Capítulo 10: Guiston

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Ella sabía perfectamente por qué no había contestado la pregunta de Ian: los lugares públicos cerrados fuera de Mine Concect los evitaba a toda costa, debido a la gente que se acumulaba y a su cercanía, que les permitía estudiarme como si fuera un bicho raro. El restaurante de recién era una excepción, porque siempre íbamos al mismo ya que tenía una mesa en una punta en la cual nadie podía verme detalladamente debido a la poca luz que tenía. Y, al parque de atracciones que planeábamos ir mañana, con ponerme unas gafas de sol oscuros bastaba.

Pero claro, no podía usar gafas oscuras en un bar.

—Gracias, Ems—dije contra su cuello.

—No me tienes que agradecer por respirar, Iris, solo te dije algo obvio—respondió y me dio una palmadita en la espalda.

Dejamos de abrazarnos y asentí con la cabeza.

—Lo sé, y tienes razón...me debo acostumbrar. Pero no es fácil.

Emma apoyó una mano en mi hombro.

—Soy la primera que sabe eso, aparte de ti. Pero tienes que hacer un esfuerzo. Te queda toda una vida por delante y no puedes simplemente evitar a toda costa a las personas.

La miré a los ojos, y sentí que de alguna manera, me transmitió la fuerza que necesitaba.

Salimos afuera riéndonos, porque uno de los camareros casi tira una bandeja con platos por quedarse mirando a Emma. Cuando llegamos a la mesa, Trevor nos miró con preocupación, pero le hice un gesto con la cabeza, a la vez que decía:

—Allí estaremos, Ian.

Él sonrió de costado y asintió con la cabeza.

—Genial, los vemos allí entonces—. Se levantó de mi silla y se fue junto con sus amigos.


Las horas pasaron y ya estábamos en la puerta del bar. Para mi gran suerte, el lugar estaba completamente a oscuras, salvo por algunos faroles de color rojo que estaban en las paredes. Esa luz camuflaba mi genética rara y hacía que parezca normal. Aparte de eso, el bar era un club también, porque las mesas estaban corridas hacia los costados y en el centro había gente bailando. Me sentí un poco fuera de lugar en mis vaqueros y zapatillas, pero luego de mirar a Emma se me pasó, ya que iba vestida igual que yo.

Emma iba adelante de los tres, abriendo el paso para que podamos llegar hasta la barra, porque había muchas personas. Ella y Trevor tenían ganas de unos tragos y yo no era quién para impedírselos. Una vez que llegamos, luego de varios insultos de personas, se pidieron un trago y esperamos.

De repente, las luces rojas de las paredes se apagaron del todo y el bar quedo completamente a oscuras, salvo por un minúsculo tubo blanco que había detrás de la barra. La gente empezó a gritar como loca y a lanzar silbidos, y ni Emma ni Trevor ni yo sabíamos lo que estaba pasando.

Unos focos de gran tamaño iluminaron el espacio y apuntaron hacia un escenario que había en el fondo del lugar, en el cual no había reparado hasta recién. De un segundo al otro, tres jóvenes salieron detrás de las cortinas y los gritos surgieron de nuevo.

Sonreí. Ian, Max y Alex estaban entrando en el escenario como si fueran auténticos reyes. Vestían todos de color verde y agitaban los brazos al ritmo de los silbidos y los gritos. Cuando llegaron a sus puestos, Ian habló con una voz pacífica que nunca antes había escuchado:

—¡Buenas noches, GuisTown!—dijo, y el público rugió—. Espero que estén teniendo una linda vida, y si no, ármenla a su gusto. ¡Empecemos!

Mis cejas se levantaron y miré a Emma con cara de confusión. Ella me devolvió la mirada.

HorusWhere stories live. Discover now