Sanando el corazón. [S#1]

Capitulo 14.

Más yo no soy una chica que saca conclusiones, no afirmo si son verdad o mentira porque inventan cada estupidez de mi que no me sorprendería qué inventarían de Noah, el chico popular de la preparatoria.

No escuche de que hablaban, estaba demasiado alejada como para escucharlo. Pero me moría por hacerlo.

Noah al ver que  Oliver se acercó a hablarle, tenso su mirada y apretó su mandíbula, al igual que Oliver. Ambos eran altos, del mismo vuelo, ninguno era más bajo ni el otro más alto.

Los dos son unos idiotas.

En fin, al fin y al cabo, ya no debo interesarme por ninguno de los dos.

Cambie mi ropa normal y me puse el detestable uniforme de trabajo. Al vestirme, metí mi ropa normal para cambiarme en una bolsa y tome mi móvil de mi cómoda.

Antes de comenzar a caminar, un auto rojo se postró en mi entrada. Supe fácilmente que era Kylie. Bajo el cristal y vi que estaba arreglada.

—¡Sube! —dijo quitando el seguro. No dude y me subí al coche. Cuando entre, vi que estaba lo suficiente arreglada como para saber que saldrá.

Yisus, que no haga tantas pendejadas este día.

—¿A donde vas? —Le pregunte acomodando mi gorra del trabajo.

Ella sonrió. —A tu trabajo.

Fruncí el ceño. —¿A que?

Ella sonrió aún más y se acomodó su trenza enorme con ese cabello.

—Saldré con alguien.

Peligro.

Suspire. —¿Y con quien es esta vez?

—Con un chico llamado Marco. Marco Bayers. Es un chico del equipo de Fútbol. —sonrió, y yo también le sonreí—Es guapo, muy guapo. Es divertido, y es amable. Lo ayudaré a estudiar para el examen de cálculo.

Intenté acordarme de quien era el tal Marco, pero mi mente estaba en blanco.

—No se quien es —admití—pero ojalá y te la pases bien. Y no la cagues tanto esta vez.

—Tu y yo sabemos que la voy a cagar, es un don que tengo.

—Sigo pensando que eso es tan deprimente. —le dije riendo. Nos paramos en un semáforo.

—Tu ya sabes que mi vida es deprimente y un caso perdido.

—Me sigue pareciendo deprimente.

Ella echó un suspiro ahogado y dijo una tontería para cambiar de tema. Así siempre ella intenta alejarlo, la entiendo, es algo raro.

—¿Por que te perdiste algunas clases hoy? No sabes lo horrible que fue trabajar con Bobbie Andrews en química. Ahora me odia.

Arrugue las cejas. —¿Por qué?

—Eché a perder el experimento, casi quemó el laboratorio. Suerte que Bobbie lo controlo.