1. ¿Te gustan las mujeres?

Start from the beginning
                                    

Cuando salió al exterior, se encontró a los más favorecidos burlándose de los miedos de los demás. Tal vez porque nunca lo habían experimentado en carne propia. "Exagerado" era lo más amable que podía escuchar hacia los homicidios. Nunca hubiera imaginado que esto la haría sentir excluida.

Y ser excluida la llevó a estar en compañía de lo que siempre había querido ignorar: su memoria.

Aquella noche que acabó con su niñez.

Lo peor era cuando la fecha fatídica estaba próxima. Ni siquiera lograba pensar con claridad: la tristeza carcomía cada fibra de su ser, y la obligaba a quedarse tendida en cama todo el día.

Sus ojos se cristalizaban, pero las lágrimas eran incapaces de salir. Sentía que se había quedado congelada y no lograba avanzar. Todas las mañanas cercanas se repetían... parecían infinitas.

Se sentía apresada en su propia rutina.

—Lili, ya está tu desayuno. —Su hermano habló detrás de la puerta—. Mamá no quiere que te quedes en cama como ayer. Dijo que vas a ir a atender la cafetería hoy. Lo siento, pero tu remplazo se enfermó.

—Ya voy —respondió soñolienta, o eso fingió. No quería que noten que llevaba horas mirando el techo.

Cuando sintió que su hermano se alejó lo suficiente de la puerta, caminó al baño para darse una ducha. Pero al comenzar a quitarse la ropa se quedó congelada una vez más mirándose en el espejo.

No podía dejar de observar su largo cabello lacio y sus facciones.

Desearía no parecerse tanto a su madre, así no la recordaría cada vez que ve su rostro reflejado. Desearía haber hecho algo para que ella y su hermana siguieran ahí. Vivas, como ella. Por lo menos llamar a la policía.

Pero, en ese entonces, era una niña atrapada en un ropero con mucho miedo a salir.

Después de ducharse eligió una de sus remeras ajustadas favoritas: una violeta que dejaba su espalda descubierta en forma de mariposa. Sobre ella se puso su campera de cuero preferida.

Desayunó en silencio asintiendo a todo lo que Iván le decía. Amaba a su hermano como a nada en el mundo, y esta vez no quería contradecirle. Él era un trabajador en el gobierno, y ella... estaba un poco en contra de eso.

Iván la acercó en su auto a la cafetería porque le quedaba de camino. El Ministerio estaba en el centro del sector y solo debía seguir derecho después de dejarla. Lilian se acomodó la mochila y volteó para regalarle un beso con la mano antes de que el auto arranque.

Cuando entró a la cafetería por la puerta trasera, notó a todos alborotados. El televisor de la cocina estaba en su máximo volumen y se podía sentir calor en el ambiente. Lilian se hizo paso para saludar a la mayoría mientras se acomodaba en un asiento vacío.

El periodista tenía detrás una multitud con carteles. Se podía notar en su rostro la emoción que sentía en la piel. Al parecer apoyaba a los rebeldes.

—A solo diez días de Año Nuevo, diez días del nuevo aniversario de la caída del Jardín de los deseos, del famoso Jardín de la lluvia de estrellas; cuando ya no esperábamos otra protesta este mes, los habitantes de las cuatro ciudades es se reunieron frente al Ministerio. Esta vez no lo harán por un día como venían haciéndolo...

El silencio de las Mariposas | GL | +18Where stories live. Discover now