1. Busco a Justin Bieber.

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Revisé una vez más mi celular pero no había nada. Ninguna señal de vida de Justin.

— Vas a llegar tarde si sigues esperándolo niña.

— No es normal que me haya dejado aquí, ma. Estoy preocupada —volví a llamarle pero me mandó a buzón.

— Tal vez se le quedó el coche por ahí, no seas exagerada. Tienes 15 minutos para llegar a la escuela, ¿quieres que te lleve o vas tú sola?

— Iré caminando, gracias.

Me despedí de mamá y salí de la casa. Durante el camino a la preparatoria me puse a pensar en todas las situaciones por las que podría estar pasando Justin y sólo me angustié más, no era normal que él no pasara por mí en las mañanas.

Cuando llegué al colegio saludé a algunos chicos, busqué mis libros y libretas en el locker y me dirigí a mi salón con la esperanza de que Justin ya estuviera ahí, pero no.

No llegó ni 5 minutos después, ni cuando el timbre sonó, ni cuando la profesora llegó. Inhalé y exhalé para calmarme y decidí poner atención a la clase.

Estaba tratando de hacer la actividad que nos había dejado la profesora cuando alguien tocó a la puerta. Tenía la esperanza de que fuera mi novio.

— Licenciada, buen día —saludó la prefecta a la profesora cuando le abrió la puerta—, ¿me permite a Kalhani? La directora la necesita.

¿A ? ¿Para qué?

 Por supuesto, Kalhani —me llamó—, corre.

Me levanté sintiendo la mirada de todos mis compañeros y salí del salón.

— ¿Qué hice? —intenté bromear con la prefecta pero ella era una persona muy seria, así que sólo me observó.

— Ve a la dirección, es urgente.

Ella empezó a caminar a otro lado y yo me quedé un rato mirándola confundida para después caminar rápidamente a la dirección. En cuanto llegué, toqué la puerta transparente con mi puño y miré a la secretaria haciendome señas para pasar.

—La directora te está esperando, pasa.

Me acerqué a la puerta de madera y toqué con mis nudillos mientras la abría. Pude ver a la directora sentada en su escritorio.

— Buenos días —saludé y ella inmediatamente dejó su computadora.

— Buen día señorita Webber, tome asiento por favor —la obedecí y ella recargó sus codos en el escritorio, poniéndome más nerviosa.

— ¿Hay algún problema?

—Como usted sabrá, cada vez que un alumno está ausente, el Área de Servicios Escolares se comunica con los tutores para notificar la falta y conocer sus razones —sólo asentí y ella se acomodó en la silla—. Bien, esta mañana llamaron a la casa de la familia Bieber porque, como usted ya se habrá dado cuenta, ni el joven Justin ni Jaxon asistieron hoy.

— No sabía que Jaxon había faltado también, ¿qué pasó? ¿Contestaron? Le marqué muchas veces a Justin pero no contestó.

— Ocurrió una tragedia, señorita Webber. Y voy a pedir que se tranquilice para que pueda darle la noticia.

— ¿Qué pasó?

Sentía los latidos de mi corazón en mis oídos y la palabra tragedia se repetía mil veces en mi cabeza.

— Justin sufrió una parálisis en el cuerpo.

¿Qué?

— Está en el hospital.

No.

 Pensé que quizá usted querría acompañarlo.

— Pero... ¿cómo que una parálisis? —dije cuando al fin me volvió la respiración— ¿Por qué? ¿Qué fue lo que pasó? —sentí las lágrimas en mis ojos y mi nariz picando mientras mi pecho se apretaba.

— Jaxon no pudo decir mucho, estaba muy afectado, sólo me pidió que le avisara y me dio la dirección —alzó un folder y me extendió un post it.

Saqué mi celular e inmediatamente le marqué a mi mamá mientras me levantaba.

— ¿Hola?

— ¿Mamá?

— ¿Kal? ¿Estás llorando? ¿Qué pasó? ¿Qué te hicieron?

— Justin está en el hospital, mamá.

 ¡¿Qué?! ¿Por qué?

 Algo de una parálisis. Tengo que verlo. Ven por mí.

— Voy para allá, tranquila. ¿Con quién estás?

 La directora.

Pásamela.

Le tendí mi celular y me senté mientras empezaba a llorar más fuerte.

Al parecer le estaba pidiendo permiso para sacarme de la escuela. La directora aceptó y empezó a decirme algo mientras me regresaba el celular, pero no podía escucharla claramente. Todo era un lío en mi cabeza.

Después de varios minutos, estaba subiendo al coche de mi mamá, sin mochila, sin ganas de hablar y con el pecho apretado.

En cuanto llegamos al hospital, me bajé inmediatamente y mi mamá me ordenó adelantarme mientras ella estacionaba el coche.

— Señorita, busco a Justin Bieber —le dije a la recepcionista tratando de recuperar el aire perdido al correr por el pasillo.

— ¿Es algún familiar?

— Soy su novia.

— Espere un momento —tecleó en su computadora—. Está en la habitación 660, piso 7. Regístrese aquí, por favor —me extendió una carpeta gigante. Llené todos los datos y me fui.

Cuando me subí al elevador, le mandé todos los datos por mensaje a mi mamá mientras las lágrimas se acumulaban en mis ojos. No era posible que Justin estuviera en el hospital, menos por una parálisis. Esperaba que ya estuviera mejor porque me dolía saber que estaba hospitalizado.

En cuanto el elevador se abrió, divisé una sala de espera y la familia de Justin estaba en un sillón frente a mí.

Cuando despiertes | J.B |Where stories live. Discover now