7. NOVEDADES

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Un par de meses después, las cosas habían cambiado en Mystic Falls. En el baile de máscaras organizado por la familia Lockwood, Elena había sido secuestrada por dos vampiros que querían cambiarla por su libertad, sabiendo que Klaus, el vampiro más antiguo de la historia, la quería. En su rescate, Stefan y Damon habían conocido a Elijah, un poderoso vampiro que, desafortunadamente, había acabado con una estaca en el corazón. Esa noche, Rose les había contado sobre la existencia de la maldición del sol y la luna, un ritual antiguo que había ligado los hombres lobo a la luna y los vampiros al sol, haciéndolos esclavos. Klaus necesitaba a Elena para romper la maldición puesta en los vampiros, esclavizando para siempre a los hombres lobo. Rose estaba dispuesta a ayudar a salvar a Elena porque su hermano, Trevor, había sido asesinado por Elijah. Así que, des de hacía unas semanas, los hermanos Salvatore estaban removiendo cielo y tierra para encontrar una manera de salvar a su amada.

Pero, de todo eso, Lizzie no sabía nada. Damon, quien se había convertido en su mejor amigo, la había estado evitando y la vampira sabía que le estaba ocultando algo. Lejos de estar enfadada con el pelinegro, ese día Lizzie se levantó de la cama dispuesta a descubrir de qué se trataba.

Esos últimos días, Lizzie había estado ocupada ayudando en el instituto de Mystic Falls como ayudante en la clase de historia. Iba de un lado a otro preparando trabajos, corrigiendo redacciones, comprando material para las clases y vigilando a estudiantes. No había tenido tiempo de hablar con nadie que no fuese Alaric, el cazador de vampiros, aunque veía a Caroline, a Bonnie, a Stefan y a Elena en las clases.

Lizzie se vistió, se arregló y salió del pueblo para buscar su desayuno. Desde el principio, los otros vampiros de Mystic Falls se habían opuesto a su dieta de sangre humana pero, al final, llegaron al acuerdo de que Lizzie podía hacer lo que quisiese fuera de los límites de Mystic Falls. Una vez encontró a un candidato, bebió, le curó la herida y le borró la memoria como llevaba haciendo casi dos siglos.

Una vez con el estómago lleno, la vampira inició su regreso al pueblo. Cuando ya había pasado el cartel que anunciaba que había entrado en Mystic Falls de nuevo, se fijó en una casa en construcción. Era una mansión de tres pisos, con la fachada blanca y balcones de estilo victoriano. La puerta de entrada era alta y robusta y en el tejado había obreros montando unas grandes claraboyas. Sin saber porqué, Lizzie se paró en el camino y, como si estuviese hechizada, se quedó mirando la casa fijamente. Un desfile de recuerdos volvieron a su mente, vivencias que creía haber enterrado hacía mucho tiempo.

Era de noche. El hombre que me había rescatado de ser quemada por la luz del sol esa mañana había cumplido su promesa y había venido a buscarme. No sabía quién era, pero por alguna razón sabía que podía confiar en él. Avanzábamos los dos por el bosque en silencio. Me había prometido una nueva vida y yo había aceptado su oferta porque sabía que no podía volver con mi familia sin correr el riesgo de hacerles daño.

- ¿Cómo te llamas? - me preguntó de repente y una vez más la suavidad de su tono me sorprendió. Después de ser el juguete de dos vampiros por una semana y luego ser abandonada en las calles durante días, que me tratasen bien no era una cosa a la que estuviese acostumbrada.

- Elisabeth, señor - le respondí en voz baja.

- Las formalidades son innecesarias - me dijo y yo asentí en silencio - Aun así, tendrás que acostumbrarte a usarlas si vas a vivir entre la alta sociedad de Londres. La mayoría de humanos las consideran sumamente importantes.

Sabía que él era un vampiro porque no tenía el deseo de beber su sangre pero que hablase de su condición tan abiertamente era algo que no me esperaba. Supuse que tendría que acostumbrarme a eso.

- ¿La alta sociedad?

- Así es, querida. Claro que, antes, debemos solucionar algunas cosas como esa mirada que le has dedicado al campesino con el que nos hemos cruzado hace una hora.

Me ruboricé, avergonzada de que se hubiera dado cuenta. En ese momento me di cuenta de que era muy inteligente.

- Pero por ahora ocupémonos de lo más urgente.

Dicho eso, puso una mano en su bolsillo y sacó una pequeña joya, un anillo con una piedra azul que brillaba bajo la luz de la luna. Me lo ofreció y le miré, confusa.

- Es un anillo solar. Te protegerá de los rayos del sol, una bruja lo ha hecho esta misma mañana.

Me lo puse y una pregunta vino a mi mente.

- ¿Cómo te llamas? No sé tu nombre aun.

- Mi nombre es E...

Lizzie salió de sus pensamientos cuando oyó el claxon de un coche en la carretera y se apartó a velocidad vampírica hacia el bosque. << ¿Qué ha pasado? >>

Su teléfono sonó. Lo cogió sin mirar quién era y al instante se arrepintió. La voz de Damon se oyó por el altavoz.

- ¿Lizzie? Tenemos que vernos. Ven a mi casa, tengo que contarte algo.

- ¿Está todo bien? - preguntó la rubia preocupada por el tono en el que su mejor amigo hablaba.

- Sólo ven, por favor. ¿Dónde estás?

- Estaré allí en media hora - contestó Lizzie y cortó la llamada.

Como había prometido, la vampira llegó al hogar de los Salvatore al cabo de unos minutos. Antes de llamar a la puerta activó su oído vampírico pero no consiguió oír nada. Entró en la casa y vio a Damon en el pasillo. Él, al verla, corrió hacia donde estaba y la rodeó con sus brazos. Ella lo abrazó por unos segundos y luego se separaron.

- Menos mal que estás bien - le dijo Damon - Tengo que contarte algo, Lizzie. Los demás no quieren que sepas nada, pero estás en peligro.

La vampira frunció el ceño pero no dijo nada. Antes de que Damon pudiera añadir algo la puerta de entrada se abrió. Un vampiro de ojos café vestido de traje se encontraba en el umbral. Cuando sus ojos se posaron en Lizzie, instintivamente la vampira se llevó una mano al cuello, donde reposaba el anillo.

- Elisabeth...

La Otra Mikaelson ~ Elijah MikaelsonWhere stories live. Discover now