Rendirse nunca

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Jongup escuchó los enunciados de Daehyun con atención, intentaba adivinar cuál era la verdadera de las tres frases que diría cuando el mayor soltó aquello:

«Me gustas Jongup»

Su corazón se aceleró en un ritmo que casi no podía controlar, su cuerpo tembló y sintió un cosquilleo recorrerle la columna inyectándole en su médula dosis de alegría que quería expresar con su rostro, pero la sorpresa y contrariedad eran tan grandes que ni siquiera pudo sonreír. Daehyun le estaba diciendo que gustaba de él, que le quería así como él lo hacía hacia el mayor y eso era algo que rayaba lo increíble, porque después de lo que Himchan le había dicho él ni siquiera había pensado en una posibilidad así.

Entonces todo lo que había pasado en aquel tiempo volvió a su mente como fotogramas de una película en la cual era protagonista y espectador. La noche que Daehyun entró a su cuarto y le regaló una caricia y un beso, el cómo éste reaccionaba cuando él se encontraba cerca, y lo más importante, el día en el cual el mayor pretendió robarle un beso sobre el sofá de su departamento.

Ahora todo le resultaba tan evidente que se sentía un tonto por haber ignorado todas esas caricias, esos roces, esos jugueteos y las miradas que le regalaba; en realidad había sido muy ciego.

Pero su pecho no podía colmarse de dicha, porque por una parte deseaba que todo fuese una mentira.

— ¿Y bien? ¿Cuál es la verdadera? — Había preguntado Daehyun y se había parado frente a él.

Aún mantenía las manos en los bolsillos y una sonrisa que llegaba a ser tierna, sus ojos brillaban en un sentimiento de paz pero a la vez temor.

La respuesta de Jongup le daba miedo al mayor.

— ¿Tuviste una amiga llamada Kim Seora? — La tercera no debía ser la verdadera.

Daehyun se sintió decepcionado, frunció el ceño confundido sintiendo que había sido demasiado obvio en la gran pista que le había dado para que adivinase la correcta. ¿Jongup no se había dado cuenta? ¿No era capaz de captar su indirecta tan directa?

— Ah, cerca pero no, y creo sabes que no nací en Seúl, así que solo resta una.— Animó al menor, si éste no lo había entendido no se iba a rendir, se lo quería dejar en claro; pero la expresión del rostro ajeno le hizo borrar su sonrisa.

— Hyung, no es correcto. — Jongup bajó su rostro y retomó su caminar pasando por el costado de Daehyun.

— Es mi verdad Jonguppie, me gustas desde hace un tiempo, quizá más del que creo recordar. — Dijo fuerte y claro, dándose vuelta para ver al menor de espaldas a él.

Se acercó a éste, su perfume embriagó los sentidos y sus brazos se rodearon en la cintura de Jongup por detrás, estaba siendo osado, quizá, pero aquello había funcionado para que el menor dejase de caminar. Su cuerpo temblaba asustado y tragó saliva mientras sus ojos observaban las sombras unidas bajo ellos, pero sus manos se afirmaron entrelazando sus dedos habiendo tomado más firmeza al notar que Jongup no le apartaba. Apoyó el mentón en el hombro del menor y cerró sus ojos, Jongup desviaba la mirada nervioso hacia un costado dejando su cuerpo tenso y entonces Daehyun acercó sus labios hasta la mejilla ajena, antes de depositar un beso en ésta respiró su aroma, para luego por fin besarle en aquella cariñosa zona donde se expresaba la calidez de un grato sentimiento.

Jongup cerró sus ojos con fuerza, de nuevo los suaves labios del mayor rozaban su piel haciendo que su pecho se hinchase en felicidad.

Por un momento solo permanecieron así, hasta que del otro lado de la calle se oyeron pasos y entonces Jongup recordó las palabras de Himchan, éstas resonaron en su mente como puñales en su corazón, se apresuró a separarse de Daehyun y observó a su alrededor, por suerte las personas seguían sumidas en sus mundos, la mayoría en ese mundo virtual de la pantalla de un celular.

Never give UpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora