¿Esta es mi vida perfecta?

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Draco abrió los ojos aturdido y desconcertado, hubiera creído que Hermione le interrogaría sobre lo ocurrido o que se burlaría por la crisis nerviosa que había  sufrido, sin embargo, ahí estaba sentada a un lado de su cama preparando no se qué cosas y hablándole sobre las propiedades de algún tipo de corteza que estaba utilizando. La observo con aprensión intentando encontrar algo oculto en sus palabras o quizás esperando que de un momento a otro comenzara a estallar en carcajadas.

-Es originaria de México, aunque también se puede encontrar en algunas zonas de Brasil, tiene además propiedades únicas para la regeneración y cicatrización de la piel. -Continuo hablando mientras seguía machacando la corteza.

-Pretendes que crea que eso me ayudara a no parecer un monstruo. -Hablo con voz estrangulada para después girar su cabeza para evitar la mirada de la castaña.

-Confió en que te ayudara. -Con cuidado hizo que girara su rostro para que la viera. -Entiendo cómo te sientes pero…

-Tú no entiendes nada. -Grito interrumpiéndola y con un manotazo alejo la mano que mantenía sobre  su barbilla, sus pupilas grises brillaban de indignación. -No necesito de tu compasión ni de tu ayuda. Que puede entender alguien como tu…

-Una sangre sucia como yo. -completo herida.

Draco no se detuvo a confirmarlo continua hablando, escupiendo todo el rencor que llevaba acumulado y que sentía que lo estaba ahogando. -Tu vida es perfecta. -Acuso. -Eres del bando de los buenos, de los que ganaron, ¿Qué puedes saber tu de cómo me siento? Si tu vida está muy lejos de ser el infierno que es la mía.

Hermione trago saliva con dificultad pues un nudo se había formado en su garganta, sus manos habían dejado de moverse y ahora solo lo miraba con los ojos abiertos, lo veía a los ojos y podía verse reflejada en sus pupilas aceradas.

-Tu vida es perfecta. -Repitió de nuevo. -Eres la mejor amiga del elegido, la gloria y fama  te cubren, ahora mírame, ve lo que soy y en lo que me he convertido, soy solo escoria, no pretendas que me entiendes, lo menos que necesito es tu patética compasión.  -Abatido aparto la mirada girando su rostro.

Hermione lo tomo de nuevo por la barbilla esta vez sin cuidado alguno, no le importa lastimarlo con la presión de sus dedos sobre su sensible piel, pero el rubio no se quejo y se topo con los ojos de caramelo fundido de la Gryffindor y se sobresalto al encontrar lagrimas acumuladas en ellos que se negaban a salir por completo.

-Tú eres el que no sabe de qué habla ¿Mi vida perfecta? -Interrogo temblando y presionando aun la piel de Malfoy. -Torturaron a mis padres hasta dejarlos moribundos, yo los vi morir, ni siquiera tengo el consuelo  de haberme despedido, ni siquiera se acordaban de quién era yo, murieron sin saber que tenían una hija. ¿Esa es mi vida perfecta? Esa guerra me arrebato tanto o más que a ti, sin importar a que bando pertenecía. -Lo soltó de repente y se levanto dejando en la mesa lo que llevaba entre las manos.

Hermione comenzó a caminar  por la habitación como si intentara decir palabras que se negaban a salir de su garganta. Se paró de repente en una esquina de la habitación, escondida en las sombras pues la luz de las velas no alumbraba ese rincón y cobijada por esa oscuridad tomo aire para hablar por fin.

-Te atormenta haber presenciado la muerte de inocente y no hacer nada, torturaste y lastimaste a muchos. -Dijo lentamente con voz entrecortada y Draco al escucharla abrió los ojos con sorpresa e intento incorporarse. -Pero jamás mataste a nadie. -No era una pregunta, era una afirmación.

Draco abrió la boca pero no pudo decir nada.

-Yo si mate. -Susurro y las palabras sonaron frías.

Dio un paso y la luz ilumino el rostro pálido de la castaña, sus ojos estaban oscurecidos y duros ante el recuerdo de la invocación de la maldición acecina.

-Yo levante mi varita y cegué una vida por venganza. ¿Aun crees que mi vida es perfecta? ¿Todavía crees que no te entiendo? -Pregunto y tomo de nuevo el mortero antes de sentarse a continuar con la preparación de la pasta para curar a Malfoy.

El corazón del rubio estaba acelerado, escuchar la confesión de Hermione lo dejo anonadado, no podía creer que esa mujer que tenía delante, la perfecta Granger hubiera sido capaz de matar a alguien, pero no mentía, vio en sus ojos la sombra de la muerte cuando hablaba, estaban nublados por las lagrimas pero no dejo escapar ninguna.

Malfoy acababa de comprender por fin la actitud de Granger, esa empatía que sentía cuando la  observaba sumida en sus pensamientos, con la mirada perdida y con una tristeza y dolor tan palpable que apenas podía tolerarse, así se sentía él.

-Lo siento. -Dijo apenas en un murmullo apenas audible.

-Yo también lo siento. -Contesto Hermione con la mirada apagada mientras comenzaba a colocar la pasta que había creado sobre el rostro del rubio.

Hermione no entendía por qué le había contado todo eso a Malfoy, entre todos a los que le pudo contar de sus penas, el rubio era el menos indicado, pero lo había hecho sin detenerse a pensar, solo exploto ante las acusaciones del chico y no paró hasta confesar su crimen.

Cuando termino recogió todo y salió de la habitación de Draco, necesitaba la soledad de su propia habitación para tranquilizarse un poco y sopesar todo lo ocurrido.

Sanando Mis HeridasWhere stories live. Discover now