Capítulo 4

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Si tiempo atrás le hablaban acerca de sentir deseo por acariciar la piel de su mejor amigo, acusaría de desquiciado a quien lo haya insinuado. Y luego se le reiría en la cara... O quizá antes.

Pero actualmente Harry estaba entre sus piernas, con la espalda en su pecho, visiblemente relajado sobre el cómodo colchón de su cama.

Parecía de lo más entretenido comentando un partido de fútbol americano, lo que para él era sinónimo de aburrimiento. Prefería el fútbol, ver rodar la pelota y gritar gol.

Llegó a la conclusión de que el disgusto hacia el deporte y el no tan inocente pedido de Harry eran los causantes de aquel interés por deslizar sus dedos sobre la pequeña porción de abdomen que la camiseta del rizado había dejado al descubierto.

Alejó la mano tres veces seguidas, maldiciéndose luego al no poder evitar volverla a levantar.

Se dijo que era un deber. Era su mejor amigo y haría cualquier cosa por él, incluso darle experiencia en su cotidiano ambiente de las relaciones no formales.

Era un juego. Con aquella idea en mente dejó que su brazo descendiera y se colocase sobre el lado izquierdo de la suave cadera.

Harry se tensó. 

Louis realizó un círculo con su dedo índice intentando relajar su cuerpo. Sonrió cuando Harry dejó caer el mando a distancia que segundos antes sostenía en su mano derecha.

Se atrevió a presionar su palma completa y prosiguió corriendo la punta de sus dedos por el pálido vientre. Delineó el borde de sus apretados jeans, admirando desde su altura el movimiento de Harry al morder su labio inferior. 

Notó lo erizado de su piel al atreverse a sumergirse bajo la camiseta, recorriendo más allá del estómago.

La calidez y sedosidad lo estaban abrumando, necesitaba más. Sin embargo, no estaba seguro de poder seguir en el familiar entorno de su habitación.

-         H -murmuró.

-         ¿Mm? 

-         ¿Qué tal si salimos?

Harry elevó el rostro para observarlo. Serpenteó una vez más sus dedos siendo testigo del rosado rubor que obligó al rizado a mirarlo a través de sus pestañas mientras fracasaba en ocultar sus mejillas.

-         C-claro.

Estaba seguro que era una buena idea. Estarían rodeados de oscuridad, lo cual le brindaba aliento para sentir su cuerpo sin percatarse de que era Harry a quien estaba tocando. Y de paso culparía al ambiente acalorado a su alrededor por incentivar sus actos. 

Claro que no contaba con las hambrientas miradas sobre su amigo.

Harry lucía tan etéreo y fuera de lugar dentro de aquel bar de mala muerte que despertaba todo tipo de escrutinios por parte de unos cuantos hombres. 

Caminó hasta él entre gruñidos, ejerciendo más fuerza de la necesaria sobre la botella de cerveza en su mano. Envolvió su cintura desde atrás, lo presionó hacia su cuerpo y esperó ser todo menos amable al enfrentar los lujuriosos pares de ojos que escaneaban a Harry. 

-         Cariño, no puedes simplemente pararte aquí y mordisquear tu labio. 

-         Lo siento, no sabía que era algo malo. 

No lo notaba, él simplemente no era consciente de lo atractivo que se veía.

-         Descuida, ya lo sabes -bebió un largo trago antes de depositar la botella en manos de Harry.

Lo mantuvo de espaldas a él, meció ambas caderas con cuidado y se apoderó de su abdomen por segunda vez en la noche.

Hundió el rostro en el cuello ajeno e inhaló el aroma dulzón de su perfume antes de depositar sus labios allí. Se limitó a rozar con su boca antes de intensificar con una succión y raspar usando los dientes. Estaría orgulloso de la aureola color morada que se haría visible al día siguiente. Alivió el escozor con la lengua, ganándose un ronco gemido.

No estaba al tanto de lo elevado que su mano había ido hasta que sintió a Harry vibrar ante el roce en uno de sus pezones.

Lo giró hacia él con ansiedad mientras le permitía a su mano vagar ahora por su acalorada espalda.

Se aproximó extasiado, ignorando el alarmante movimiento del rizado.

-         Lou, Lou -exclamó-, no debes besarme.

Capturó su mandíbula, fingiendo que ese era su destino en primer lugar. Porque él no había deseado darle un beso, en lo absoluto. Besar a Harry sería ir más allá de los límites, olvidarse que todo aquello era un trato y allí terminaba.

No obstante eso, podía ver algo más en las inquietas orbes verdosas. Recordaba aquel día en el que un soñador Harry le confesaba no haber sido besado nunca, explicando que guardaba sus labios para alguien "especial".

También asumía que hacerlo conllevaría a futuras complicaciones en su amistad.

No iba a preocuparse. Después de todo, él no quería un beso.

-         Tranquilo, no lo olvido.

Aprisionó con fuerza su cadera y frotó sus cuerpos juntos mientras volvía a mordisquear su cuello. Se hallaba plenamente al tanto del gran problema que debería resolver una vez se encontrara solo en casa. 

----- xx ----- 

Hola! No me gusta mucho esto de escribir aquí, pero quería decirles gracias a quienes desearon que mejorara. Falleció una de mis mascotas frente a mí, tan pequeño entre mis manos y yo sin poder hacer nada, quizá para algunos suene estúpido y a otros ni les interese, pero para mí mis mascotas significan demasiado y ha sido realmente horrible... En fin, ese era el motivo de mi depresión, por si a alguien le interesaba. 

En cuanto al capítulo, es extremadamente corto y a mi criterio vacío, sin embargo, fue necesario para el resto de la historia. Um, eso, gracias a quienes leen y comentan. :) xx 

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