El castaño se dirigió al escritorio de la profesora para hacerle algunas preguntas sobre unas traducciones.

-Señorita Granger. -Le llamo la profesora y la castaña brinco con nerviosismo. -Pudiera ayudar a su compañero por favor.

-Por supuesto profesora Babbling. -Acepto y Theodore fue a sentarse en la banca a su lado

Hermione estaba todavía nerviosa y ligeramente pálida cuando el castaño se sentó a su lado. Era el único Slytherin que tomaba la clase, a decir verdad en esa materia se habían matriculado muy pocos alumnos, apenas sumaban seis contando a Granger y Nott.

-¿Cual es el problema? -Le pregunto la castaña al leer sus transcripciones, que parecían perfectas pues no encontraba ningún error.

-Creo por tu cara que ya conoces nuestro problema. -A la Gryffindor le llevo solo un par de segundos comprender lo que intentaba decirle ese muchacho. -¿Ocurrió algo que no sepa?

-No nada aun. -Dijo mas para sí misma que para Theo, recordando lo cerca que estuvo de perder el control.

-Estás segura, no te ves muy bien. -El castaño lucia en verdad preocupado.

-Todo bien, en serio, solo que con todo esto me siento un poco abrumada, pero todo saldrá bien. -Dijo tímidamente, insegura.

-De acuerdo.

-Lamento no poder ayudarte con tu traducción, creo que has hecho un trabajo estupendo. -Le alago.

-Gracias. Creo que ya debo regresar a mi lugar no sería bueno que nos vieran mucho juntos.

-Si claro entiendo. -Le dijo comprensiva, pero le toco la mano para detenerlo un segundo. -Gracias por evitarme una caída la vez pasada. -Theodore solo sonrió como respuesta y volvió a su lugar.

Granger fue a la biblioteca a penas terminaron las clases, necesitaba distraerse un poco y no encontraba un lugar mejor que ese para alejarse de la realidad que comenzaba a asfixiarla. Se sentó en una mesa apartada y comenzó a leer una vez más el libro de Historia de Hogwards.

Llevaba un poco más de una hora leyendo cuando se acerco a su mesa Luna.

-Hola Hermione.

-Hola Luna.

-¿Por qué estas preocupada? -Le pregunto de repente, desconcertando a Hermione.

-¿Cómo…? -Intento preguntar, pero se contuvo, sabiendo muy bien que Luna Lovegood era demasiado perceptiva para notarlo todo, por lo que suspiro al sentir los ojos azules de su amiga clavados en ella, no podía mentirle, no a ella, además pensándolo bien si algo llegaba a pasarle antes de que Harry y Ron se enteraran de lo que estaba pasando, alguien más debía saber que Draco y Theo estaban trabajando como espías.

-Tienes muchos naggles sobre tu cabeza. -Dijo espantando algo sobre la cabeza de Hermione, pues se había quedado callada por varios minutos, solo pensando.

-Necesito de tu ayuda Luna. -Le dijo al fin

-Lo que quieras. -Contesto con una gran sonrisa la rubia al sentirse útil.

-Debo contarte algo, pero en otro lugar, es un secreto.

Salieron juntas, pensaron que el mejor lugar seria la torre de premios anuales, lo que Hermione debía de contarle era algo muy delicado. Ya en su habitación se sentaron en la orilla de la cama para platicar con tranquilidad.

-Lo que voy a contarte es muy importante y debes prometer que guardaras el secreto, de esto depende la vida de dos personas.

-Te prometo que guardare el secreto. -Contesto firme sin dejar de verla con ese semblante tranquilo que no variaba en nada a pasar de lo tensa que se encontraba la castaña.

Sanando Mis HeridasWhere stories live. Discover now