El REY de la MAFIA ©1 [Completo]

10 { Visita Inesperada } ✅

Mi cabeza zumba y mi estomago cruje, abro los ojos lentamente. No logro ver nada puesto que mis ojos son cegados por la luz. Poco a poco voy estabilizandome más hasta que por fin logro sentarme. Miro a los alrededores y me hayo confundía, esta no es mi habitación.

Trato de mover las manos hasta que siento un agarre duro en una de ellas. Mikhail sostiene mi extremidad y la utiliza como si de una almohada se tratara. Sus respiraciones son lentas y pausadas por lo que es obvio que está en un profundo sueño.

Con la otra mano libre acaricio su cabeza. Mis dedos hacen una danza entre sus cabellos y mi sorpresa es tan grande al notar que este es tan suave y lizo.

Mikhail mueve la cabeza y se levanta de un solo respingón. Bosteza levemente y estira su cuerpo aliviando la carga que ha tenido durmiendo en esa mala posición.

Sus azules se conectan con los míos y poco a poco los va abriendo más y más hasta llegar a su punto. Rápidamente se pone en pie y la palma de su mano hace contacto con mi frente. Examina todo mi rostro dudoso.

— La fiebre ha bajado —dice sonriendo — aunque no logro entender porqué no te has levantado mucho antes. El medico dijo que despertarías en unos cuantos minutos, pero te has tardado un día entero.

— Estoy bien Mikhail, solo me sentía cansada...

Su ceño se frunce y sus rasgos de alivio cambian a una mueca molesta.

— ¿Cansancio eh? — dice bufando, yo asiento sonriendo.

— Si, solo eso...

— Dime, ¿Has estado comiendo bien?

¡Mierda!

— Emm, si claro... — le sonrío.

— Porque el doctor dijo claramente que no estas comiendo bien. Tu cuerpo sufrió una recaída debido a la falta de nutrientes. El resfrío no hubiera sido tan grave de no ser por la falta de una buena alimentación, así que te preguntaré de nuevo Calipso. ¿Estas comiendo bien?

Ruedo los ojos y lo miro con una mueca de disculpa.

— Tal vez me haya descuidado un poco... — admito.

Él suspira y lleva la mano a su sien.

— ¿Qué voy a hacer contigo?

— Dejame salir.

— Sabes que eso no pasará, aún no.

— ¿Por qué no?

— ¿Deja de preguntar quieres?

Lo miro fulminante y cruzo ambos brazos bajo mi pecho.

— Es ridículo, se supone que ya tenemos un trato.

— ¿De qué hablas?, el jardín es amplio y siempre eres libre de salir allí.

— ¡Lo sé pero quiero salir de esta mansión!