Mientras desataba su chaleco vio unas cicatrices en la parte baja de su nuca, unas cicatrices que no podría haberse hecho ella misma. Tal vez la golpeaban de niña o algo peor. El chico al que ayudó el otro día tenía marcas similares en la espalda.

Lilian sumergió su cabeza en el agua. No todos los días podía encontrar personas con un pasado terrible en su entorno. Podía deberse a que Farasha estaba muy idealizada, y los que se cruzó lo ocultaban a la perfección; o en realidad era un gran sitio sin violencia con casos excepcionales de vez en cuando.

Aunque su encuentro con el chico de la otra noche, demostraba lo primero. Él no quiso hablar mucho sobre ese tema, pero dejó entendido que su padre lo golpeaba de manera regular cuando era niño. Lilian descubrió muy pronto en el orfanato, que Farasha no era un lugar sin crímenes, sino sin asesinatos. Se podía golpear a alguien, pero nunca morían por esta causa. Cosas como esas le permitían ser escéptica.

Sacó la cabeza del agua, y terminó de bañarse. Esperaba que a Melissa no le haya ocurrido algo como eso. Tal vez fue un accidente.

Envuelta en toalla fue hacia su cuarto. Buscó su teléfono para revisar si ella le había enviado un mensaje, pero no había ninguno.

De alguna manera sentía que quería conocer más de ella, saber más de su historia. Nunca le había pasado eso con nadie al que haya ayudado antes, y tampoco le gustaba. No quería ser una entrometida.

Terminó de vestirse. Buscó su cuaderno en su estante, y comenzó a escribir para despejarse: la poesía era una buena manera para liberar sus pensamientos, aunque más que poesía trazaba palabras al azar y luego las conectaba, mientras en su mente los recuerdos hacían lo mismo: su madre, Gema, Addison, Melissa... y ahí se detuvo otra vez.

¿Cómo podía pensar en ella sin conocerla?

Volvió a abrir el navegador teniendo en mente que no le atraían los hombres. Al menos de eso se medio-convenció. Sabía que era lo único que la haría pensar en otra cosa.

Trató de buscar la misma foto que aceleró su corazón y su respiración. Cuando la encontró, volvió a percibir esa sensación de mil caricias en la piel, y no dudó en descargar la imagen en su teléfono.

De alguna manera, esta vez lo aceptó.

Hizo el intento de dibujarla en su cuaderno de poesía. Trazó su cabello al movimiento del viento, su silueta de grafito, pintó su bikini y terminó en su rostro. Aunque no le quedó nada parecido era una caricatura encantadora.

Luego intentó desnudarla: comenzó a borrar el bikini para dejar su...

—¿Hija, tardarás mucho? —Su madre golpeó la puerta tres veces al hablar—. Ya llegó la comida.

Lilian sujetó su cabeza y presionó sus ojos con vergüenza. Se había olvidado por un instante que tenía que ver una película con ella.

—Sí, me estoy peinando.

Cerró su cuaderno con más rapidez que nunca y corrió a buscar su secador de pelo para comenzar a hacer ruido con él.

Después de unos minutos fue a ayudar a su mamá. Desplegó el sofá y se llevó mantas para acostarse en la sala. Iván se recostó en el sofá de al lado para hacerles compañía y robar un poco de pizza. Ya que no todas las noches tenían la oportunidad de cenar algo así.

Sin darse cuenta, en algún momento de la noche se durmió abrazada a su madre.

Sin darse cuenta, en algún momento de la noche se durmió abrazada a su madre

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
El silencio de las Mariposas | GL | +18Where stories live. Discover now