"I love you, baby"

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N/A: La canción está aquí arriba...

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A Dongmin nunca se le cruzó por la mente clasificar su área de trabajo como divertida.

El cubículo en el que labora se encuentra pegado a el de todos los demás trabajadores que, como él, esperan tener una de aquellas bellas oficinas que podrían obtener; oficinas con aire climatizado, silla reclinable, impresora propia y una ventana con vista a la ciudad. Y, al estar todos en "competencia" por la aclamada oficina, habían olvidado el compañerismo y buena relación que deberían tener entre ellos. Hablando francamente, Dongmin apenas conocía el nombre de algunos compañeros laborales y pocas fechas de cumpleaños. No consideraba a ninguno de ellos como su amigo y, a pesar de que rondaran la misma edad, tampoco se identificaba con ninguno. Todos eran diferentes y callados, el único sonido que flotaba en el aire era el tic-tic de dedos sobre teclas y el de la impresora. Dongmin tampoco era alguien muy energético, pero la falta de alguna charla trivial o alguien con quien poder pasar el rato durante tiempo de almuerzo, era necesario y, el no tenerlo, lo estaba matando. No literalmente, pero si al nivel de que bostezara cada 5 minutos, el hecho de su falta de descanso tiene mucho que ver, pero aún más nadie que lo distraiga para que no caiga dormido sobre su computadora. Al menos, era así hasta hace una semana. Hace una semana, Moon Bin había llegado como practicante -también-.

Era joven, solo un año menor que él; con suave cabello castaño y una sonrisa genuina y brillante. Y, a pesar de que en su primer día había sido todo lo contrario, fue soltándose poco a poco hasta que fue capaz de cambiar el sentimiento de tensión y silencio que habitaba en la sala. Su actitud tan radiante, alegre, carismático, hablador y extrovertido había hecho que todos se entusiasmaran con él y, a la vez, aquella indiferencia colectiva se rompiera. Pareciera que todos eran nuevos también, ahora hablaban todo el tiempo, se oían risas, carcajadas y, extrañamente, una que otra vez su supervisor tenía que ir a pedirles que reanudaran el trabajo.

Para Dongmin, quien era un ser totalmente tímido, fue más difícil pero terminó bajo los encantos de Bin. Era viernes, casi una semana después de su llegada, Bin se acercó a él y con una sonrisa un poco tímida se presentó. Sirvió para despertarlo, después del gran bostezo que había soltado. Ambos parecieron conectar. No tenían muchos gustos en común pero sus pláticas y su interés en el otro combinaba. Y algo atraía a Bin hacia Dongmin, que los hizo volverse amigos, a volverse cercanos.  Dongmin dejó de pasar la hora de almuerzo solo y, en su lugar, llevó a Bin a los que sabia que eran los mejores restaurantes de la zona. Dejó de darle sueño en el trabajo y comenzó a compartir con Bin las razones de su falta de descanso. 

Decir que Dongmin quedó fascinado por Bin sería nada menos que la verdad, claro que no es algo que Bin deba saber; ambos se admiraban el uno al otro y era evidente en su amistad.

Con el paso del tiempo sus lazos se fortalecieron, tanto como el de Bin y Dongmin como el de los 29 otros practicantes.Practicantes que, ahora, se llevaban mucho mejor. Dongmin no podía creer que Bin hubiera hecho algo como eso con su simple presencia. ¿Donde más encontraría aquella chispa brillante, que logre que simpaticen los incapaces?

En este momento, después de 7 meses que Bin lleva asistiendo a la compañía, Dongmin se encuentra en un dilema.

Durante el pasado fin de semana, como usualmente, la pareja de amigos salieron, esta vez a un parque de diversiones. Se compraron algodón de azúcar y hot-dogs, se subieron a montañas rusas y a la rueda de la fortuna, jugaron juegos de dardos y caballos.
Tuvieron un gran tiempo, sin embargo, cuando iban de regreso a casa en el mismo taxi... "You're just too good to be true... Can't take my eyes off you..." resonó dentro del automóvil. Bin, un amante de la música -había aprendido Dogmin-, no pudo evitar cantar por lo bajo, y mirar por el rabillo del ojo a su amigo. Pero era tarde, Dongmin ya se encontraba viéndolo y se percató de la mirada. Y, como si de una coincidencia se tratase, Bin volvió a cantar "Pardon the way that I stare... There's nothing else to compare..." y a pesar de que Bin miraba hacia el frente, Dongmin estaba seguro que Bin sabía que podía oirlo y presintió que siguió cantando por esa misma razón, "The sight of you leaves me weak...There are no words left to speak...". Viajaban ya entrada la noche y en la total oscuridad Dongmin pudo jurar que las mejillas de su compañero se ponían rosadas, solo un poco y justo en el borde, la luz de la luna brilló y el cielo se lo afirmó.

"I love you, Baby"      Binwoo/AU/OSWhere stories live. Discover now