Capítulo 3: Es culpa mía.

2.5K 51 16
                                    

*Kate*


Intentos fallidos por parte de Pattie para sacarme información de por qué me encuentro así, se han quedado en eso, en intentos, pues obviamente no puedo decir mucho. El remordimiento abunda en mi mente y la mirada que Pattie me da desde la cama no es buena, está preocupada. Fingir que no siento su mirada es lo que hago, pero realmente se siente tanto que es como si estuviera analizando mi alma y leyendo mis pensamientos.

-¿Ya me dirás qué te sucede? -volvió a preguntar. Me giré a verle con lentitud, desde el sofá.

-Nada, no me sucede nada -y yo también volví a repetir la misma respuesta.

-Sabes que puedes confiar en mi, llevamos mucho tiempo juntas, puedes decirme lo que quieras -dijo con voz paciente y tierna, ella es así, y no lo valoré. Y es que esto no trataba de confianza, sino que yo había cometido un gran error que me costaría todo.

-Nada malo, bueno... Solo que la mamá de Dania me vió y después de salir del closet ya no le agrado tanto, fue un poco grosera y me hizo sentir mal -mentí, fue lo primero que se me vino a la mente, aunque en verdad no mentí tanto, la mamá de mi amiga si me lanzó algunas miradas de odio y desprecio, que para ser sincera me importaron un cacahuate.

-Oh cariño -se bajó de la cama y caminó hacia mi, me abrazó en un intento de consolarme y me sentí peor, había cambiado todo eso por una simple calentura- debiste decirme, además tú y yo hemos soportado muchas cosas, pero juntas, y no debiste dejarlo para ti sola. Estamos juntas en esto -tomó mi manó y me dio una sonrisa cálida y reconfortante.



-Lo sé, pero no quería que a ti también te hicieran sentir mal, si de por sí no querías venir, con eso ya no me hubieras querido ver en lo que resta de la noche -las mentiras también son adictivas y aunque no quería mentir, aquí estaba, sin poder dejar de decirlas.



-A mi nada ni nadie me puede hacer sentir mal, bueno, solo tú, pero sé que jamás lo harás -se sentó a un lado de mi y recargó su cabeza en mi hombro, tranquila y confiada en que jamás la lastimaría. Mordí mi labio, aguantando las ganas de salir corriendo como una vil cobarde y lanzarme por la ventana, y es que por desgracia yo no nací con el don de tener la cabeza fría, tal vez en el momento no me paraba a pensar en lo que hacía, pero después el cargo de conciencia era tremendo.

-Bueno, a dormir -me levanté del sofá sin avisar y caminé hacia la cama- mañana iremos a la casa de mis papás y en la noche nos vamos.


-¿Mañana nos vamos? Pensé que te querías quedar unos días -y ese era el plan, pero por lo sucedido no creo que sea conveniente.

-Tengo trabajo que hacer -dije. Ella se acostó a un lado mío y cerré los ojos, fingiendo dormir, aunque terminé haciendolo.


***

Estamos en el coche, yo mirando hacia el frente y ella de copiloto, sonriendo y hablando, mi corazón está acelerado, iría a la casa en donde viví toda mi infancia y en donde la casa de enfrente es la de Maddy, solo rogaba a Dios no toparmela, no lo soportaría.


-Me gusta ir a tu casa -comentó Pattie.

-Casa de mis papás -corregí.

-Pero tú viviste ahí, es tu casa.



-Bueno, eso sí.


Y terminé la charla con ese último comentario. Llegamos a casa y ambas bajamos del auto, miré hacia el otro lado de la calle, esperando no encontrarme con ella, las manos me comenzaron a sudar y tragué saliva.



Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 22, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Alguien más| ©|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora