Revelaciones de Yocasta

3.1K 73 0
                                    

(Yocasta sale de palacio)

YOCASTA: — ¿Por qué, oh desdichados, originasteis esta irreflexiva discusión? ¿No os da vergüenza ventilar cuestiones particulares estando como está sufriendo la ciudad? ¿No irás tú a palacio y tú, Creonte, a tu casa sin transformar un disgusto que no es nada en algo importante?

CREONTE: —Hermana, Edipo, tu esposo, pretende llevar a cabo decisiones terribles respecto a mí, habiendo elegido entre dos calamidades: o desterrarme de la patria o, tras hacerme prisionero, matarme.

EDIPO: —Asiento. Pues le he sorprendido, mujer, tramando contra mi persona con mañas ruines.

CREONTE: — ¡Que no sea feliz, sino que perezca maldito, si he realizado contra ti algo de lo que me imputas!

YOCASTA: — ¡Por los dioses!, Edipo, da crédito a esto, sobre todo si sientes respeto ante un juramento en nombre de los dioses y, después, también por respeto a mí y a los que están ante ti.

ESTROFA 1ª

CORO: —Obedece de grado y por prudencia, señor, te lo suplico.

EDIPO: — ¿En qué quieres que ceda?

CORO: —En respetar al que nunca antes fue necio y ahora es fuerte en virtud del juramento.

EDIPO: — ¿Sabes lo que pides?

CORIFEO: —Lo sé.

EDIPO: —Explícame qué dices.

CORO: —Que, por un rumor poco probado, nunca lances una acusación de deshonor a un pariente obligado por su propio juramento.

EDIPO: —Entérate bien ahora: cuando esto pretendes, me estás buscando la ruina o mi destierro de este país.

ESTROFA 2ª

CORO: —No, ¡por el dios primero entre todos los dioses el Sol! ¡Qué muera sin dios, sin amigos, de la peor manera, si tengo semejante pensamiento! Pero esta tierra que se consume aflige mi ánimo, desventurado, si los males que os atañen a vosotros dos se unen a los que ya había.

EDIPO: — ¡Que se vaya este, aun cuando deba yo morir irremediablemente o ser expulsado por la fuerza, deshonrado, de esta tierra! Ante tus palabras dignas de lástima me apiado, que no ante las de este. Él, en donde se encuentre, será objeto de mi aborrecimiento.

CREONTE: —Es evidente que lleno de odio cedes, y estarás molesto cuando termines de estar airado. Las naturalezas como la tuya son, con motivo, las que más se duelen de soportarse a sí mismas.

EDIPO: — ¿No me dejarás tranquilo y te irás fuera?

CREONTE: —Me voy sin que me hayas entendido, pero para estos soy el mismo.

(Se aleja)

ANTÍSTROFA 1ª

CORO: —Mujer, ¿qué estás esperando para llevarlo a palacio?

YOCASTA: —Conocer qué es lo que ocurre.

CORO: —Una oscura sospecha surgió de unas palabras, pero también me desgarra lo que puede ser injusto.

YOCASTA: — ¿Del uno y del otro?

CORIFEO: —Sí.

YOCASTA: — ¿Y cuál fue el motivo?

CORO: —Basta, me parece que es suficiente, estando atormentado el país. Que se quede el asunto allí donde cesó.

EDIPO: —Date cuenta dónde has llegado, aun siendo hombre honesto en tu intención, haciendo caso omiso y embotando mi corazón.

Edipo ReyWhere stories live. Discover now