Capítulo 5

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Pov's Lucifer.

(...)

Aún recuerdo cuando la vi por primera vez, sus ojos se conectaron con los míos y sonrió... Joder sonrió de la manera más tierna y aún no le había quitado la vida... Ella está desquiciada ¿Quién en su sano juicio le sonreiría a la muerte?

Camine por las calles desoladas mientras me acercaba a mi destinó, cada vez que permanecía mucho tiempo en el mundo terrenal tenía que hacer algo que la verdad no es que me guste mucho, es doloroso y humillante para mí. Subí las pequeñas escaleras de concreto para llegar a las gigantescas puerta de madera, esta iglesia era una de las más antiguas en la ciudad y no sólo eso, es la única parroquia no contaminada por el hombre, es decir. Los padres son verdaderos profetas del de arriba, el reverendo cerraba la puerta y en ese instante dentro yo.

-Lo siento hijo, pero la iglesia ya cerró podrás venir mañana- habló el padre que conozco como Vladimir.

-Lo siento por usted, está noche tendrá que hacer una excepción- contesté con burla, él entiende de quién se trata y me mira ferozmente.

-La muerte hecho hombre- contestó soltando un suspiro cansino.

-Padre, que bueno que sabe quién soy, vengo a confesarme con el padre Constantino.

Él me fulmina con la mirada y me da la espalda para terminar de cerrar las puertas, el hombre ya es de una edad bastante avanzada, traía su tónica negra como siempre y un escapulario enredado en la mano, al terminar de cerrar la puerta pasó por mí lado indicándome que lo siguiera. Los zapatos del reverendo resonaban entre la paz de la escalofriante iglesia que es demasiado antigua, pasábamos las grandes estatuas y altares.

-¿Qué fechorías vienes hacer en este mundo Lucifer?- pregunta de un momento a otro.

-Creo que eso no le interesa, pero si tanto quiere saber sólo vengó a reclamar lo que es mío- contesté con arrogancia.

-¿Qué quieres decir con eso?.

No contesté sólo sonreí y seguí caminando, los muros eran de ladrillo y el piso de mármol, no necesitaba que él me guiará de todos modos yo ya sabía donde estaba Constantino, entre por una puerta la cual guiaba a un pasillo que sólo era iluminado por antorchas. Más adelante otra puerta la cual guiaba a un altar con una cruz de cemento, y arrodillado en las almohadillas estaba él con sus manos juntas y la camándula enredada en su muñeca.

-Lucifer- habló antes de que yo pudiera articular cualquier palabra.

-Constantino- dije acercándome a él.

-Hijo, ven, ven siéntate- dijo señalando una silla a la par del altar.

-No soy su hijo- le aclaró.

-Lucifer, ante los ojos de Dios todos somos sus hijos, así se trate de la muerte- rió con burla ante sus palabras.

-En fin, vengo a confesarme.

-¿Te quedarás mucho tiempo en éste mundo?- preguntó interesado.

-Lo necesario- él asiente.

...

Después de unos minutos con el padre al fin me estaba dando mi supuesta penitencia, me tengo que confesar porque a pesar de que no mató a nadie directamente, lo hago indirectamente. Además de que también hago cosas no decentes, cuando paso mucho tiempo en éste mundo lo tengo que hacer ó el dolor será insoportable, aunque soportar este dolor por tenerla cerca no es nada, inconscientemente y sin saberlo me vi a mi mismo sonriendo.

-Yo pensé que la muerte no tenía el don de sonreír- me dice el padre.

-Eso es algo que no le incumbe- le digo con indiferencia.

-Lucifer, llevas años viniendo a esta iglesia siempre te confiesas conmigo en algo te he llegado a conocer.

No conteste nada, la verdad moría por preguntar muchas cosas, no recuerdo jamás haberme enamorado y no le quiero hacer daño. Todo es tan confuso, jamás quise que quedara atada a mí, en mis planes no estaba enamorarme pero se le escapó la flecha a cupido, sonrió de nuevo. Deberían ver la cara de pendejo cuando recuerdo su sonrisa, su maldita sonrisa que es más que culpable de que todo mi mundo éste de cabezas, me detengo antes de llegar a mí destino.

-¿La muerte se puede enamorar?- la pregunta salió de mi boca sin poder contenerla, él me mira minuciosamente.

-¿Sigues con el capricho hacía la niña?- preguntó.

-Ya no es una niña padre, han pasado diecinueve años- tiempo atrás le conté a él, el caso de Annia, de la niña que logró verme sin estar muerta.

-Lucifer...

-Todos tienen su pareja- le interrumpo- a su dama, hay unos que mueren por amor, otros que aman más allá de la muerte, ¿por qué yo no puedo tener una dama? La dama de los muertos.

-Escúchame bien Lucifer te prohíbo que le hagas daño a esa joven, entiendo que te sientas solo pero...

-¡Usted no entiende nada!- exclamé- usted no entiende qué es ser odiado por todos, no entiende que es caminar entre el mundo en medio de la eternidad solo, pero según usted no merezco amor por ser la muerte ¿no?- continuó con indiferencia- por ser un ser tan despreciable que arrebató la felicidad de los demás.

-Deja ese maldito capricho por esa muchacha, le harás daño.

-Usted no lo entiende padre, ella... Ella es especial, me vio y me sonrió, padre me sonrió ¿quién en su cinco sentidos le sonreiría a la muerte?.

-Estaba entre la vida y la muerte- trata de justificar los hechos.

-Puede ser, pero aún no se había muerto, ni siquiera la había tocado y ella me vio.

-Lucifer...

-No tiene caso, ya me quedo muy claro.

Sin más sigo mi camino, a pesar del mal rato pensar en ella me quitaba en mal sabor de la boca, pensar en ella me llenaba el alma de una paz no experimentada. De un éxtasis y un placer que no conocía y es que ella producía todo tipo de sensaciones en mí, en un ser tan oscuro y frío.







Hooooola chicos como están ya se que éste capítulo tenía que estar para hace tres días atrás pero es que últimamente wattpad está bien jodido les pido una disculpa y nos leemos pronto

Lucifer (editando) Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt