Capítulo 9: estrella

Start from the beginning
                                    

No podía hacerlo.

Ni siquiera sabía qué era lo que no podía hacer, porque mi intención era pedir un helado, sentarme y esperar a que venga Horus a hablarme, pero el plan me parecía descabellado. ¿Y si me tomaba de ridícula? ¿Y si ni siquiera me miraba? ¿Y si...ya le habían llenado la cabeza con lo rara que era?

Tragué saliva y di la vuelta. Necesitaba sentarme y relajarme, así que me dirigí a la pradera, que estaba en frente a la heladería.

Me senté en el césped y me puse a mirar el río. Ya eran las cinco de la tarde, pero como era verano, el sol seguía brillando arriba fuertemente. Cerré los ojos e incliné mi cara hacia él. El nudo en mi estómago seguía, pero traté de ignorarlo. Estaba un poco cansada de él, la verdad.

—¿Ahora eres tú la que me acosa?

Abrí los ojos y pegué un respingo, llevando mi mano al corazón.

—Horus—dije sin aliento, tratando de calmarme. Me había dado un buen susto.

Se encontraba sentado al lado mío, a menos de medio metro de distancia. Sus ojos parecían brillar bajo la luz del sol. No llevaba el delantal del otro día, sino una simple remera blanca, que por supuesto, le sentaba de maravilla.

—Discúlpame, no quería asustarte—dijo con una pequeña sonrisa.

Sonreí y miré al río.

—Parece que esa se convirtió en tu frase célebre.—Me sorprendí ante mi atrevimiento.

Horus rio, y mi estómago tembló, aunque no se trataba del nudo de antes. No. Era el sonido de su risa, ronca y grave, que hacía que mi cuerpo tuviera sensaciones extrañas.

—Es verdad—anunció.—¿Qué haces por aquí?

Recordé el verdadero motivo por el que estaba allí, y mis mejillas se incendiaron. Jamás admitiría que lo había ido a ver a él, así que opté por decir una verdad a medias:

—Nada...yo... tenía ganas de relajarme un rato.

Me miró con curiosidad.

—¿Vienes aquí a menudo?

Asentí.

—Sí. Me gusta mirar el río.

—Es un lugar hermoso el que tienen aquí. Te entiendo—. Se estiró, y quedó un poco más cerca mío.—Cuando termino mi turno en la heladería, siempre vengo un rato aquí. Fue curioso encontrarte en mi sitio.

—¿Tu sitio?—pregunté, sorprendida.

—Sí, estas sentada donde yo suelo hacerlo. Cosa del destino, ¿hmm?

Parpadeé y miré las nubes. Sí, definitivamente era cosa del destino.

—No lo sabía.

Nos quedamos sumidos en un cómodo silencio, interrumpido únicamente por el canto de los pájaros. A esta hora, en donde el sol no iluminaba tan fuerte, la pradera estaba reluciente. Todas las plantas parecían brillar y tenían algo de lo que nunca antes me había percatado: presencia. Sí, muy raro, pero sentía el que sauce llorón que estaba a unos metros de mi iba a hablarme en cualquier momento.

Me senté más derecha y lo miré fijamente. Sus hojas y ramas caían, y el sol le daba de tal manera que un leve resplandor amarillo lo rodeaba. Era como un aura. Vaya. Nunca había apreciado tanto a la naturaleza, y ahora me daba cuenta de que siempre había sido así de hermosa, solo que recién lo notaba.

¿Horus la vería de la misma manera que yo? Sacudí la cabeza.Ya, claro, seguro que Horus y todo el mundo veían el aura de las plantas...porque era algo normal. Al igual que la telepatía, que llevar los ojos color violeta... Qué ridícula.

HorusWhere stories live. Discover now