32. El obstinado Churchill

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240118 - La cita era clara. El sitio, el día, la hora y la película. Y a todo esto, lo único que puedo decir es que yo lo eché a perder.

Si me hubiera quedado callado, si hubiera mentido y dicho:
<<estoy bien, sólo estaba un poco cansado>> seguramente hoy hubiésemos pasado tiempo juntos. Pero tengo varias cosas en las cuales meditaba, necesito escribirlas.

Mientras hacía fila para las palomitas, veía parejas, veía gente, pero en realidad aquel lugar se sentía vacío. En esa misma fila estábamos los dos, chanceando, riendo, hablando, haciéndonos compañía. Te extrañé muchísimo. Cuando tomé asiento, te extrañé aún más. Pero una idea sobrevino a mi cabeza que me dio por un instante tranquilidad. Es mejor estar solo allí, que estar con él sintiéndome impotente, fingiendo que no me importa, fingiendo una amistad que para mi es amor, amor de amantes.

No tiene sentido vivir fingiendo. Muero de ganas de estar contigo, pero no como amigo, no solamente así. Mientras miraba la pantalla, la sensación de tus besos eran tan fuertes que me conmovían ¿cuando olvidare tus labios? Así, por un momento supe que había hecho bien. Todo estaba claro.

Churchill me enseñó, o más bien me ayudo a identificar algo fundamental: hay que tomar acción. Churchill no podía concebir sucumbir ante el tirano, ante ese bruto dictador que atropellaba a Europa. Sus más cercanos colaboradores lo inducían a firmar La Paz...
<< no se puede negociar con el tigre cuando tiene nuestra cabeza en su boca>> decía.
<<si morimos, que sea luchando en el campo...>> afirmaba.
Eran momentos en los que flaquear era comprensivo. Inglaterra a punto de ser invadida. Todos desconfiaban de él. Él mismo dudaba.

La gente común lo hizo recapacitar, lo hizo entender que no vale la pena si se pierde la soberanía. Que no vale la pena hacer La Paz con un dictador y tirano.

Así yo no podía seguir decidiendo esconder de ti lo que siento. La acción debe ejecutarse. Ser obstinado trae beneficios. Ante todo pronóstico, Churchill se sentó en la silla de los victoriosos. Yo, aunque melancólico, siento que debió ser así. Todo está claro.

Puede que tu, amado mío, estés confundido... yo no. Te amo. Y así tú no lo hagas, no me importa ya. Lo dije, te lo demostré, te lo grité en medio de lágrimas. Sencillamente si mi corazón no te conquistó, no eras la persona correcta.

Ya sanaré, ya diré qué pasó y quién sabe, ya encontraré a alguien que lo acepte, que no se confunda, que me ame. Desde el fondo de mi ser, espero que seas tú, que aclares tu mente, que tu beso apasionado sea el comienzo de entender que soy el indicado, que haya nacido amor en tu interior, si no fue así, de igual manera fue algo hermoso y memorable. Gracias.

Es sólo un diario de un Chico enamoradoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon