Hermione soltó el aire que había contenido, toda la tención que había sentido, la angustia y la aprensión le hicieron trastabillar un poco, por lo que Harry se apresuro a afianzarla con sus brazos.

-¿Podemos verlo? -Pregunto Harry adivinando el pensamiento de su amiga.

-Solo su familia.

-Soy su familia. -Contesto con voz enronquecida Hermione, pero con una seguridad que no permitiría replicas.

-Puede pasar  uno y solo unos minutos, sigue dormido, procuren no perturbarle.

La chica afirmo apenas con un movimiento de cabeza y se dirigió a la habitación que le había indicado el Medimago.

-¿Quieres que pase contigo? -Se ofreció al ver la debilidad de su amiga.

-No es necesario.

-Deberías descansar un poco y comer algo antes.

-Después, te prometo que después. -Fueron sus palabras mientras giraba con manos temblorosas el pomo de la puerta.

El cuarto estaba en penumbras y Granger entro con cuidado para no romper la tranquilidad del ambiente que lo rodeaba, la tenue luz del nuevo amanecer se colaba por la ventana y reflejaba la palidez en el rostro del durmiente muchacho.

-Draco. -Susurro su nombre mientras con pasos cortos se acercaba, cuando estuvo a su lado, se sentó a su lado admirando la pasividad de su rostro y sonrió aliviada al confirmar que en verdad estaba vivo, que respiraba a pesar de los golpes que se notaban en su rostro y los cardenales en su piel. -Todo termino. -Le dijo y comenzó a llorar de nuevo.  -Solo falta algo para ser feliz por completo, te necesito, regresa a mí. -Suplico  mientras acariciaba su rostro, mas no obtuvo respuesta alguna más que una tenue respiración.

A pesar del silencio, a pesar de la fragilidad que ahora sustentaba la vida de Draco, era un gran alivio sentir la tibieza de sus manos que acunaba con ternura entre las suyas y que besaba solo por el hecho de sentirlo.

Estaba exhausta, el peso del cansancio hacia mella en su entereza, ahora que podía respirar con cierto alivio, todo lo demás que había bloqueada se hacía presente pasando la factura, no sabía con certeza cuanto tenia sin dormir o probar alimentos y tampoco era algo que le preocupara, pero sin duda su cuerpo le hacía saber que estaba al borde del desmayo.

Como pudo, con toda la suavidad y cuidado de la que fue capaz se acomodo a su lado. No se sentía capaz de retirarse, no podía dejarlo solo en estos momentos, deseaba estar cuando abriera sus ojos, porque estaba segura que lo aria,  no importaba lo desalentador del diagnostico o las posibles secuelas, su corazón le decía que todo estaría bien, que no podía ser de otra manera.

Se dejo vencer por el sueño, escuchando la ligera respiración de Draco, arrullada  por el suave latido de su corazón a través del tacto de su piel, no se había resistido de sentir ese golpeteo en su pecho que significaba vida y había colocado su mano extendida sobre él para comprobar de todas las maneras posibles que seguía con vida, a su lado, que la cruel muerte le había otorgado el regalo de vivir un poco más.

Cuando el sueño ya comenzaba a nublar su mente acaricio sus mejillas y acomodo de nuevo sus cabellos para despejarle el rostro y le susurro al oído. - Aun en tus sueños no olvides que te amo. -roso sus labios con los suyos y cerró los ojos rindiéndose al cansancio.

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De alguna manera  la vida comenzaba a restituirle a Fedra un poco de lo que le había arrebatado, ya que estando en el cuerpo de Pansy la convertía en la última Parkinson y por tanto heredera universal  no solo de la fortuna correspondiente a su familia, si no además, la herencia concerniente a su propia familia que estaba en posesión de Vladimir y de la que se había apoderado gracias a las artimañas y ayuda por parte de Kendra.

Sanando Mis HeridasWhere stories live. Discover now