El pan porno

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Cuando entraron en Chiapparelli's, el viento les siguió y entró en el vestíbulo. Ryan Morelli estaba de pie, de espaldas a ellos, y se dio la vuelta cuando el viento tiró de sus pantalones. Su rostro se iluminó cuando vio a Harry. Louis suspiró con fuerza. Ryan cubrió el vestíbulo en dos pasos y le dio a Harry un abrazo impulsivo, junto con una palmada en el hombro mientras se alejaba. —Estaba empezando a pensar que te habías mudado —Dijo Ryan. Se volvió hacia Louis y tomó su mano, sacudiéndola con entusiasmo antes de agarrar dos menús para ellos.

—Ha sido un año de mucho trabajo –dijo Harry. —Bien, es bueno verte, Harry —dijo Ryan, y la calidez y sinceridad en su voz hizo que Louis quisiera golpearlo. Lo siguieron a la misma mesa en la que se habían sentado hacía mucho tiempo, al lado de la ventana al borde del comedor principal. Louis miró a su alrededor mientras se quitaba la chaqueta. El lugar no estaba lleno, con sólo unas cuantas comidas de negocios y algunas viejecitas dispersas en otras mesas. Ryan colocó los menús hacia abajo y se apartó para que pudieran sentarse.

—Os traeré un poco de pan caliente para empezar, y luego quiero oír lo que has estado haciendo —dijo apuntando a Harry.

Harry sonrió y asintió con la cabeza, mirando a Ryan mientras se alejaba. Pero Louis observaba a Harry con ojos entrecerrados. —Harry.

Éste se volvió y se encontró con sus ojos, un brillo travieso en ellos. —¿Qué? Tiene un buen culo.

—Me estás empujando, Harry –amenazó Louis.

—Oh, ¿qué vas a hacer, pelear con él para demostrar que eres más fuerte? Louis permaneció en silencio, formando una lenta sonrisa.

Harry palideció. —Louis —advirtió.

—¿Qué? —preguntó Louis, su voz llena de inocencia de nuevo. —Sea lo que sea que estás pensando en hacer, simplemente no lo hagas, ¿entiendes? —gruñó Harry. —¿Qué? Querías comer aquí, te dije que lo arruinaría para siempre, que no te importaba... —Se encogió de hombros, sonriendo de nuevo—. Se cosecha lo que se siembra, pequeño.

—Si tienes una pelea aquí no te perdonaré nunca.

—Prometo no pelear —dijo Louis, levantando la mano.

—Esa es la promesa de las girl Scout, Louis.

—Todavía funciona. Louis vio a Ryan regresando por el rabillo del ojo y se echó hacia atrás. Harry le dio una última mirada de advertencia mientras colocaba la servilleta en su regazo. Louis lanzó una sonrisa ganadora mientras imitaba las acciones de Harry. Ryan se acercó, sonriendo ampliamente, y colocó una cesta de pan y un plato sobre la mesa con una floritura. Sirvió aceite de oliva en las especias del plato.

—¿Estáis listos para pedir una bebida o un aperitivo?

Harry pidió queso frito, que Louis recordaba que estaba bastante bueno. Eso fue desafortunado, porque dudaba que Harry llegara al aperitivo. Pidieron té y agua, y luego Ryan les dejó otra vez. Harry se inclinó hacia adelante y descubrió el pan mientras se encontraba con los ojos de Louis y sonreía.

—Oh, Dios mío, sigue siendo igual de lo que solía ser —casi gimió mientras cogía un pedazo y lo rompía. Louis sonrió, permaneciendo en silencio. Observó a Harry partir el pan caliente y le dio una patada a la espinilla por debajo de la mesa. —Sí, Harry. Rómpelo —murmuró.

Los ojos de Harry volaron a él, reconociendo su tono de voz. —¿Qué?

—Come el pan, Harry.

—¿Qué estás haciendo?

—Estamos aquí porque te gusta el pan, ¿verdad? —preguntó Louis, inclinándose hacia adelante—. Come un poco de pan para mí, cariño.

Harry miró alrededor, comprobando las otras mesas antes de mirar a Louis con los ojos abiertos.

—Para.

Colocó un trozo de pan en un plato, luego tomó un bocado del trozo con la otra mano. Louis tuvo que morderse los labios para no reír, pero luego se acercó más y golpeó la mesa con los nudillos.

—Oh sí, cariño, muerde.

Harry tosió, ahogándose con el pan en la boca. Volvió la cabeza hacia otro lado mientras masticaba, luchando por tragar. Entonces empezó a toser de nuevo mientras lanzaba una mirada de odio a Louis.

—¿Qué mierda te pasa? –jadeó.

—Come tu pan, Harry. Vamos, cómelo por mí.

—No voy a dejar que me arruines esta cena –gruñó Harry, luego mordió otro pedazo. Louis gimió en voz alta. Las cabezas comenzaron a girar. Harry se volvió en su asiento y miró a su alrededor, y luego le dio una patada por debajo de la mesa.

—Mójalo en el aceite, Harry —gruñó Louis, su voz tan baja que sólo Harry podía oírla— . Adelante, Harry, mójalo.

—¡Basta! —Gritó Harry. Arrojó el trozo de pan y rebotó en el pecho de Louis. Louis lo cogió de su regazo y lo levantó.

—Oh, ¿lo quieres sucio?

—Louis, lo juro por Dios...

—Te gusta lo sucio, ¿verdad?

Harry miró a su alrededor una vez más justo cuando Ryan giraba la esquina con sus bebidas, en dirección a su mesa. —Ahora tenemos compañía, Harry —murmuró Louis. Cogió un trozo de pan de la canasta y lo pasó por el aceite del plato. Lo levantó mientras el aceite goteaba por la masa a sus dedos.

—¿Quieres que él mire? Harry apoyó la cara en la mano y se cubrió los ojos.

—No me importa si él mira, Harry –continuó Louis, adulando y dejando que su acento burbujeara en su voz.

—Eres un idiota —gruñó Harry, horrorizado y desesperado porque Louis se callara. Alcanzó su vaso de agua y bebió un sorbo mientras miraba a su alrededor otra vez.

—¿Qué pasa? —Preguntó Louis, apenas conteniendo el temblor de risa de sus palabras—. Vamos, cariño. Dale un buen pan.

Harry casi escupió el agua por toda la mesa. Los dos se estaban riendo cuando Ryan se acercó con sus bebidas. Harry levantó la mano, sin dejar de reír.

—Vamos a necesitar la cuenta.

R&E (LS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora