1. MYSTIC FALLS

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Una chica rubia cruzó el umbral de la puerta de un local en Mystic Falls. Avanzó con paso firme y seguro, como el de alguien que ya ha pisado ese suelo millones de veces, aunque ella era la primera vez que lo hacía. A su paso, la gente sentada en las mesas volteaba la cabeza para verla pero ella no parecía notarlo. Subió los escalones de madera hasta la barra y le sonrió al chico que atendía a los clientes. Se sentó en un taburete al lado de un pelinegro de ojos azules y alzó la mano.

- Un bourbon, por favor - el chico sacó un vaso, vertió el whisky y se lo dio con una servilleta.

- ¿No es un poco temprano para beber? - le preguntó el hombre a su lado y ella rió.

- ¿Qué estás bebiendo tú? - le respondió con un tono pícaro y él sonrió dándole la razón.

- Damon Salvatore - le ofreció la mano y ella las juntó, encajándolas amistosamente.

- Lizzie - contestó y bebió un poco de su vaso.

- ¿Eres nueva en Mystic Falls, verdad? No te había visto antes - Lizzie asintió - ¿De dónde vienes?

- De Londres, Inglaterra. Necesitaba un cambio de aires y encontré una oportunidad en esta ciudad.

- Pues me alegro de que hayas venido - le dijo Damon sonriendo - Este lugar necesita gente nueva.

- ¿No te gusta vivir aquí? - por su tono de voz Lizzie pensó que lo odiaba pero él negó con la cabeza.

- Al contrario, me encanta. Es sólo que hacía tiempo que quería algún cambio - le respondió con una mirada pícara y llena de segundas intenciones.

Lizzie rió, halagada.

- ¿Quieres salir de aquí? Puedo enseñarte un poco la ciudad.

Ella estuvo a punto de negarse pero luego pensó que no tenía nada mejor que hacer. Se encogió de hombros despreocupadamente.

- Pero luego me ayudarás a vaciar cajas - le dijo y él sonrió de nuevo con una expresión de triunfo.

Lizzie le dio un último sorbo a su bebida y lo siguió hasta la salida mientras la gente volteaba la cabeza de nuevo al verla pasar. Mientras abría la puerta con fuerza, Lizzie sonrió deslumbrando a los que la miraban y, haciendo sonar sus tacones en el suelo, cruzó la puerta hacia la calle.

Lizzie había pasado todo el día con Damon, quien la había llevado por toda la ciudad mientras hablaban de cosas sin importancia. Ninguno de los dos mencionó su pasado, no preguntaron nada porque para ambos era un tema complicado. Pero, aun así, encontraron temas de los que hablar sin parar durante el trayecto. Cuando llegaron a la puerta de la casa donde ella vivía, se sentaron en el porche.

- Aun tienes que ayudarme a vaciar cajas - le dijo ella divertida y Damon la miró con los ojos abiertos, sorprendido de que aun pretendiese que la ayudara.

- No soy de la clase de personas que suelen ayudar a los demás - le respondió y ella rió.

- Lo he notado cuando ese pobre chico del coche te ha pedido la dirección del ayuntamiento.

Los dos rieron a gusto y se miraron. Los ojos verdes de Lizzie conectaron con el azul hielo de los de Damon y, por un momento, su alrededor se desvaneció.

Saliendo de su burbuja, Lizzie se levantó, pasó las manos por su vestido para quitarle el polvo y le ofreció una mano para ayudarlo a levantarse. Al ver que él la rehusaba y se levantaba por sí solo, Lizzie se encogió de hombros y abrió la puerta. La dejó abierta para que él entrase pero Damon se paró en el umbral.

- No hace falta que te pares ahí - le gritó ella desde la cocina - La casa está a mi nombre.

Damon pasó lentamente una mano al otro lado del umbral y, al ver que podía pasar sin problemas, dio un paso hacia el interior de la casa. Avanzó a velocidad vampírica y cogió a Lizzie por el cuello, poniéndola contra la pared. Apretó sus dedos y venas oscuras aparecieron debajo de sus ojos, al mismo tiempo que salían sus colmillos.

- Lo sabías desde el principio - dijo enfadado pero ella ni se inmutó. Su expresión permaneció neutra, una habilidad que había adquirido tiempo atrás y que le había salvado la vida más de una vez.

- Tengo un don para estas cosas - le respondió. Cogió el brazo de Damon con fuerza y lo retiró de su cuello haciendo que él hiciera una mueca de dolor - Y no te recomiendo hacer eso de nuevo. Soy más vieja y más fuerte que tú, puedo volver a hacerlo con facilidad.

Lizzie salió de la cocina a paso ligero, cogió una caja y la abrió. Damon la siguió hasta el comedor, donde había cajas de cartón amontonadas por el suelo. Mecánicamente, la rubia empezó a sacar objetos y a colocarlos donde debía mientras el vampiro la observaba. Él, que esperaba que lo echase de su casa, no dijo nada y, poco a poco, la actitud de Lizzie volvió a ser como si nada hubiese pasado y Damon sonrió al notarlo.

Volvió a acercarse a ella por su espalda. La vampira no se movió ni un milímetro mientras notaba como él apartaba su pelo rubio de su cuello y acariciaba suavemente su piel. La hizo estremecer pero Lizzie no iba a dejar que lo notase. Dio media vuelta y lo miró fijamente a los ojos.

- No significa nada - su voz sonó firme pero su cuerpo pedía más a gritos. Había pasado demasiado tiempo sin prestarle la atención que merecía - Hay alguien más en mi vida.

- Hay alguien más en la mía - dijo él y ella asintió.

- Y otra cosa - le dijo mientras se acercaba lentamente a sus labios, sintiendo como sus respiraciones se mezclaban - Vas a hacer exactamente lo que yo diga - susurró antes de juntar sus labios en un ansioso beso.

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La Otra Mikaelson ~ Elijah MikaelsonWhere stories live. Discover now