18. Vampiros ~ Larry Stylinson-Terminada

Siete

...—¿De dónde sales tú, pequeño?—preguntó el vampiro por segunda vez, clavando sus brillantes ojos en el extraño.

—Y-Yo... s-sooyy...Lo-Lou....

Harry lejos de oler el peligro volvió sus ojos a su precioso verde habitual, aunque aún estaba desconfiado pues ante él tenía a un ser que le despertaba curiosidad.

Este tenía un olor peculiar y con rasgos licántropos pero era pequeño y muy delicado para poder serlo, el vampiro lo observó con detenimiento.

Louis estaba tan asustado y a la vez tan abrumado que no le salían las palabras pues el color verde esmeralda al que habían tornado los  rojos ojos del vampiro, le habían dejado maravillado.

—E-eres he-her-moso—balbuceó entonces—yo no creí que fu-fueseis así.

De repente la puerta de la habitación se abrió.

—MiLord, ¿necesit....¡apartese miLord, es uno de ellos!—gritó James, sacando su arma y disparando contra el pequeño licantropo.

—¡Nooooo.... James!, ¡no es peligroso!—gritó Harry pero ya era tarde, la bala de plata ya había impactado en uno de los brazos de Louis.

—¡Pe-Pero es un licantropo miLord!, ¿es qué no lo ha olido?—habló de nuevo el guardián.

—¡Maldita sea, James!, ¡él estaba encerrado y no era peligroso!, ¿no ves qué es solo un niño?—dijo Harry muy molesto con su segundo.

El ojiazul se retorcía y gritaba en el suelo por el dolor de la plata en su brazo, mientras el vampiro no sabía que hacer, ya que por un lado el pequeño era un enemigo pero por otro lado le producía ternura y no soportaba verlo sufrir.

Finalmente Harry se transformó y con una de sus afiladas uñas cortó la suave piel del brazo de éste y extrajo la bala, entonces Louis paró de gritar y se desmayó.

—Pero ¿qué está haciendo miLord?, no podemos permitir que viva. Los licantropos son animales salvajes, no son de fiar. ¡Seguro que huirá y atraerá a su manada hasta aquí!—habló alarmado al ver que Harry había detenido su muerte.

—Cállate James o alertarás a los demás.  En serio te digo que no es peligroso— Harry intentaba calmar a su guardián.

—¡No!... esto tienen que saberlo los demás miLord. ¡No puede quedarse aquí, debe morir o nos matará a todos!—gritó histérico James, mientras caminaba hacia la puerta.

Sin saber de donde ni cómo, Harry sintió el impulsó de acallarlo totalmente, por lo que pegó un saltó y se subió a la espalda de James, luego agarró su cabeza y tiró de ella hasta arrancarsela.

Minutos después tras mirar horrorizado lo que había hecho a uno de su clan por salvar al licantropo, lo metió en su bañera y le plantó fuego para destruirlo por completo.

No quería haber terminado con un fiel guardián como James pero no podía permitir que destruyera a un ser tan especial y extraordinario como era el pequeño ojiazul.

El ojiverde volvió a su habitación rápidamente y cogió a Louis dejándolo en la cama con mucho cuidado.

—Nadie te hará daño precioso. Es imposible que tú seas peligroso—dijo el Lord vampiro acariciándole el pelo.

No sabía que era pero jamás había sentido tanta ternura por un ser desconocido, miró la herida abierta y entonces rasgó con una uña la muñeca de su otro brazo y dejó caer unas gotas de sangre para que ésta cicatrizase más rápidamente.

De repente el licantropo cogió una bocanada de aire y se retorció abriendo sus ojos que ahora eran amarillos, su boca se agrando y sin esperarlo tomó del abrazo al vampiro con fuerza y lo mordió.

Harry logró soltarse y se apartó asustado pues Louis parecía estar transformándose tras obtener su sangre.

El licantropo cayó de nuevo en la cama y empezó a retorcerse, su piel se volvió negra, su rostro se transformó en el de un licantropo soltando un gran rugido.

Harry comprobó que James tenía razón, por lo que fue a por su espada pero cuando regresó junto a la cama, Louis ya no era un licantropo, parecía un vampiro pero su piel era gris y apenas tenía rasgos distintos en su rostro, este tenía unos colmillos como los suyos.

—¿Qué demonios eres?, ¿Por qué tienes colmillos de vampiro?— preguntó confuso Harry sin hayar respuesta— No puede ser.

El ser frente a él era distinto a todos a los que había visto y lo miraba fijamente, parecía furioso y no sabía como reaccionaría, ni la fuerza que tendría, así que el Lord salió rápidamente de su habitación para alertar a su comunidad.

Según iba corriendo, se maldecía a sí mismo por ser tan confiado, él y toda su Comunidad estaban a punto de ser exterminados por su idiotez.