Más o menos sentimientos.

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  Hay personas con más y otras con menos sentimientos, o mejor dicho; Hay personas con más mente inconsciente y otras con menos vida. Y si no les importa el amor de la familia, ¿Los padres son egoístas por no pensar en ello? ¿O simplemente no se hacen problema al querer disfrutar más su vida?.

Una persona "enferma" o en sillas de ruedas, disfruta más la vida que uno mismo, porque realmente valora la vida. Una persona con síndrome de down da más cariño que cualquier persona normal, porque ellos están agradecidos del amor que reciben cada día, y su mundo son la familia, las personas que los tratan bien. Para ellos no existen los lujos del viajar, ellos son felices dando y recibiendo amor, su vida es feliz con un poco de cariño, con besos, abrazos y apoyo.


Hay personas con enfermedades terminales, ellos quieren vivir la vida que otros no viven estando sanos. Es que ellos se dan cuenta que no vivieron lo suficiente y desean tanto volver el tiempo atrás y disfrutar la vida.

La vida pasa como un tren, o así se compara muchas veces. El tren que te sube en la estación que otros quieren bajar, o te lleva directamente hasta el final de las estaciones pasando por cada una de ellas. Algo parecido pasa en la vida; vivimos en un mundo donde queremos ser más que otros que son "menos" y demuestran lo contrario, unos con poco son felices y otros con muchos creen que lo son. Y todo por tenerlo todo, viven acelerados, ¿Que vida destina para aquellos que lo tienen "todo"?, ¿El viajar?, ¿Darse los gustos?, ¿Comprarse lo que quieren?, pero, si en realidad la vida como así te lo da también te lo arrebatará, en algún momento te lo saca o te lo demuestra con tus mayores miedos; como la perdida de alguien importante, o alguna enfermedad, ¿Y al final como es eso? Teniendo todo y a la vez nada, envidiando a aquellos felices. Y así es siempre, la vida te lo da todo y te lo quita si no lo valoras.

Trabajando un día vino una mujer que tenia una inmensa tristeza por la muerte de su hijo. Le pregunte de que había fallecido, y me respondió que su hijo se drogaba mucho, y que ella no pudo hacer nada por curar a su hijo.

Esa misma tarde vino otra mujer a comprar, que aún lleva tristemente en sus ojos el dolor de la muerte de su hija enferma de cáncer. Ella me cuenta que hubiera querido dar la vida por su hija, pero que ella se sentía feliz porque todas las mañanas de vida de su hija, ella la llevaba en sillas de ruedas a la plaza y que su felicidad al tener accidentalmente el pelo en la cara, era mayor que al regalarle cualquier juguete o golosina.

Me puse analizar la vida del chico que se drogaba, y que vida era la de la niña con una enfermedad terminal. El chico tenia 27 años y la niña tan solo 9. El chico no veía la luz del día porque dormía, su vida era simples fiestas de noche, no sentía el viento en su cara , no olía el olor de las flores, no apreciaba la luz del día, o el verde de la naturaleza. La niña que tan solo tenia 9 años, valoraba tanto esas pequeñas cosas que tiene la vida, como ir a la plaza y ver el sol tan brillante como su arete, el verde del pasto o sentir el aroma de las flores. Pero lo más bello para ella, era sentir que estaba viva cuando el viento acariciaba su rostro.

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El fondo de la vidaWhere stories live. Discover now