El Amor no es Siempre lo que Debe Ser

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Ese día, mientras Hermione lanzaba maldiciones contra Vladimir, tenía su cuerpo y mente plagado de emociones y sentimientos contradictorios. Había sufrido tanto a esas alturas y lo había perdido todo que ya nada parecía importarle.

Harry le acababa de dar la opción de terminar con Vladimir si eso era lo que quería, escuchaba la agitada respiración de su amigo a sus espaldas, pero se sentía incapaz de parar ese odio y esas ansias de vengarse.

Aun podía ver el cuerpo inerte de Draco, aun el ajero en su pecho le recordaba que lo había perdido y solo ese pensamiento avivaba aun mas las llamas vengativas de su sangre, sus deseos de aniquilar a quien le había arrebatado al hombre que amaba.

Lloraba aun sin emitir sonidos, lloraba su amargura y su dolor con lagrimas saladas, que no le ayudaban a aminorar ese dolor que la carcomía por dentro, posiblemente su cuerpo temblaba, pero su mano se mantenía firme con cada maldición y estaba decidida a matarle.

Detuvo entonces los crucios y busco la mirada de su enemigo quien a duras penas se mantenía consiente y respirando, pero era mucha la soberbia de Parkinson y el falso orgullo que le quedaba, que aun en el suelo herido, con el cuerpo convulsionando por el dolor infringido, sonrió con arrogancia, con esa media sonrisa altanera de saber que se salía con la suya.

Hermione apretó los dientes con fuerza al notar esa sonrisa. -Avada… -Comenzó a conjurar y Harry prefirió voltear su vista ante lo que estaba por ocurrir.  No quería ver a su mejor amiga cobrar venganza por mucho que se lo mereciera ese hombre.  

Pero por más que Harry espero escuchar la maldición, esta no llego. Fue entonces que giro de nuevo su rostro tratando de averiguar por qué se había detenido.

Granger había bajado la varita y se mantenía inmóvil con los ojos nublados por las lagrimas y el corazón encogido de tanto dolor que creía que en cualquier momento moriría.

Ella no quería vivir sintiendo esa rabia recorriendo sus venas, no quería ser ese mostruo en que la habían convertido, no deseaba cargar en su conciencia una nueva muerte, porque en el fondo sabía que Draco no quería eso para ella.

Poco le importaba su propia vida, pero honraría el recuerdo de su amado Draco de la única forma posible. No mancharía sus manos de nuevo, ella sería más que sus enemigos.

Por eso aparto la rabia que sentía, ese odio incontenible que la consumía y se dejo embargar por completo por el dolor, por la tristeza de sus pérdidas y por su sufrimiento. Fue como de golpe el dolor sustituyo a la rabia, para librarla del deseo de venganza.

-Vas a pagar, te lo prometo. -Advirtió. -Pero no será mi mano quien te facilite tus condenas.

Harry comprendió con satisfacción que no seria su amiga quien terminaría con la vida de ese asesino. Se apresuro a tomar a Vladimir para sacarlo de esa habitación.

Parkinson había perdido la sonrisa ante la declaración de Hermione, pero estaba tan  débil a causa de las maldiciones que no pudo replicar, había confiado en que Granger le ahorraría la humillación de ser juzgado y sentenciado, acababa de perder la facilidad de una rápida muerte.

-No podemos dejarlo aquí. -Susurro con la voz quebrada la castaña.

Desde la puerta Harry le contesto. -Lo llevaremos con nosotros, no te preocupes por eso.

-Solo dame unos minutos a solas, por favor. -Suplico.

-Estaremos afuera cuando estés lista nos iremos.

-Gracias. -Le dijo en voz baja mientras con cautela se acercaba al cuerpo inmóvil del rubio.

La piel de Malfoy estaba pálida y un par de heridas surcaban sus finas facciones, tenía el labio hinchado, como un golpe en el pómulo izquierdo.

Hermione se hinco a su lado y estiro su mano para tocar su mejilla, pero no se atrevió a hacerlo por miedo a contratar que ahora estaba frio como la muerte. Quería recordar su calidez, su sonrisa altanera, quería recordarlo como era y tenía miedo que al tocarlo ahora no pudiera evocar esos recuerdos.

Más no podía dejarlo así, debía   despedirse, decirle aun a pesar de que la muerte se lo hubieran arrebatado todas esas cosas que prometió que le diría.

Con el cuerpo adormecido por el dolor y la tristeza  giro el cuerpo de Draco hasta ponerlo boca arriba, no sabía con claridad si ese frio intenso que sentía estaba en sus manos o en la suave y pálida piel de Malfoy, y no quería saberlo.

Acomodo un par de mechones rebeldes de su cabello platinado y acaricio su rostro. No podía dejar de llorar, por el contrario los sollozos se volvieron más intensos y de su garganta salían gemidos de dolor y angustia.

Inclino el rostro sobre el suyo hasta pegar sus frentes y sus  lágrimas comenzaron a empapar el rostro de Draco, a derramarse por sus mejillas y su cuello, a mojar también sus ropas.

-T…tee… a…mo. -Dijo apenas entre gemidos intangibles. -Te amo. -repitió apremiante, con fervor.

Cerró los ojos aturdida de tanto dolor y acaricio sus mejillas, a ciegas busco sus labios con los suyos y se mantuvo así por un par de segundos intentando dar calor a sus labios, a su cuerpo, como si con ese beso pudiera resucitarle.

-Te amo. -Volvió a repetir sobres sus labios, con palabras agónicas, el corazón le latía desaforado y el agujero en su pecho crecía cada vez mas dejándola seca y muerta.

Y entonces paso. Abrió sus ojos y se encontró con los ojos de mercurio liquido abiertos, con unos labios temblorosos que intentaban decirle que el también la amaba.

-¡Estás vivo! -Exclamo incrédula con los ojos abiertos desmesuradamente, tomo sus manos y se las llevo a sus labios para besarlas, para después apartarlas para pedir ayuda. -¡HARRY! -Grito entre lágrimas con la voz afónica, pero sin dejar de mirarle a los ojos  y a sus delgados labios que intentaban sonreírle.

No tardo en entrar alarmado Potter, con varita en mano. -¡Que ocurre!

-¡Esta vivo! -Fue su única respuesta llena de felicidad. 

Sanando Mis HeridasМесто, где живут истории. Откройте их для себя