—¿Has tenido pensamientos desagradables? —Eso me hace sonreír, no entiendo por qué cuida tanto sus palabras.

—No he tenido pensamientos suicidas, Kamila.

Tuvimos esta conversación cuando comencé con los antidepresivos. Las primeras semanas, mientras el cuerpo se acostumbra al medicamento, puedes sentir un bajón que te deprime más y te lleva incluso a tener pensamientos suicidas antes de comenzar a notar una mejora. Yo lo llamo montaña rusa: bajas de repente para subir de nuevo.

—Llámame para cualquier cosa, Andy volverá del trabajo pronto, así que estarás sola por un rato nada más.

Andy es su esposo, que vive con nosotras, es un buen tipo. Trago grueso, porque estar sola me da mucho más miedo del que quiero admitir.

—Que estoy bien, ya vete.

Me jala hacia ella y me da un abrazo fuerte.

—Te quiero mucho, K.

Respondo con unas palmadas en la espalda.

—Yo también te quiero, K2.

Nos llamamos así desde pequeñas, a pesar de que ella es mucho mayor que yo y era prácticamente una adolescente cuando nací. Nuestra diferencia de edad nunca fue un problema para llevarnos bien.

La veo marcharse y me meto a mi habitación. Al escuchar la voz de Kang dando la bienvenida al programa me relajo, masticando las palomitas. El tema de esta noche es la familia.

—Creo que lo que somos como persona se define por nuestra crianza y las cosas que vemos en el día a día, mientras crecemos y se forman nuestras personalidades. —Su voz suena un poco decaída; ¿acaso es un tema que lo entristece? Si es así, ya somos dos—. ¿Ustedes qué opinan? Déjenmelo saber en sus mensajes de texto de hoy mientras escuchamos la siguiente canción.

Una palmada en mi hombro me hace abrir los ojos. Andy está frente a mí, con su traje impecable. Me quito los audífonos, dejándolos alrededor de mi cuello.

—Bienvenido —lo saludo con una sonrisa.

—Solo quería que supieras que ya estoy aquí. Sigue escuchando tu programa —dice, devolviéndome el gesto, antes de mirar su reloj—. A esta hora es tu favorito, ¿no?

Asiento y él me soba la cabeza.

—Te queda bien el rosado.

Volteo los ojos.

—Según tú y Kamila todo me queda maravilloso.

—Es porque te vemos con los ojos del amor.

Andy es un hombre muy dulce y, a pesar de que es solo unos años mayor que mi hermana, es como un padre para mí.

—El amor es ciego.

—Me has herido —dice, agarrándose el pecho con dolor fingido

—Sobrevivirás.

Se da media vuelta y se dirige a la puerta.

—Disfruta tu programa.

Cuando vuelvo a escuchar, Kang está leyendo un mensaje de los muchos que ha recibido en el programa:

—El siguiente es de una seguidora muy apasionada de nuestro programa, yo diría que es nuestra seguidora número uno: Liliana. Muchas gracias por estar siempre en sintonía. Hoy nos dice: «Me encanta lo bien que te expresas y como nos ayudas a comprender temas complejos. Sigue así». Muchas gracias por ese mensaje de apoyo, hago lo que hago por ustedes y para ustedes.

Liliana siempre presente en los mensajes, ¿no se cansa de enviarle? No sé ni por qué me molesta que lo haga. Tal vez lo que me molesta es que él le dé el título de seguidora número uno cuando hay tantas personas como yo que hemos escuchado el programa desde su comienzo. Lo que sea, no me importa. El programa alcanza su fin y lo escucho despedirse:

—No olviden seguir el programa en las redes sociales, somos Sigue mi voz en Youtube, Instagram y Twitter. Se despide, su humilde acompañante, Kang, que pasen una feliz noche; los dejo con esta canción titulada Más de ti, por la banda Sueños rotos.

Más...

It's not enough.

¿Qué pasaría si no es suficiente esto?

Si todo lo que quiero cambia,

sin importar la atención que presto...

a ti...

Para ti...

van estas dulces palabras

sin razón de ser,

sin importar la vida

o lo alto que debas caer.

No...

No es suficiente, ni hoy ni mañana,

tenerte solo en mi mente.

Quiero más, mucho más de ti.

Al escuchar el coro, me tiembla el dedo sobre la aplicación de Instagram, donde tengo una vieja cuenta que no he usado en más de un año. No sé si es todo el asunto de Liliana o la canción que suena, llenando mis oídos de curiosidad. La segunda estrofa me afecta aún más.

¿Qué pasaría si explotaran mis emociones?

Si todo lo que siento me sobrepasa,

y ya no quiero controlarme.

¿Qué pasaría si pierdo el control?

Por ti...

van estas dulces palabras

sin razón de ser,

sin importar la vida

o lo alto que debas caer.

No...

No es suficiente, ni hoy ni mañana,

tenerte solo en mi mente.

Quiero más, mucho más de ti.

Decidida, abro mi Instagram y busco la cuenta de Sigue mi voz antes de que pueda arrepentirme.


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