, idiota! -zumbó la palabra con fuerza en mis oídos. Había gritado tan fuerte aquél cretino cerca de mi oreja que quedé aturdido, pero fue capaz de traerme a la realidad.- Quizás es por eso que tú especie está en extinción. -se burló.- Ustedes los lobos rojos son unos tarados.

- ¡Oh! se me cayó. -dijo. Él. Quien me ha molestado desde el día en que pisé esta escuela. Aplastando su sándwich contra mi mesa.

Ese asqueroso lince, Dennis. Su cabello algo rubio, sus ojos sin brillo color marrón. Verle la cara me daban ganas de golpearle.

- Verte me irrita. -refunfuñó el minino.

- El sentimiento es mutuo. -contesté sin dirigir mi mirada a él.

Había estado tan metido en mi pensamientos que no me di cuenta cuando Ya todos se habían marchado del salón.

Solo quedábamos Dennis, su seguidor, Ben y yo.

Dennis no era el gran problema. Sino que ése oso tan fiel parado detrás del él. Un oso polar bastante alto y musculoso, ya he recibido tantas palizas de él que no era necesario mostrar sus puños para saber cómo eran.

Hambre [BL]Where stories live. Discover now