Capitulo 11

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Capitulo 11

 Cuando lo vio caer y desaparecer. El corazón de Lilibeth se contrajo de dolor.

Todo por su culpa.

Nunca había experimentado algo como eso. 

**

Las horas pasaron, cuando Daniel volvió abrir sus ojos. Lilibeth estaba en la orilla de su cama, completamente dormida. Al verla, algo en su interior cambio. Un extraño sentimiento emergía de las cenizas.  Estaba seguro que era por culpa de Lilibeth. La causa era simple, ella estaba ahí. Era la primera persona que lo cuidaba de tal forma, como para no dormir noche y día. Ese sentimiento era por que...

―"Ella se ha quedado a mi lado"―

Sin hacer ruido salio de su cama. Bajo hasta el comedor y salio por la puerta trasera de su casa, que daba al jardín. En dicho jardín se encuentra un pequeño estante de peces. Daniel se dirigió hasta ese estante para desahogar su frustración.

Entro en el sin importarle que estuviese con ropa y la mojara. El agua le llegaba hasta las rodillas. Vio su reflejo en el Agua y comenzó a darle manotazos. Salpicando agua de un lado a otro, los peces nadaban apresurados para resguardarse del enojo de Daniel. ―"¡Demonios por que es así!"―Se decía, mientras continuaba salpicando agua ―"Me enferma"― Por suerte era de noche, y no de día. Así nadie vería lo loco que estaba como para pelear con su propio reflejo en el agua. 

El capitán escucho unos pasos detrás de él. No necesitaba ver de reojo para saber de quien se trataba. Siguió dándole manotazos al agua, hasta que se canso de hacerlo. Se irguió, y camino hasta la orilla, donde de pie, Lilibeth estaba con una toalla en mano.

Daniel la ignoro al llegar a la orilla. Se sentó en el césped. Con el ceño fruncido y algo enojado. Lilibeth solo dio dos pasos para luego sentarse junto a él. Daniel hacia lo posible para no verla. 

―Ten―Lilibeth le ofrecía la toalla. 

―No la quiero. 

Por el rechazo, Lilibeth bajo la mirada a su falda, la acomodo un poco para poder sentarse mejor. Dejando la toalla en su regazo. Se le notaba triste. 

―No es necesario que estes a mi lado. 

Dijo Daniel sin mirarla

Lilibeth alzo la mirada y vio a Daniel. Quien a su ves también giro su cabeza para verla. Hubo un breve silencio en donde Lilibeth lo miraba con tristeza y compasión. 

Cabreado, Daniel, se giro por completo.Aun sentado. 

―¿¡Que te pasa!?―Alzo la vos―No me gusta que me vean con esa mirada llena de compasión. Lamento decirte esto pero, no me siento mal. ¡No tengo idea de lo que hice!. 

Las Hermanas de Plata Saga Eternidad IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora