Éramos tan diferentes.
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Esté es un fanfic hecho por mi.
Prohibida su adaptación, copia total, parcial y/o publicación en otras páginas.
Cualquier tipo de plagio no s...
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Alice había salido del bar donde trabajaba nuevamente con sus prendas cómodas junto a su compañera Sara con quién iba hablando en lo que caminaban, alejándose de su lugar de trabajo.
— Alice... — La llamó la pelirroja con algo de duda— Sé que no somos lo suficientemente cercanas para preguntarnos de nuestras vidas y todo eso pero tengo curiosidad sobre ti.
La nombrada la miró con una ceja alzada con también curiosidad— Bueno pues... Puedes preguntar, no me molesta.
— ¿Por qué trabajas? Digo eres muy joven, quizás deberías estar estudiando — La pelirroja quiso ser sutil con sus palabras. La contraria rió un poco.
— Porque necesito el dinero — Contestó simple mientras elevaba los hombros.
— Pero ¿Y tus padres...?
— Ellos murieron hace unos años — Contestó rápido antes de que la ojiverde terminará de preguntar.
— Oh, yo... Lo siento, no sabía.
— Sí lo sé, no te preocupes — Le sonrió compresiva.
— ¿Entonces? ¿Vives sola o cómo? — La curiosidad de Sara cada vez era más y eso no notó la contraria por lo cual rió de nuevo.
— Vivo con mi tía, hermana de mi madre — Relamió un poco sus labios al sentirlos secos— Ella quedó a cargo de mí, ya que es mi madrina — Explicó, haciendo asentir a su compañera.
Notó que había saciado la curiosidad ajena y suspiró más tranquila, no le gustaba hablar mucho de ella misma le parecía muy asfixiante recordar el pasado. Habían seguido hablando de cosas que ya no tenían que ver con la privacidad de la menor hasta que tuvieron que separarse porque iban por caminos contrarios.
La chica ojimiel miró el cielo, notando que el amanecer se aproximaba por lo cual suspiro. No quería llegar a casa de su tía porque solo había discusiones en ese lugar.
Su mirada chocó con un anuncio que estaba pegado en un poster cercano a ella, era el mismo anuncio que había desde hace meses atrás sobre una niña desaparecida, al parecer no tenía más de siete años. Suspiro al pensar que tan mal se la podía estar pasando la nena.
Siguió caminando hacia su hogar perdida en sus pensamientos hasta que pasó cerca de un parque donde una pelota choco con sus pies, lo notó por ir con la mirada en el suelo. Tomo el objeto con ambas manos y miró hacia el interior del parque.
"— Ok, eso fue muy... Extraño."
Pensó en sus adentros y entró al lugar para poder buscar el dueño de la pelota, lo cual dudaba encontrar a alguien. Miró su reloj el cual marcaba "5:50 am", era muy temprano para que alguien anduviera jugando por ahí. Detuvo sus pasos cuando vio la espalda de una niña quién al parecer jugaba con algo pero no podía distinguir qué.
Miró a su alrededor esperando encontrarse con algún adulto a cargo de la infante pero no fue así.
— Oye niña — La llamó, haciendo que la mencionada volteara con una expresión algo confundida.
